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Narrativa

“El Principito”, un viaje hacia el aprendizaje del valor de la vida

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Por Giuliana Catari:

Quienes hayan leído “El Principito” del escritor francés Antoine De Saint-Exupéry, no pueden negar las fascinantes metáforas que se esconden tras cada historia narrada. La novela describe las peripecias del encuentro de un aviador perdido y un pequeño príncipe en el desierto del Sahara, cuya única trama de la historia, son las conversaciones entre ambos personajes, las que oscilan entre la sabiduría, la amistad, la pérdida y el sentido de la vida. Cabe agregar que los recuerdos del narrador-personaje parecen ser el alter ego del autor, ya que en la vida real, Antoine fue aviador, elemento que le sirvió como experiencia para escribir tal texto.
Desde la dedicatoria, el autor enfatiza el valor de la amistad y del aprendizaje que conlleva conocer a un niño: “Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona mayor. Tengo una seria excusa: esta persona mayor es el mejor amigo que tengo en el mundo…Si todas esas excusas no bastasen, bien puedo dedicar este libro al niño que una vez fue esta persona mayor. Todos los mayores han sido niños. (Pero pocos lo recuerdan). Corrijo pues mi dedicatoria: A Leon Werth. Cuando era niño.”. Es decir, el libro está dedicado al niño que llevamos dentro y que por las circunstancias de la vida, lo fuimos olvidando.
Ser niño implica no olvidar el despertar por la curiosidad, la emoción ante lo desconocido, la aventura de permanecer en la vida y el valor de las relaciones con las personas en la sociedad. Por ello, las vivencias del principito y su aprendizaje con relación al mundo de los adultos es uno de los principales caminos de la lectura. Así, cada viaje del Principito hacia el planeta del monarca, del vanidoso, del bebedor, del hombre de negocios y del geógrafo, cuestiona la perspectiva planteada de los adultos, como el sentido de lo qué es realmente útil en la sociedad. El texto también revela la forma de cómo nos relacionamos con lo que conocemos a través del diálogo con el zorro, donde el Principito le pregunta: “¿Qué significa domesticar? -Es algo demasiado olvidado- dijo el zorro. – Significa crear lazos”. Así, queda aprendida la lección de que somos responsables de lo que “domesticamos”, es decir, de las emociones y de los vínculos que creamos con las personas que conocemos en la vida. Para conocer realmente a alguien, es necesario hacerlo sin prejuicios. No es en vano, la sabiduría que el zorro ofrece a través del texto: “He aquí mi secreto: Es muy simple. No se ve muy bien, sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos”.
Finalmente, de todas las reflexiones que el Principito plantea, me quedo con la del valor de la amistad, que nos permite darle mayor importancia al aspecto cualitativo que al cuantitativo, apreciando la diversidad de pensamientos, la creatividad y la belleza de las actitudes. Sin duda, “El Principito”, es una travesía hacia el aprendizaje del valor de la vida… ¡A seguir creciendo!

 

Fuente: http://hbanoticias.com/cultura-el-principito-un-viaje-hacia-el-aprendizaje-del-valor-de-la-vida-por-giuliana-catari/

Las ruinas de la existencia en Transmutaciones de Dennis Arias Chávez

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Transmutaciones Dennis Arias Chávez Editorial Vivirsinenterarse, Lima, 2016 55 pp.

Transmutaciones
Dennis Arias Chávez
Editorial Vivirsinenterarse, Lima, 2016
55 pp.

Por Giuliana Catari:

Desde tiempos remotos  a la actualidad, la función del alquimista y el escritor se han vistos asociadas -en tanto ambos  encuentran en la búsqueda de un cambio interno; una nueva forma de revelación a la vida. En este insondable proceso, si el taumaturgo de la antigüedad, contemplaba la posibilidad de la vida eterna a través de la piedra filosofal; el escritor de hoy, revela la transformación de su pensamiento, a partir de su propia palabra.

De esta manera, Dennis Arias en Transmutaciones (Lima, Vivirsinenterarse, 2016) ha logrado integrar el sistema filosófico de sus pensamientos y transformarlos estéticamente en una narrativa de corte existencialista. Los 16 cuentos comprendidos en este libro, se construyen entre pinceladas kafkianas y kunderianas que juegan con las ruinas de la propia esencia del hombre: la certeza de lo racional y conocido.

