Caminando por le Champ de Mars en París, me encontré con este personaje que bajo el cielo gris de la ciudad luz, parece sufrir todos los dolores de la humanidad, lo que contrasta con la actitud serena del ave.
La verdad aísla; no importa: nada más solitario que las cumbres, ni más luminoso que los rayos del sol (MGP, 1888)
eL ave no ha de sentir nada pues fue su instinto la que lA puso en ese momento, nI el marmol con forma de hombre, pero lo que representan es mas que una simple imagen, un equilibrio honmbre- naturaleza,
es mas que su deshumanizacion: ES LA VERDADERA CONDICióN DEL HOMBRE…sin embargo el ya esta cansado y pronto despertará.