“La conversión al evangelismo” por Veronique Lecaros*

Publicaciones relacionadas

[Visto: 1176 veces]

La marea evangélica

Algunos números:

“En América Latina se designa así [evangélicos] a los cristianos que no son católicos; 75% de ellos son pentecostales o neo-pentecostales.” p. 20

“En pocas décadas la Iglesia latinoamericana, que congrega al 43% de los católicos del mundo, ha perdido su monopolio.” p. 20

“Los evangélicos son un 21% en Brasil, aproximadamente la misma proporción en Chile. Es en Centroamérica, que los evangélicos han ganado más terreno: 30% en Nicaragua, 40% en Guatemala, y más del 40% en El Salvador y Honduras.” p. 20

“En el Perú, los censos nacionales revelan un rápido e incontenible crecimiento de los evangélicos a expensas de los católicos: en 1972 la casi totalidad de la población peruana, 96.4%, se identificaba como católica; en 1993 son un 89.2%, y en 2007 un 81.3%. Al mismo tiempo el número de evangélicos aumenta considerablemente: 2.5% en 1972; 6.75% en 1993; y 12.5% en 2007. En proporción, el crecimiento de los miembros de otras religiones, sobre todo adventistas, mormones y testigos de Jehová se mantiene por lo bajo: 0.7% en 1972; 6.75% en 1993; y 3.3% en 2007. El aumento del número de templos evangélicos es un indicio revelador del dinamismo del movimiento y del cambio del paisaje urbano: en enero de 1989 fueron 962, y en noviembre de 2003, 2442.” p. 20

Un poco de historia:

“En 1916, durante el congreso de Panamá, la posición de los protestantes cambió, especialmente la de los estadounidenses. América Latina se convirtió para ellos en un territorio de misión porque ellos consideraban al catolicismo de esta región como un cristianismo “paganizado” por el sincretismo y las devociones populares. Desde esa fecha los misioneros comenzaron a instalarse en la región, y su número aumentó considerablemente tras la Revolución china, que cerró las puertas del Imperio a todo proselitismo extranjero (Bastian, 1994, p. 92). En tiempos de la Guerra Fría, algunos estadounidenses, hombres de negocio en su mayoría, comenzaron a financiar a los grupos evangélicos como una forma de contrarrestar la influencia de ciertos clérigos progresistas cercanos a la Teología de la Liberación. Si bien estos misioneros introdujeron el protestantismo en América Latina, el movimiento adquirió su dinamismo propio a partir de la década de 1990 y conoció entonces un notable éxito. Hoy, los evangélicos latinoamericanos no solo se autofinancian sino que envían también misioneros al resto del mundo, a los otros países latinoamericanos, Europa e incluso a la India.” p. 21

¿Cómo explicamos este éxito?

Existen dos teorías: la del mercado religioso (enfocado en la competencia entre las iglesias) y la teoría del reconocimiento (enfocada en la búsqueda que hacen los fieles por el reconocimiento, por su dignificación).

La teoría del mercado religioso

Sobre la competencia por fieles en la iglesia católica.

“La Iglesia católica nunca ha constituido un bloque uniforme de personas conviviendo en buen entendimiento. Como es sabido, existen rivalidades dentro de ella entre los diversos miembros del clero, pero también entre los santuarios, monasterios, diócesis, etcétera. Basta con recordar el asombroso tráfico de reliquias durante la Edad Media, como aquellas de Santa Foi, robadas en Albi por monjes piadosos y llevadas a Conques con la bendición de su abad. Gracias a esta artimaña y a una buena publicidad sobre los milagros de aquellas reliquias, Conques se convirtió en un centro de peregrinación ineludible en el camino a Santiago de Compostela […]. Esta dinámica de rivalidad interior fue exportada a América Latina y particularmente traída al Perú, donde se hace tangible en el desenvolvimiento de algunas expresiones de devoción regionales. […]

“Estas devociones y movimientos tan diversos no se presentan a los ojos de los fieles como rivales sino como órganos y miembros de un gran cuerpo, según la fórmula paulina, funcionando sin problemas, aunque ciertamente de la imitación a la competencia la línea divisoria es bastante delgada y a menudo franqueable.” pp. 36-37

Si esta competencia se da en la iglesia católica que vive y crece gracias a los aportes del Estado, imaginemos cómo será la competencia entre las diferentes denominaciones evangélicas en las cuales del número de miembros depende su subsistencia.

