Foreign Affairs Latinoamérica – ¿Qué son los narcojuniors?
José Luis Montenegro – Cada día le añado nuevos elementos a la definición de “narcojunior”. En general, es un grupo de personajes, de menos de 35 años, que están incursionando en el mercado de las drogas mediante el liderazgo de las cúpulas de los cárteles, pero por medio de la herencia. Hay que recordar que, en el caso del cártel de Sinaloa, es un negocio familiar, es una dinastía que ha operado durante muchos años en México y que tiene el control territorial de por lo menos 19 de los 32 estados. En ese sentido, los narcojuniors son chavos que quieren adquirir más poder dentro de la organización, posicionándose en el mercado de la venta de drogas, para convertirse en piezas clave del negocio. Además, como el cártel de Sinaloa está incursionando en regiones como África y el norte de Europa, están adquiriendo una mejor preparación, incluso algunos con estudios en Administración de Empresas y Negocios Internacionales, para poder tener un mayor control de los negocios ilícitos. En síntesis, podríamos decir que estos son los narcojuniors.
FAL – ¿Por qué escribir sobre ellos ahora que todavía no tienen posiciones cupulares dentro de las organizaciones criminales?
JLM – Porque se van a empoderar más. Hay que partir de la idea de que Jesús Alfredo, Iván Archivaldo y Giselle Guzmán Salazar, los 3 hijos de Joaquín El Chapo Guzmán, así como Ovidio Guzmán López, son individuos que están en una posición privilegiada, pues saben que tienen un imperio detrás y que no les va a hacer falta nada, por toda la gente que trabaja para su “papi”. Sin duda, esto los respalda.
Además, es necesario hablar de los narcojuniors porque son personas que están a la vista de todos, principalmente en las redes sociales. Utilizan Twitter, Facebook e Instagram, y rifan camionetas para ganar seguidores o para generar simpatía con su núcleo de seguidores. También publican imágenes en las que exhiben sus lujos, sus armas y a sus mujeres, incluso publican fotografías de mujeres a las que les firman los glúteos con el nombre de “Guzmán Salazar” para imponer su poder.
Tenemos a este tipo de personajes que se están empoderando a la vista de todos y nadie quiere hacer caso de que están ahí. Aun cuando en México existe una ciberpolicía que dice estar tan preparada, no los han capturado. Incluso, estos narcotraficantes utilizan las plataformas digitales para intercambiar sus números de radio y hasta sus ubicaciones, y no pasa nada. Sin duda, nos encontramos con la impunidad, pero ahora de manera digital.
FAL – Aseguras que los hijos de estos grandes capos cuentan con el respaldo no solo de los papás, sino de toda la organización criminal. ¿Esto significa que, por el simple hecho de ser hijos de quienes son, su destino está marcado? ¿El apellido les impone?
JLM – Me gustaría saber si a alguno de ellos no le gusta el dinero, porque ellos han demostrado que sí, al grado de que algunos incursionan en el mercado de las drogas desde chiquitos. Por ejemplo, creo queEl Chapo Guzmán, cuando tenía 5 o 6 años, era llevado a la sierra de Badiraguato, Sinaloa, para trabajar en la pizca de amapola y de marihuana. Desgraciadamente, no he visto o no se conoce la historia del hijo de algún narcotraficante que se haya convertido en empresario. Entonces, si tienes al alcance esa zona de confort para no salir del narcotráfico, pues qué más da. Al contrario, eso es lo que te da poder, mujeres, lujos y la oportunidad de exhibirlos en las redes sociales.
Sin embargo, a pesar de que se exhiben, de alguna manera siguen en el anonimato. Según ellos tratan de imponer el terror por medio de la exposición mediática que generan en sus redes sociales. Siempre recuerdo las palabras de Pablo Escobar: prefiero una tumba en Colombia que una cárcel en Estados Unidos. Escobar le tenía miedo a la extradición y creo que los narcotraficantes mexicanos prefieren vivir 10 años como reyes a vivir 100 años como esclavos. En este momento han de estar tomando un Buchanan´s y han de estar departiendo con 3 o 4 mujeres, y no creo que quieran dejar de hacerlo. Justo esto es lo que busco con Narcojuniors: retratar la esencia de los hijos de los grandes capos por medio de este despilfarro.
