Ver video: “Hay una situación de acoso normalizado”
A propósito de un lamentable caso de acoso a jóvenes periodistas en el Perú, fui entrevistada en un programa de televisión para reflexionar sobre esta problemática. Como académica especializada en temas de género y derechos humanos, puedo explicar que la falta de oportunidad y eficiencia del sistema judicial frente al acoso sexual se debe a múltiples factores complejos e interrelacionados:
- Barreras estructurales: El sistema judicial aún refleja sesgos patriarcales históricos que dificultan el acceso a la justicia en casos de violencia de género.
- Falta de capacitación especializada: Muchos operadores de justicia carecen de formación adecuada para manejar la complejidad de los casos de acoso sexual.
- Sobrecarga del sistema: La cantidad de casos supera la capacidad actual del sistema judicial, generando retrasos.
- Dificultades probatorias: La naturaleza del acoso sexual a menudo implica situaciones sin testigos o evidencia física, lo que complica los procesos.
- Revictimización: Los procedimientos judiciales pueden ser traumáticos para las víctimas, desalentando las denuncias.
- Normalización social: La persistencia de actitudes que minimizan el acoso sexual influye en la respuesta institucional.
Sin embargo, creo que como sociedad nos tenemos que hacer cargo, con el apoyo de la ciudadanía y la colaboración interinstitucional, podemos lograr un cambio significativo y construir un sistema de justicia más equitativo y eficiente, que resguarde los derechos de las víctimas.
A quienes han sufrido acoso sexual, quiero decirles que su experiencia es válida y no están solas. Aunque el sistema aún tiene deficiencias, existen personas y organizaciones comprometidas con su apoyo y con la transformación de la justicia. Denunciar es un acto de valentía que contribuye al cambio social.
No se rindan. Busquen apoyo en redes de confianza, organizaciones de mujeres y servicios especializados. Su voz es poderosa y esencial para impulsar las reformas necesarias en el sistema. Recuerden que el problema no es suyo, sino de una sociedad que debe cambiar, y cada denuncia es un paso hacia ese cambio.
La lucha por la justicia es colectiva. Juntas podemos seguir presionando por un sistema más eficiente y empático. Su resistencia y coraje son fundamentales para construir un mundo libre de violencia sexual.