La autora estima que se requiere un mínimo de 50 miembros “comprometidos con la Iglesia para poder mantener a un solo pastor.”

“El tema económico, particularmente el relacionado al salario de los pastores, representa una de las piedras de tropiezo de los evangélicos. En efecto, los pastores de barrios adinerados, por ejemplo, hombres educados, deben ganar lo suficiente no solo para mantener su estilo de vida, sino también para estar a la altura de su barrio y sus feligreses. Sus hijos deben ir a buenas universidades, con una mensualidad de más de $ 1000 por mes, en un país donde el salario mínimo no excede los $ 200 mensuales. Muchos pastores nos han hecho confidencia de sus preocupaciones financieras, sobre todo aquellos que tienen hijos en edad de estudiar. Sin embargo, varios miembros no gozan de un alto nivel de vida, lo cual puede implicar un problema ético para algunos pastores: cómo aceptar ofrendas o diezmos de fieles más pobres que ellos, que pueden sentirse perturbados al constatar el nivel de vida de su pastor.” Nota 4 en las páginas 37 y 38.

Las técnicas que usan para esta competencia son como las de cualquier empresa.

“El pastor M. Bardales, antes de instalarse en una urbanización de clase alta en La Molina, pidió un estudio detallado de la zona a una de las más prestigiosas compañías de marketing del Perú.” p. 38

“Vlado Masón nos comenta que todos los grupos evangélicos, y particularmente la Alianza Cristiana y Misionera, escogen muy cuidadosamente su ubicación de manera que puedan hacerse notar, o bien en las avenidas principales, o bien en alguna vía pública muy frecuentada, particularmente en algún centro comercial” p. 39

La lógica de la competencia implica también que las innovaciones exitosas se difunden rápidamente. Como las introducidas por el pastor R. Barriger que fundó Camino de Vida en la década del 70: las agrupaciones musicales, las corales numerosas y los ritmos de rock.

“Este estilo de celebración se ha extendido a diversas comunidades, incluidas aquellas de corte tradicional como las Asambleas de Dios; todas cuentan hoy con agrupaciones musicales –más o menos talentosas- que se presentan siempre en las celebraciones cultuales”. P. 40

Los centros educativos se han descubierto también como muy atractivos para la feligresía peruana.

“Cada grupo de talla significativa adjunta al servicio cultual un centro educativo: cursos de formación en la fe para adultos, niños y jóvenes. Escuelas y colegios, sin olvidar las muchas otras actividades que a su vez desarrollan. Esta estructura se inspira en los centros parroquiales. Es la manera más práctica de atraer y de mantener a los fieles en un país donde la educación pública no es de buena calidad. Todos los padres sueñan con colocar a sus hijos en una escuela privada que les otorgue cierto nivel en la sociedad.” p. 41

La autora señala que no ha podido evaluar qué porcentaje de las escuelas está en manos de los grupos evangélicos en el Perú “dado que la mayor parte de estos grupos figuran como ONG; las listas del Ministerio de educación son pues inútiles para tal evaluación.” Nota 13 de la página 42.