Además, el exhibirse de esta manera, es una burla porque, si bien están presentes en las redes sociales, ¿por qué no los han atrapado? Tenemos en el mundo a organizaciones tan poderosas que pueden filtrar información y saber de qué estamos hablando en este mismo momento, pero a ellos no pueden ubicarlos y detenerlos.
FAL – Hablas de este estereotipo del narcotraficante, rodeado de lujos, mujeres y excesos, que ellos mismos han creado y que tiene cada vez mayor auge y aceptación no solo en México, sino también en Centroamérica, en Sudamérica y en Estados Unidos. En ese sentido, ¿qué efecto tiene la narcocultura para que esta imagen se extienda cada vez más?
JLM – Quise iniciar cada capítulo de mi libro con un fragmento de algún narcocorrido que, dicho de paso, son horriblemente pegajosos. En lugar de pensar que estas canciones hablan, por ejemplo, de Dámaso López Núñez —el nuevo heredero del poder criminal del cartel de Sinaloa—, son tan pegajosas que se hacen muy populares, al grado de que Dámaso, la canción de Gerardo Ortiz, ganó un Premio Lo Nuestro. Esto nos muestra que la narcocultura sigue penetrando los núcleos sociales, sobre todo en México, porque se ve como algo válido.
Por otra parte, si vemos en la televisión la serie de El Señor de los Cielos, la gente se entusiasma porque al personaje principal no le pasa nada y, aunque al final se vaya a morir, tuvo lujos y mujeres, construyó una que otra escuela y algunas casas, y eso lo convierte en héroe. En ese sentido, venden la idea de que este sujeto triunfó sin necesidad de estudiar para fundar algún negocio y la gente termina diciendo “prefiero tener 30 mujeres, 5 carros y matar a 10 cabrones que tener que sacrificarme toda la vida”.
FAL – En ese sentido, ¿consideras que Narcojuniors. Los herederos del poder criminal forma parte de la narcocultura?
JLM – Me decían que sin la apología del narco, sin que la narcocultura esté tan incrustada en México, mi libro no serviría. Esto es verdad, pero también es una forma de ver cómo estos personajes se han ido empoderando. Por otro lado, aunque el libro genere morbo, también espero que genere conciencia de que tan presentes están en nuestra sociedad y en las plataformas que utilizamos para exigir que se detengan.
No se trata de que seamos explosivos, pero es contenido que no debería estar en las redes, porque sí existe una regulación. Por ejemplo, en Facebook te pueden bloquear una foto porque sales en un traje de baño sugerente o material que es considerado como pornografía infantil, pero lo que suben los narcojuniors no lo bloquean. Entonces las plataformas también tienen algo de hipocresía porque no ven bien los contenidos que estos personajes están publicando. No es necesario llegar al extremo de China donde se bloquea por un problema de libertad de expresión, pero si es necesario que sean congruentes.
Si bien el libro pertenece también a esta narcocultura, al grado de que pueda fomentar de manera directa o indirecta las actividades criminales de los narcojuniors, el verdadero objetivo es exponer para prevenir. Este libro es una demanda social de algo que nos está haciendo tanto daño y que vemos con el número de muertos y de desaparecidos en esta guerra contra el narcotráfico.
FAL – Investigar temas sobre narcotráfico y tener contacto directo con los líderes de los cárteles es complicado o casi imposible. Con un método innovador, te acercaste a estos personajes por medio de sus cuentas de Twitter para entrevistarlos y conocerlos mejor. Sin embargo, al ocultarse detrás de una red social, ¿cómo se puede corroborar la veracidad, no solo de la información, sino del interlocutor?
JLM – Yo decía en broma que es muy difícil que si El Chapo tuviera una cuenta de Twitter se la verificaran como a Lady Gaga o a Britney Spears. Por este motivo es que utilicé tres métodos para cerciorarme de que las cuentas eran reales. El primero consistí en saber la temporalidad de la cuentas. Muchas se manejaban a partir de 2010 y aún siguen activas, y veía qué tanta actividad tenían y en qué periodos.
