Puisqu’il le faut


Paul Eluard (1895-1952)

Dans le lit plein ton corps se simplifie
Sexe liquide univers de liqueur
Liant des flots qui sont autant de corps
Entiers complets de la nuque aux talons
Grappe sans peau grappe-mère en travail
Grappe servile et luisante de sang
Entre les seins les cuisses et les fesses
Régentant l’ombre et creusant la chaleur
Lèvre étendue à l’horizon du lit
Sans une éponge pour happer la nuit
Et sans sommeil pour imiter la mort.

Frapper la femme monstre de sagesse
Captiver l’homme à force de patience
Doucer la femme pour éteindre l’homme
Tout contrefaire afin de tout réduire
Autant rêver d’être seul et aveugle.

Je n’ai de cœur qu’en mon front douloureux.

L’après-midi nous attendions l’orage
Il éclatait lorsque la nuit tombait
Et les abeilles saccageaient la ruche
Puis de nos mains tremblantes maladroites
Nous allumions par habitude un feu
La nuit tournait autour de sa prunelle
Et nous disions je t’aime pour y voir.

Le temps comblé la langue au tiers parfum
Se retenait au bord de chaque bouche
Comme un mourant au bord de son salut
Jouer jouir n’était plus enlacés
Du sol montait un corps bien terre à terre
L’ordre gagnait et le désir pesait
Branche maîtresse n’aimait plus le vent

Par la faute d’un corps sourd
Par la faute d’un corps mort
D’un corps injuste et dément.

Anca Cernoschi

Ya que es necesario

En el lecho tu cuerpo se simplifica
Sexo líquido universo de licor
Atando ondas que son otros cuerpos
Enteros completos de la nuca al talón
Racimo ya sin piel racimo central
Racimo servil brillante de sangre
Entre las distintas partes de tu cuerpo
Dirigiendo la sombra ahuecando el calor
Labio extendido en el confín del lecho
Sin una esponja en que chupar la noche
Y sin sueño para imitar la muerte

Golpear a la mujer monstruo de pudor
Cautivar al hombre con mucha paciencia
Suavizar la mujer para extinguir al hombre
Disfrazar todo para reducir todo
Mejor soñar con estar solo y ciego

No tengo corazón más que mi frente rota.

A la tarde esperábamos tormenta
Estallaba cuando caía la noche
Las abejas saqueaban la colmena
Luego con manos trémulas torpes
Por costumbre encendíamos un fuego

La noche giraba en torno a su pupila
Decíamos te quiero para poder ver

Colorado el tiempo
La lengua en el tercer perfume
Se detenía en la frontera de cada boca
Como un moribundo al borde de su salvación
Jugar gozar ya no estaban enlazados
Subía del suelo un cuerpo a ras de tierra
El orden vencía y el deseo pesaba
Rama central no amaba más al viento

Por culpa de un cuerpo sordo
Por culpa de un cuerpo muerto
De un cuerpo injusto y demente,

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Acerca de Ser Social

Simplemente un ser social. Economista y PhD en Management Sciences. Intento comprender a las personas y sus interacciones en la sociedad. Creo que "La práctica sin la teoría es ciega y la teoría sin práctica es estéril" (Kant, 1793).

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