Las escenificaciones son también parte de la práctica para atraer feligreses. Aquí una descripción detallada de lo que ocurre en la denominación Aposento Alto:

“La escenificación se hace más compleja implicando un aumento del público. La ‘roca de Jacob’ es un enorme cubo de cartón recubierto en papel marrón, de más de dos metros de alto. Los fieles, en procesión, depositan allí su certificado confirmando que ellos han pagado el diezmo; sobre el mismo el pastor vierte aceite bendito. Durante el oficio, un arca de la Alianza de madera y cartón es también llevada en procesión por hombres ‘vestidos a la usanza de la época’, mientras que las jóvenes danzan.” p. 41

Según la autora, la teoría del mercado, que ve a los fieles como clientes de un mercado, no termina de explicar completamente el éxito del evangelismo. Preguntas como por ejemplo ¿Por qué los pobres llegan a aportar a estas iglesias recursos que le son escasos? quedan sin resolver con este marco teórico.

La teoría del reconocimiento

Es claro que “el movimiento evangélico se distingue por su nivel de penetración en los niveles más pobres de la población” (Bastián citado por Lecaros, p. 52).

“Los censos y las investigaciones comprueban este mismo principio en Lima. En San Isidro, el sector de elite más homogéneo, solo el 4.7% de la población se considera evangélica según el censo nacional de 2007. Por otro lado, en las zonas periféricas más pobres, los evangélicos exceden en efecto el 10% en algunas parroquias del cono este, obispado de Chosica (evaluación de 2006), alcanzando el 30%” p. 53

Además de la pobreza, en el Perú se da el fenómeno de la exclusión.

“el Perú puede ser considerado como el país latinoamericano donde el fenómeno de la exclusión se siente más marcado: una pequeña minoría de blancos (o ‘blanqueados’ al hacer fortuna) marginaliza a la inmensa mayoría, sobre todo a los de origen indígena.” p. 55

“Cada peruano se sitúa dentro de una jerarquía que toma muy en cuenta el color de la piel, el lugar de nacimiento, y para la clase alta, la escuela y el apellido familiar” p. 57

“Esta mentalidad da cuenta del desprecio y la hostilidad del que son víctima los millones de migrantes en búsqueda de mejores formas de vida a su arribo a la capital señorial.” p. 57

Ante esta situación de pobreza y exclusión humillantes los grupos evangélicos ofrecen “una especie de compensación para soportar o asumir los cambios”.

“Si tras los primeros análisis sobre el pentecostalismo los autores percibían un nexo entre pobreza, exclusión y conversión, todos ellos insisten también en cómo estas situaciones denigrantes se invierten aportando a los fieles una dimensión de respeto por ellos mismos gracias al reconocimiento”. p. 71

A la vez esta lucha por el reconocimiento (que no se resuelve con la conversión al evangelismo sino que es, efectivamente, una lucha diaria) se convierte en una lucha política.

“El limeño despreciado al ser integrado a un grupo evangélico se solidariza con la colectividad. La identificación con el colectivo evangélico corresponde a una conjunción de factores, no solo es consecuencia de la progresiva adhesión al grupo, sino también producto de los discursos mediáticos de los líderes del grupo y de los hombres de política. Esta perspectiva permite comprender la articulación entre conversión religiosa individual y orientación política.” p. 87

En una nota Lecaros precisa, sin embargo, que la relación institucional entre grupos evangélicos y partidos políticos no es simple ni homogénea.

“Ciertos grupos, sobre todo los pentecostales, y entre ellos las Asambleas de Dios (el mayor grupo en el Perú, que afirma contar con un millón de fieles), rechazan de plano todo vínculo con la política. Por otro lado, los neo-pentecostales, muy presentes en Lima, consideran que la política es un campo de acción necesario para la promoción de una ética cristiana.” Nota 7 en la p. 87

Con este marco teórico, Lecaros emprende la tarea de estudiar la dinámica de la integración, de la conversión, del catolicismo al evangelismo, analizando las características más saltantes y más extendidas de los grupos evangélicos.

La presentación

El ingreso al templo evangélico.