Es así que desde el cuento inicial  Los “B”, el escritor y lingüista arequipeño aborda el misterio de una sucesión matemática llamada Fibonacci, aplicado no solo a la naturaleza, sino al universo literario. La consecuencia de este hecho, señala que los temas novelísticos conocidos hasta ahora, son producto de la diversidad, más no de una originalidad. Por ende, el enigma que envuelve los orígenes de la literatura, serán planteados por un grupo autodenominado los “B”, quienes a su vez comprometerán  y cuestionarán la misión de un profesor universitario.

El segundo cuento que da título al libro, señala magistralmente la ansiedad del hombre por ocupar un lugar memorable en su existencia. Parafraseando a la célebre novela de Milan Kundera  “La insoportable levedad del ser”, dicho título ahora se trasforma en la historia de la búsqueda de un muchacho por ser un escritor importante como Mario Vargas Llosa. Sin embargo, el experimento termina siendo un fracaso y solo se da un desdoblamiento de la conciencia, un retorno al vacío de los involucrados.

Los palqueros es una propuesta peculiar sobre las prácticas del fútbol, donde los jugadores conjugan su destreza y tradiciones a través de dicho deporte. Asimismo, la indumentaria, la danza y el alcohol se convierten en los elementos movilizadores del espíritu huancavelicano. No obstante, este ejercicio del balón no añora nada del mundo moderno, sino es la muestra viva del capital simbólico que permanece en su pueblo.

El cuento Años narra de manera fantástica, el descubrimiento de una sirena desde la perspectiva de un niño. Empero, la belleza, el canto y la dulzura aparente de la figura femenina, parece esconder también las ruinas de la naturaleza humana, y es la desolación, la pequeña muerte que se configura en los puertos de lo desconocido.

Un rinoceronte en la ciudad describe a la manera kafkiana, la metáfora de un sueño convertido en realidad: la decadencia de un hombre transformada en un pesado animal como el rinoceronte. La somnolencia e incomodidad del personaje son las respuestas inmediatas a su reflexión, y la transmutación surge nuevamente desde la vacuidad de la existencia.

Es a partir del cuento  Las niguas, donde se asoma sutilmente una voz quirogianay es la permanencia de unos ácaros en el cuerpo de la esposa del protagonista, que alimentan la desesperación y el temor en el hombre. El deseo de curarla y liberarla de alguna forma de esa convivencia fatal, no termina por ayudarla, y preso del desasosiego en el que se encuentra, decide matarla en silencio.

Cuy de monte se suma a esta narrativa de caos ante lo desconocido. La razón ya no es un medio seguro para enfrentar la realidad y el miedo se avizora en una pareja de esposos cuando se instalan en una cabaña lejana y descubren que unos animales salvajes guardan un espíritu tan primitivo como es la venganza.

En lo profundo revela una historia escalofriante, donde el temor del hombre hacia la modernidad se construye entre las redes subterráneas de una ciudad. Asimismo el recuerdo de la violencia se asoma  como un fantasma desollador que impide a sus habitantes regresar a la superficie de la tierra, y sobre todo a la idea de una nueva existencia.

Fenómenos psíquicos es otro de los cuentos mejor logrados en este libro, pues de manera concisa,  articula la ironía y la trascendencia del hombre en un solo acto. La inmortalidad no es un opción en la vida de un político, simplemente es un telón para demostrar la fragilidad de la existencia. No hay divinidades que salven al hombre, pero paradójicamente el “cielo” es el espacio tortuoso para imponer el orden en quienes hayan transgredido sus leyes.

Venganza presenta la historia de un hombre, cuya única forma de resarcir el asesinato de su hijo y de Lola, la encuentra en la muerte del aparente degollador. A este fango de pretendida justicia, se suma la traición, el dolor y la perturbación de una vida fútil.

En el cuento Prueba nuevamente la búsqueda del hombre por destacar entre los demás se hace presente. Esta vez son las ansías de un joven que para probar su valentía, tiene que aniquilar a un anciano. Sin embargo, los barullos de su conciencia no se lo permiten y termina por convencerse que no está preparado más que para enfrentar el miedo a sobrevivir.