El segundo era la geolocalización. Estos sujetos no son tan inteligentes como parecen porque subieron fotografías de ellos en fiestas en Las Vegas, Nevada, y activaban la ubicación —o se les activaba pordefault— y en el tuit se marcaba justo el lugar en el que se encontraban. Parecía una broma de mal gusto, porque no ves pistolas en un hotel como el MGM Grand de Las Vegas, durante la pelea de Saúl El Canelo Álvarez contra Floyd Mayweather, donde se encontraban estos personajes y hasta se tomaban fotos con el boxeador mexicano. Además, muchos tuiteaban desde Baja California, Durango, Chihuahua o Sinaloa, estados donde opera el cártel de Sinaloa.
El tercer filtro para verificar la autenticidad de los perfiles era la vinculación de las cuentas. Por ejemplo, si José Rodrigo Aréchiga Gamboa, El Chino Antrax, publicaba una imagen en Instagram y se publicaba al mismo tiempo en Twitter y en Facebook, entonces tenía vinculadas todas sus cuentas y los demás usuarios tenían acceso a ellas. Además, era como una red que se extendía entre los capos: publicaban comentarios, fotografías, números de radio, y todo en tiempo real. Incluso sus publicaciones coincidían con noticias que se reportaban en ese preciso momento.
Otro ejemplo se dio durante una fiesta organizada para celebrar que Rafael Caro Quintero había salido de la cárcel. En esa ocasión, Eliseo Castro, El Imperial, uno de los socios de Ismael El Mayo Zambada, publicó en su cuenta de Twitter (@Cheyooeliseo) una fotografía con los hijos de El Chapo Guzmán, acompañada del mensaje “fiesta privada con los Caro y Guzmán Imperial”. Y no solo publican las imágenes, sino que también se triangulan las cuentas. Entonces, esos tres factores —la vinculación de las cuentas por medio de Twitter, Instagram y Facebook, la temporalidad de las mismas, que se abrieron entre 2010 y 2015, y la geolocalización de los mensajes— me llevaron a dar con estos personajes que culminaron en entrevistas.
FAL – Si son personajes que tienen tantos seguidores en las redes sociales, como Jesús Alfredo Guzmán que en su cuenta de Twitter (@AlfreditoGuzma) tiene más de 126 000 seguidores, y además son protagonistas de corridos y son admirados por un cada vez más amplio sector de la sociedad, ¿por qué afirmas que “no se esconden de nadie, más bien nadie los quiere ver”? ¿Por qué no hemos querido verlos?
JLM – Es un hecho que estos personajes están muy presentes en tu colonia, en tu municipio, en tu estado, y son los que podrían dictar quién va a ser el próximo presidente, como ocurrió en una localidad de Sinaloa, donde se postuló un narcotraficante y, como José López Portillo, fue electo porque era el único candidato. Entonces, nadie los quiere ver porque hay pactos, porque todo se maneja por medio de la misma corrupción ancestral que impera en este país. Sin duda, mientras el narcotráfico siga dejando esa derrama económica, los alcaldes, los presidentes municipales, los gobernadores y todos sus achichincles, van a hacer como que no los ven.
FAL – ¿Por qué si son tan visibles, si presumen sus viajes, sus reuniones y sus ubicaciones incluso en el extranjero, no se utiliza esta información para capturarlos, sobre todo cuando se encuentran fuera de México? ¿Qué tan difícil sería valerse de estas mismas redes sociales, que ellos mismos utilizan para la ostentación, para capturarlos?
JLM – Sin duda, las autoridades internacionales deberían de actuar, porque si no actúan son cómplices, no hay de otra. Esto también afecta a Estados Unidos, porque tampoco allá los han atrapado, pues también ahí hay un negocio que mantener. No creo que solamente México sea corrupto: también existen otros países que los están auspiciando. En ese sentido, no puedo creer que Estados Unidos sea el país que demanda la droga en el mundo y que no haya detenciones de grandes capos en su territorio. También, creo que es un juego de tensiones: si el elemento ya no te sirve, si está haciendo mucho ruido y afecta los negocios, entonces actúo. En el caso particular de México, al principio del libro narro que si bien no se ha monopolizado el poder de las drogas, con el regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al poder, por lo menos sí va a existir un reacomodo en las células criminales y ya lo estamos viendo. Están debilitando a todas las células, menos al cártel de Sinaloa. ¿Por qué? Esa es la pregunta.