“El curioso o interesado que asiste por primera vez a un culto evangélico es cordialmente recibido. La acogida en el templo es personalizada. El recién llegado es identificado y rodeado por los miembros a cargo de ese servicio. Ellos hablan con él, tratan de sondear su situación religiosa, ofrecen algunas recomendaciones, aportan sus testimonios y, finalmente, como hacen los ujieres de un teatro, lo conducen hasta un asiento escogido de acuerdo a sus disposiciones” p. 98

Versus el ingreso al templo católico.

“¿Qué pasa cuando un laico entra en una iglesia católica? Absolutamente NADA; he ahí el problema. Por lo general los laicos ordinarios no sienten que la Iglesia católica en la cual han sido bautizados sea su iglesia. Sin embargo,no sólo se forma un sentimiento de ‘invisibilidad’, sino también de ‘exclusión’: los laicos no se sienten ’reconocidos’ y mucho menos acogidos en su propia comunidad eclesial” (Pérez Guadalupe, citado por Lecaros) p. 103.

Otras diferencias importantes con los sacerdotes católicos es que el pastor evangélico está casado y es padre de familia, tiene una vida similar a la de sus fieles y, en cuanto a su educación, “poco menos de la mitad no han llegado más allá de los estudios secundarios” (nota 8, p. 102).

“Si los fieles pueden reconocer al pastor como uno de ellos, esto no ocurre en el caso del sacerdote. Se trata de un hombre que ha sido formado durante años lejos de su familia y que no vive como el resto de los mortales con una mujer e hijos. Tampoco suele provenir del mismo nivel social que sus fieles, dado que muchos clérigos son extranjeros, no obstante, aún cuando él pertenezca al mismo nivel social, seis años de seminario lo habrán transformado en un hombre aparte.” p. 104

El biblismo

Una característica del evangelismo es la centralidad de la Biblia.

Sobre el uso de la Biblia en una población que no lee, la autora subraya la función de esta como un objeto periférico, del cual se recitan párrafos “de las aventuras de los personajes del Antiguo Testamento, las parábolas y los dichos proverbiales”. En contraste “argumentos teológicos como los desarrollados en la Carta a los Romanos se mantienen impenetrables para la cultura oral.” Pero también se cae en el uso de frases fuera de contexto a las que se les termina dando un significado distinto. Y, en los casos en que la Biblia se contradice, se usa solo una de las interpretaciones.

“a propósito del uso del alcohol, la referencia obligatoria es la desventurada historia de Noé que, embriagado, acaba tendido desnudo en la tienda familiar (Gn 9, 20-27); sin embargo, es curioso que el consejo de San Pablo a Timoteo (1 Tim 5, 23) no figure en los índices: ‘ya no bebas agua, sino bebe un poco de vino a causa de tu estómago y de tu continuo malestar’. La Biblia, presentada como una colección o lista de citas, es un pretexto para justificar ciertas reglas de vida como si fueran voluntad de Dios.” pp. 113-114

En la estrategia de conversión del catolicismo al evangelismo, estas citas bíblicas juegan un papel importante.

“En efecto, tomadas como autoridad, verdad absoluta, las Escrituras se transforman en argumento polémico imparable para refutar las doctrinas y prácticas católicas. La técnica consiste en desestabilizar al católico mostrándole la incoherencia entre lo que cree y lo que la Biblia dice. Los evangélicos están literalmente preparados para este tipo de diálogo basándose en argumentos y citas bíblicas fácilmente memorizables.” p. 114

Así, la Biblia se convierte en un arma para lograr el reconocimiento.

“El acceso a la Biblia y a la verdad, confiere dignidad al evangélico. La Biblia le abre acceso a la palabra. Dios necesita de él para convertir y salvar las almas –reconocimiento de la estima en sí-. Muchos sacerdotes nos han señalado con asombro la audacia de los evangélicos; algunos, poco letrados, no dudan en discutir sobre cuestiones de fe y mantenerse firmes hasta el final.” P. 121

La ofrenda en un contexto de pobreza

Una característica del evangelismo es la presión que ejercen para entregar la ofrenda monetaria, versus los Católicos en donde es voluntaria y casi nula.