Profesor de instituto describe la monotonía en la vida de un sujeto,  quien no tiene éxito en su vida profesional y busca lograr un ascenso a través del cumplimiento fidedigno de sus deberes. Sin embargo, este hombre nunca cuestiona la autoridad de sus jefes pues sabe que ese no es el camino paracambiar su status económico. De tal forma que la resignación se irá convirtiendo en la única vía de su existencia.

La Leyenda de la bestia narra la crueldad y los designios de una batalla sangrienta entre un rey húngaro y Vladesh, sujeto sanguinario, que al sufrir atrocidades desde adolescente por parte de su padre y luego, de sus adversarios, decide revelarse hasta eliminarlos completamente. Curiosamente estos mismos actos injustos, lo transformarán en un sobreviviente y héroe legendario de la guerra que permanecerá en la memoria de sus muertos.

El gen egoísta describe las nimiedades de la vida familiar, en el que la aparente docilidad de la madre y la apatía del padre son elementos incompatibles para el desarrollo de su matrimonio. A esto se suma una presunta infidelidad de la madre, agresiones y  conspiraciones que terminan por anunciar el  caos de la relación del padre con el hijo. Así, la violencia se envuelve en el meollo de la existencia y se fortalece a medida que se le conozca.

Colocha es la clase de cuentos que por alguna razón no deberían escribirse al final. Sin embargo, su posición se justifica dado el juego temático de la narrativa. En esta plano, la sensualidad del acento caribeño se entremezcla con el sexo  y es el amor, un personaje complementario de esta historia.

Presagio es el resultado del eco fantasmal de un hombre, cuya presencia únicamente se revela en el contacto corporal que tiene con la protagonista del cuento. Así, Luder es la muerte personificada en el polvo de los recuerdos que visitan cada madrugada los pensamientos de su amada esposa.

De esta forma, el corpus de Transmutaciones se ha ido completando. El miedo, el ego, la muerte, la resignación y  la venganza surgen como elementos desintegradores de la existencia, frente a la certeza de sabernos racionales y capaces de adaptarnos a lo que conocemos.

Con esta excelente prosa narrativa, Dennis Arias nos ha concedido el sueño de tener una propia existencia, una existencia más allá de las palabras.

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Dennis Arias Chávez (Arequipa) .Tiene un Master en Filología Hispánica en la UNED-Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid- España. Ha publicado cuentos en revistas tanto nacionales como internacionales. En el 2009 obtuvo una Mención Honrosa en la categoría cuento en el Concurso Literario de El Búho. Ese mismo año su cuento titulado “Noche serrana”, resultó finalista en la I Bienal de Arte «Víctor Humareda»; y  en el 2012, recibe una Mención Honrosa en el VIII Concurso Literario Bonaventuriano de Poesía y Cuento Corto organizado por la Universidad San Buenaventura de Cali, Colombia. Actualmente se desempeña como docente universitario en Arequipa.

Fuente: http://elbuho.pe/2016/09/05/las-ruinas-la-existencia-transmutaciones-dennis-arias-chavez/

La estética de los signos: “Cuando llegaron los wayruros” de Goyo Torres

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Goyo Torres Editorial Texao Arequipa, 2015 53 páginas

Goyo Torres
Editorial Texao
Arequipa, 2015
53 páginas

Por Giuliana Catari

Según el filósofo Jacques Ranciere, el vocablo Literatura no es el  nuevo nombre adoptado por las bellas artes  en el siglo XIX, sino es el nombre de un nuevo régimen de verdad, donde la veracidad del texto responde a una ruptura con la verosimilitud, en tanto sistema de lógica de acciones y reacciones determinadas. En este plano, lo literario se encontraría dentro un régimen estético, pues la verdad de la historia ya no repara en la importancia o acción del personaje, sino que está inscrita en la insignificancia del detalle, el sentido de lo que se lee estará en la misma textura de las cosas.