FAL – En este panorama político y dentro de las mismas organizaciones criminales, ¿qué significa la fuga de El Chapo del penal del Altiplano?
JLM – Significa que el aparato del Estado no funciona porque está coartado en todas sus ramas por el narcotráfico, principalmente por el cártel de Sinaloa. La fuga de El Chapo, con todos sus dimes y diretes, no refleja más que una complicidad compartida, más que una omisión gubernamental. Además, demuestras la contrainteligencia criminal que se puso en práctica desde la detención de Guzmán, como lo indican los recientes documentos de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), al preparar un plan de rescate en complicidad con las autoridades, el cual estuvo a cargo de Ismael El Mayo Zambada y demás operadores del cártel, específicamente los dos hijos más fuertes y dominantes dentro de esta célula criminal, a los que yo denomino en mi libro los narcojuniors: Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar. Al final, esto resultó ser una burla, una cachetada con guante blanco al gobierno mexicano.
Considero que ahora va a ser muy difícil que logren recapturarlo porque, incluso, no sabemos si la primera captura fue real. Además, continúan las inconsistencias en el caso. La Procuradora General de la República, Arely Gómez, presentó una fotografía donde se observa a El Chapo Guzmán rapado, sin barba y sin bigote, mientras que en el video mostrado en el Comité Nacional de Seguridad, vemos a unChapo Guzmán con el cabello crecido, gozando de libertad absolutas, con un aparato que se presume es una tableta. Estas contradicciones muestran las deficiencias del sistema y, sin duda, demuestran que no se preparó bien el guion. Vemos a un Estado deficiente que no mostró que se haya encargado eficientemente de la recaptura del capo. Sin duda, esta complicidad endémica, de años, de generaciones, solamente ha cambiado de rostro y demuestra que con el regreso del PRI, ya no se puede controlar al narcotráfico mexicano.
FAL – Previo a la fuga de El Chapo e incluso después de que se diera a conocer la noticia, en las cuentas de de sus hijos aparecieron algunos tuits que hacían referencia a este hecho ¿cómo podemos interpretar estos mensajes en las redes sociales?
JLM – Es un mensaje de victoria, porque ganaron nuevamente la partida: van 2-0 contra el Estado mexicano. No me explico toda esta parafernalia de que el Estado se sienta orgulloso y exhiba a los capos como un logro y con el mensaje de “Mover a México” que, dicho de paso, nunca se supo en qué dirección Enrique Peña Nieto quería mover a México, seguramente al despeñadero, como algunos han dicho. Una vez más, la actividad de los narcojuniors se exhibe en Twitter. Incluso, se documentó en las redes que, al día siguiente de la fuga de El Chapo, se hizo una fiesta en Culiacán, Sinaloa, a la que asistieron Dámaso López Núñez, El Mini Licenciado, junto con su primo Mario López, El Liebre, y otros elementos de la escuela de Dámaso y del Virus, es decir, células criminales del cártel de Sinaloa que tiene presencia en el llamado “triángulo dorado” del narcotráfico (Chihuahua, Durango y Sinaloa). La pregunta es por qué no se han investigado esas cuentas (en redes sociales), por qué teniendo tanta información a la mano no se ha querido atrapar a los capos y acabar con esta plaga.
Por ejemplo, Graciela Torres, hija de José Manuel Torres Félix, El Ondeado, publicó que se había desaparecido un rato de las redes sociales porque “se peló El Chapo”, pero aseguró que “tenemos Chapo todavía para rato”. Sin duda, hubo un plan, una estrategia detrás de toda esta fuga y si no existió un plan, ya se venía venir por los tuits, como el de Iván Archivaldo, en el que se leía “todo llega para el que sabe esperar”. Entonces, como documento en mi libro, hay 75 cuentas de miembros del cártel de Sinaloa que operan en tiempo real y no se hace nada. En la década de 1990 existían métodos de investigación para investigar y frenar el tráfico de drogas en avionetas, ¿dónde carajos está esa inteligencia que antes se tenía? Ya se rebasó al Estado, es una burla… es el regreso del PRI.