“Puede parecer paradójico que en un contexto de pobreza los fieles católicos se alejan de su Iglesia cuando esta no les pide nada, para irse a aquellos grupos que ejercen una fuerte presión monetaria.” P. 127

“Con referencias bíblicas que las justifiquen –repetidas siempre en todos los cultos- estas colectas se desarrollan en un marco de amenazas y promesas.” P. 129

Esta presión por la entrega de dinero ha generado, no pocas veces, problemas a estas iglesias. Según la autora “representa uno de los principales motivos por los cuales los miembros abandonan estos grupos” p. 129. Y en el 2009 la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD) estuvo implicada en un escándalo de evasión de impuestos y transferencias de fondos al Brasil y fue acusada por varios de sus miembros de estafa (“En 2010 los principales templos  de la IURD en Lima fueron cerrados” nota 4 en la página 129).

Sin embargo estos aportes tienen sus contraprestaciones, por los cuales, desde un punto de vista económico, el ingreso a un grupo evangélico no lleva al empobrecimiento.

“Por un lado el estilo de vida del recién llegado cambia: no más alcohol, ni cigarros, ni fiestas o amantes; la familia vuelve a centrarse y se reestructura. Por otro lado los beneficios colaterales son numerosos: las recreaciones ocurren en el templo, hay quien se ocupe de los niños, educación privada, cursos de religión; los evangélicos tienen una reputación de honestidad que incluso les ayuda a la hora de ser contratados. Las denominaciones forman redes de solidaridad: no se trata solamente de asistir a los más desposeídos sino también de ayuda mutua. Cada quien desde el puesto que ocupa privilegia a sus correligionarios: el hermano recibe en su casa al hermano, emplea al hermano, concede un préstamo al hermano, vota a favor del hermano. Curiosamente, lo que para un extraño que visita una comunidad evangélica puede parecer una extorsión, corresponde un relativo mejoramiento de las condiciones de vida.” p. 130

Sin embargo se crean nuevas desigualdades, en donde los que más se benefician son los pastores de las grandes denominaciones.

 “Agua Viva G12 comenzó como un grupo de oración carismática católica en un salón de casa, a principios de la década de 1980; para el 2010 se había convertido en la más grande denominación individual, con alrededor de 200 000 miembros, siendo necesario comprar un estadio para reunir a sus fieles.” p. 131

Sobre esta ofrenda o don (entregada muchas veces por personas en situación de pobreza) y el enriquecimiento de los pastores la autora señala que los fieles no ven ninguna cosa negativa en ello.

“En esta sociedad jerarquizada, de ‘orden tutelar’, según la expresión de G. Nugent, el pastor juega el rol del patrón, cacique, protector, aquel que sabe y a quien las personas se remiten (Nugent, 2010). Desde esta perspectiva la situación económica del pastor es aceptada: estando a la cabeza de la jerarquía su relativo bienestar aconómico es considerado como algo normal. Gracias al don –como participación en un sistema de alianzas-, se fundamenta la relación con el pastor y se tejen los vínculos de lealtad. Habiéndose dado la escenografía de la ceremonia del don, la confusión entre Dios y el pastor se mantiene, el compromiso es con uno y con otro, con aquel que revela al otro.” p. 143

La ofrenda también toma la forma de tiempo donado a su iglesia.

“El templo, la escuela y el conjunto de actividades son asumidos por todos los miembros en común. Las actividades siempre son organizadas: usualmente en forma de ‘polladas’ –venta de pollo rostizado o de algún otro plato típico- donde también pueden tener lugar otros elementos como la tómbola o diversos juegos.” p. 148

Estructura en células

Pablo de Tarso fue un genio del marketing y la organización empresarial. Qué duda cabe. Su fórmula de crear líderes para enviarlos luego a formar a otros líderes se ha redescubierto recientemente en la estructura que aplican las iglesias evangélicas.