En este marco estético, surge Cuando llegaron los wayruros (Arequipa, Texao Editores, 2015), del escritor y docente arequipeño Goyo Torres, donde la historia sobre la guerra del Pacífico se replantea a través de un pequeño juego infantil. No interesa si la disposición de los elementos de este cuento se corresponden al discurso histórico, sino que  a partir de este doble juego del lenguaje (del texto y el mundo), la ficción deja de ser un simulacro limitado y se convierte en el nuevo escenario de la literatura, sustrayéndose del juicio de la verdad.

Esta nueva puesta en discurso se desarrolla paralelamente con la tradición oral y es el rumor de la ocupación del ejército chileno en el valle de Vítor, el móvil inicial que sostiene la historia a través de seis episodios. A su vez, la imagen de los chilenos asociados a la figura delwayruro, tanto en su indumentaria,  como proyectiles, resulta algo curiosa y simbólica pues trasgrede su significado como amuleto de protección y es el elemento bélico de unos niños.

En el episodio I: Juego de niños, la expresión inicial: ¡Alto ahí! conlleva cierto efecto de curiosidad y nos conecta inmediatamente con la intriga de la historia, sin reparar todavía en el imaginario infantil. Posteriormente, las descripciones y la voz del narrador en primera persona, acaba por resolver esta primera parte del juego. De otro, la frase: ¡Ay mamita, los chilenos! responde a una expresión de pánico, más que a la simulación del juego, convirtiéndose en el leimotiv del texto.

La posición de bandos: “…los de valle arriba asumían el papel de peruanos y el de valle abajo, el rol de los chilenos” (15), implica también un deseo de voz para los “vencidos”, pero sin legitimarse en esta historia. No interesa demostrar esa verdad en el discurso letrado para validarse la historia, sino el uso de estos elementos en la verdad del texto. Asimismo la conformación de los grupos por quince muchachos, y sus relativas funciones, revelan el entusiasmo y convicción por asumirse en el juego.

El episodio II: La ocupación, describe el desencanto del rumor hecho realidad: las huestes chilenas invaden tierras arequipeñas. El despojo de propiedades, la violencia encarnada en el sargento Barragán, crea el coraje, la rabia, pero también rompe la rivalidad de bandos en los niños y desarrolla la solidaridad entre ellos a través del cuidado de los animales.

El episodio III: Escenas de caza, narra el acecho de los chilenos en el campo vitoreño, el divertimento que les producía cazar cuyes silvestres y donde los niños se asumen como fieles observadores de sus andanzas. Empero, esta observación termina por casi matarlos, al mismo tiempo que sus ilusiones de victoria.

En el episodio IV: Cuidado con los animales, nuevamente el rumor es el actante de la situación, pero esta vez,  es el escuadrón peruano el motivo de preocupación para los chilenos “[…] Decían que eran los sobrevivientes del ejército que había combatido en Alto de la Alianza” (33). ¿Acaso era posible que la  historia de los vencidos tenga un nuevo rostro? Pese a esta buena noticia, el ejército chileno no dudaría en continuar su amedrentamiento contra los pobladores de Vítor, generando un cambio de actitud en los niños. Ellos tendrían que tomar una decisión tal cual un adulto lo haría: enfrentar su porvenir.

Así, en el episodio V: Jugando a la guerra, las ideas de confrontación, pasan del juego a una estrategia bélica: “[…] La cosa era simple: había que proseguir jugando a la guerra, solo que ahora  sería de verdad. Debíamos formar un ejército contra los soldados chilenos.”(39). Entonces, la única forma de hacer retroceder al ejército chileno era utilizar el rumor de que el escuadrón peruano ya estaba viniendo, una idea nada descabellada pero tenía que materializarse. Sin embargo, no tuvo mucho éxito y al tiempo que se acrecentaron los maltratos contra quienes lo creían, la peste también tuvo lugar. Los muchachos debían buscar otras formas de materializar ese rumor y convertirlo en una realidad. Por ello, buscaron  personificar al ejército peruano a través de sus minúsculos cuerpos adolescentes.

Ya en la parte última del juego: La batalla contra los wayruros,  la “representación” del ejército peruano, se suma al apoyo de los animales y comunidad, creando una polvareda de victoria para los pobladores, y consecuente huida del ejército  chileno. La aparente imagen del ejército peruano en tierras arequipeñas, es la resolución del conflicto. Sin embargo, la ausencia de Elena y la muerte del padre de la amada del protagonista, terminan por declinar su entusiasmo en este singular juego.

