“Desafortunadamente todos los modelos de pensamiento que se institucionalizan y se expresan desde una perspectiva hegemónica, pierden el carácter creativo y revolucionario que en algún momento pudieron tener, se dogmatizan y generan un culto a patrones universales que se transforman en camisas de fuerza constrictoras a la producción del pensamiento. Esto ocurrió con el positivismo y también con el psicoanálisis, y se hizo particularmente fuerte en América Latina por su adopción mimética de estas posiciones por grupos e instituciones, fenómeno propio de un pensamiento colonizado, en el que el orgullo se asocia más a ser un fiel seguidor de una tendencia establecida, que a la construcción de un pensamiento propio, fenómeno todavía presente en muchos de los sectores de la psicología de nuestra región.”
Fuente: González, F. (2004). La Crítica en la Psicología Social Latinoamericana y su Impacto en los Diferentes Campos de la Psicología. Revista Interamericana de Psicología, 38, 2, 351-360.
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