“El líder, al igual que el apóstol Pablo, debe formar a su Timoteo para que sea capaz de hacerse cargo de la nueva comunidad. Esta justificación bíblica de la estructura es particularmente puesta en práctica por la apóstol Alicia Estremadoyro, de la Misión Bíblica Carismática, que nombra a sus líderes ‘Pablo’ y a sus vice líderes ‘Timoteo’” p. 155

“H. Lay utiliza también el nombre ‘Timoteo’” nota 5 en la página 155

Cómo funcionan estas células que han permitido el rápido crecimiento evangélico desde el año 2005, cuando comenzaron a imponerse.

“El principio de las células consiste en formar grupos conformados por una decena de personas que se suelen reunir en la casa del líder. Cuando el número de miembros aumenta se divide el grupo. […] El líder del primer grupo continúa supervisando a los líderes de los grupos que han sido formados a partir del suyo. Así pues, acaba convirtiéndose en un líder de líderes. El éxito del sistema está fundamentado en la importancia de las redes de proximidad en las conversiones y la consolidación de las mismas. Según el trabajo del grupo AMANECER, destinado a aconsejar a los dirigentes evangélicos, ‘las estadísticas muestran que el 95% de las personas que se acercan a los pies de Cristo lo hacen gracias a la relación cercana de un pariente o de un amigo’” p. 155

“el número ideal en un grupo es de 7 a 10 personas. Cuando la célula alcanza las 15 personas esta se divide conformando así otro grupo. La mayoría de las células tienen un líder y un miembro en formación. Las personas en formación son escogidas con el fin de favorecer el proceso de multiplicación.” (Millar y Yamamori, citados por Lecaros) nota 5 p. 155

“El sistema es bastante fructífero, de ahí que tenga tanto éxito; el mismo cumple una doble función. De una parte, el sistema permite cohesionar a los miembros impidiendo así las posibles deserciones. En efecto, el líder no se contenta con organizar simplemente una reunión semanal, él está a cargo de las almas y durante la semana se dedica a organizar el progreso espiritual de sus protegidos. De otra parte, el sistema está estructurado de manera que pueda asegurar un crecimiento continuo y sostenido. Todos los miembros que así lo desean son motivados por la perspectiva de llegar a ser algún día líder, alcanzar el grado de líder de líderes.”

Agua Viva, una de las más exitosas denominaciones en el Perú que aplica este sistema (en 2009 adquirió el Coliseo Amauta y afirma contar con 100 mil miembros en Lima y 10 mil grupos de células), está afiliada al G12 (denominación de origen colombiana).

“la afiliación consiste en la venta de una franquicia que permita la aplicación de la fórmula y otorga un acceso al material destinado a la misión. La fórmula está dirigida a producir resultados espectaculares: este es el motivo por el cual Agua Viva, cuyo crecimiento se vio estancado tras el escándalo del adulterio por parte de su fundador, el pastor Capurro, entonces esposo de la apóstol Alicia Estremadoyro, se ha convertido en miembro del G12 desde 1999.” p. 156

Así. La formación intelectual no se convierte en requisito para convertirse en pastor, sino sus cualidades como líder.

“El prestigio de los líderes y avance en la jerarquía son proporcionales a su capacidad para integrar nuevos miembros en la iglesia. Si bien se les exige seguir las pautas que han aprendido, no es necesariamente por una formación intelectual que un miembro puede aspirar a convertirse en pastor, si no en función de sus cualidades como misionero. En 2007 era requisito dirigir a 500 miembros para alcanzar el nivel de pastor. Esta cifra está sin duda calculada también en función a los recursos financieros necesarios para sostener el salario de un pastor.” p. 157

Lecaros hace una revisión de algunas de las denominaciones existentes en el Perú en función a esta mecánica de células. Las negritas son mías

“El crecimiento de Agua Viva G12 representa un desafío para las otras denominaciones. Entre ellas el Movimiento Misionero Mundial (MMM), que en su sitio web hace feroces críticas a esta denominación acusándola de herejía, aunque por motivo de política religiosa ambas denominaciones forman parte de la misma asociación, UNICEP, lo cual implica una relación por lo menos cordial entre sus dirigentes. La mayoría de las otras denominaciones limeñas importantes optan por adoptar el sistema de células. La Misión Bíblica Carismática, fundada por la apóstol Alcia Estremadoyro, funciona bajo este principio desde su fundación en 1999. Las Asambleas de Dios, el grupo más importante con alrededor de un millón de fieles en el Perú, ha adoptado el mismo sistema en 2006; su instauración fue muy criticada y desembocó en un conflicto que se solucionó mediante una reorganización completa de la dirección. El pastor Bardales, cinco o seis años después de conformar la iglesia Biblica de La Molina, instauró en el 2008 el sistema de células para poder seguir creciendo. La Alianza Cristiana y Misionera comenzó a reunir a sus miembros en células a partir del año 2000, en su localidad de Pueblo Libre, en una especie de plan presentado como ‘plan piloto’. Después, el sistema se ha generalizado y reforzado. Entre los años 2005-2006 se ha exigido a todos los miembros integrarse a las células y se les ha invitado a participar activamente en el reclutamiento de nuevos adeptos. La Iglesia Bíblica Emmanuel, fundada por el pastor H. Lay, estableció también el mismo sistema. Desde 2009, el equipo dirigente, según nos han informado algunos de sus ejecutivos, ha estado esforzándose por convencer a los miembros a reunirse en grupos pequeños. La aplicación del sistema ha sido dificultosa” p. 159

“la Iglesia Evangélica del Perú (IEP), muy presente en las provincias, no funciona de acuerdo a este sistema y se encuentra en pleno estancamiento. Particularmente en Lima ha experimentado más bien un retroceso visible. Camino de Vida, fundada por el pastor californiano Barriger, grupo en el cual congregan personas de alto nivel económico, funciona según el principio de los grupos de afinidad, más cercano a la mega-church de Chicago.” nota 13 de la página 159

Esta estructura de células o pequeños grupos se convierten en espacios de reconocimiento para los migrantes en Lima que viven y trabajan en un medio hostil para ellos. Más aún, se convierten en espacios de ascensión social.

“el dinamismo de los grupos evangélicos y del sistema de células, valorando la iniciativa individual, está en relación con el deseo de ascensión y de estima social; el fiel debidamente estimulado aspira a convertirse en líder, acorde al proceso de surgimiento social que experimenta actualmente el Perú. […]

“Desde el punto de vista estrictamente geográfico, la localización principal de los grupos se explica en esta perspectiva. En nuestra investigación hemos percibido el número incongruente de templos en el barrio de San Isidro, el más aburguesado de toda la capital. Desplazarse para asistir a los oficios en esos templos, pertenecientes casi todos al movimiento neo-pentecostal (en San Isidro existe solo un pequeño ocal de las Asambleas de Dios) y convertirse en miembro de tales denominaciones es visto como un signo de progreso social” p. 166

Así, pertenecer a una denominación es una cuestión de estatus social.

“En las Asambleas de Dios, Movimiento Misionero Mundial (MMM) se encuentran sobre todo los pobres; en Agua Viva G12, Alianza Cristiana Misionera, Iglesia Bíblica Emmanuel, Iglesia Bíblica Carismática, la clase media (o emergente); y, en Camino de Vida, la clase alta. Los grupos que se relacionan con la clase mdia o alta mantienen también filiales en los barrios pobres o en las provincias pobres: se trata de un principio misional o de asistencia” p. 167

No queda claro si todo este sistema evangélico como forma de vida que al parecer, contribuye con la (¿ilusión de?) ascensión social, lleva al desarrollo de las personas.

“los grupos evangélicos contribuyen a romper el sistema implícito de ‘castas’ introducido en la Conquista y que ha perdurado de manera extraoficial. No son los únicos en contribuir, también están en consonancia con la esperanza de promoción social de los migrantes, pero esta esperanza de ascensión social ¿los conduce al desarrollo o deja en ellos la marca de ciertos individuos enriquecidos a la manera de los conquistadores mediante el recurso de las historias de éxito para inducir a los pobres a soñar?” p. 169

¿El reconocimiento es el opio del pueblo?

El conocimiento de que la religión es muy útil como arma política para adormecer a la población no es reciente.

“K. Marx es uno de los primeros en haber subrayado la importancia de la religión en la resignación de los pobres frente a su condición. Recientemente el debate ha continuado sobre la importancia del metodismo como factor para evitar revueltas en la Gran Bretaña de finales del siglo XVIII.” Nota 1 de la página 172

“Como resultado de su estudio sobre la parroquia El Agustino, M. Marzal concluye que la participación en los grupos evangélicos tiende a apartar a los miembros de una participación social activa” p. 173

“El informe Rockefeller de 1969/1970 afirmaba que la Iglesia católica ya no podía ser un aliado del gobierno de los Estados Unidos, y recomendaba alentar la expansión de los grupos protestantes conservadores para calmar los movimientos sociales” p. 174

“hay un elemento nuevo que concuerda con las reflexiones de M. Marzal sobre el evangelismo: en la mayoría de sus cultos toman literalmente las instrucciones de San Pablo con respecto a la actitud a adoptar frente a las autoridades civiles invitando sistemáticamente a respetar el orden establecido y a orar por los gobernantes. Los textos usualmente más mencionados son: ‘Sométanse todos a las autoridades constituidas, pues no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que existen, han sido constituidas por Dios’ (Rm 13,1); ‘Ante todo recomiendo que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y apacible con toda piedad y dignidad’ (1 Tim 2, 1-2). Estos pasajes son citados fuera de contexto y no pueden más que alentar a una sumisión total a los gobernantes.” p. 175

La autora reconoce que “existen otros grupos evangélicos, más próximos a las iglesias históricas que se involucran en los movimientos sociales” (nota 6 de la p. 176), por lo que no es tan claro que la religión (evangélica en este caso) desvíe la atención de los problemas sociales. Sin embargo, sí parece claro actualmente la relación mayoritaria de los grupos evangélicos y los grupos políticos conservadores.

“Los evangélicos no constituyen un movimiento social sino una fuerza política que se expresa y juega un rol importante en las elecciones. Las afinidades evangélicas actuales los relacionan, en su mayoría, con los partidos de tendencia conservadora. El estilo de vida, las prédicas y los argumentos bíblico-teológicos contribuyen a distanciar a los evangélicos del compromiso social colectivo y los empujan a aceptar el orden establecido.” p. 176

En esta línea de pensamiento se ubica el tema del reconocimiento. Dice Lecaros: “el reconocimiento bien gestionado para calmar los conflictos sociales pudiera ser una manera de evitar la redistribución”

“un pobre reconocido no es más un pobre en el sentido de víctima o de impotente. Él se siente lleno de bendiciones divinas y cree que a futuro serán abundantes. […] Reconocimiento y (re)distribución se articulan bajo el signo de la confianza: más allá de las mejoras materiales inmediatas, se desarrolla la esperanza de un mejor vivir y la seguridad de ‘no carecer de nada’, siguiendo al salmo 23: ‘el Señor es mi pastor, nada me faltará’. […] Un evangélico que se siente como si estuviera en una situación buena, aquella querida por Dios, no será nunca un feroz reivindicador social.”

 

*Lecaros, Veronique (2016), “La conversión al evangelismo”(Traducción del original francés publicado por L’Harmattan en el 2013). Fondo editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima.

Puntuación: 0 / Votos: 0

Leave a Comment