Curiosamente el Colofón termina por configurar la oralidad del cuento a través de la narración del abuelo del protagonista en el Asilo Lira, poniendo en tela de juicio lo contado inicialmente.

Es así que la magistralidad de cada línea del cuento, convoca una metáfora del mismo, el doble juego del lenguaje parece cuestionarnos como lectores del discurso histórico, pero a su vez, mantiene una verdad que solo puede ser respondida dentro del mismo texto. Cuando llegan los wayruros no se limita a la producción meramente ficcional, sino que a través del encadenamiento de palabras, los signos van adquiriendo cierta independencia del discurso histórico-positivista, para pensarse en la voz literaria del autor.

Sin duda, el autor ha logrado integrar adecuadamente los elementos orales y darles un lugar en el espacio de la escritura, sin despojarlos de su esencia tal cual como signos jeroglíficos. Retornando a las palabras de Ranciere: “el escritor es el nuevo antropólogo de esta nueva escritura y será quien recolecte los signos, los explore y dibuje la anatomía de una sociedad a través de ellos. Y eso es lo que ha hecho Goyo Torres.

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* Goyo Torres (Arequipa, 1964). Licenciado en Literatura y Lingüística por la Universidad Nacional de San Agustín. Ha publicado: El amor después del amor (2002), Técnicas narrativas(2004), Cómo motivar la lectura: ensayos de literatura, educación y sociedad (2005). Con el trabajo Polifonía del silencio: la literatura en los últimos diez años en Arequipa (coautor) ganó el Premio Ensayo organizado por Promolibro del Ministerio de Educación(2006) y con la novela Espejos de Humo (2010) quedó finalista del Concurso de Novela Breve de la Cámara Peruana de Libro y con ¡Hierbasanta, hierbasanta!. Posteriormente ganó el Copé de Bronce en la XVII Bienal de Cuento Copé 2012. Actualmente, es docente en la Escuela de Literatura de la UNSA.

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La metáfora de la historia: Hombres del sol de Carlos Flores-Guerra Portillo

Por Giuliana Catari:

Carlos Flores-Guerra Portillo Cascahuesos Editores Arequipa, 2014 115 páginas

Carlos Flores-Guerra Portillo
Cascahuesos Editores
Arequipa, 2014
115 páginas

Tras un vida intensa de actividades multifacéticas, el docente y ahora escritor Carlos Flores-Guerra Portillo (Puno, 1972), debuta en el escenario literario con el título Hombres del sol (Arequipa, Ed. Cascahuesos, 2014), una excelente novela que nos remonta a la piedra angular de nuestra historia prehispánica y los orígenes de la violencia.

Las descripciones de lugares místicos, la presencia de lo foráneo y andino y el lenguaje de la ayahuasca, constituyen la atmósfera adecuada en el registro histórico  a través de un objeto singular: el medallón dorado y sus poderes ancestrales. Sin embargo,  confinar el eje narrativo a una sola temática, sería desmerecer su sentido colectivo y la carga misteriosa que adopta cada pasaje literario.

Así, la historia de Gunter Henninger, un ex oficial nazi y la permanente búsqueda de este tesoro incaico de parte de un grupo judío, traspone el conflicto histórico no solo de  una generación, sino conlleva la angustia de un sujeto perseguido: Fabián Contreras, quien por el ser el último miembro generacional de su familia, no se exime de esta memoria violenta y que a su vez va deconstruyendo  los rezagos de sendero luminoso en el país. Asimismo, el tópico de venganza por la desaparición de su padre es una arista que lo interpela directamente con el sistema político de nuestra sociedad.

Cabe resaltar que esta imagen de lo perseguido se evidencia desde la figura de Mario Contreras, padre de Fabián, quién desde  niño concibe dicha amenaza como una sensación inexplicable pero vital. Ese “miedo” inevitable del personaje por los raíces de su historia asoma cada viaje y se nutre sutilmente en las relaciones de familia, pareja y  patriotismo.

La transición de lugares que va desde Alemania, España, Paraguay y Perú, especialmente Cusco y Arequipa, revelan también el proceso psicológico de los personajes a través de los múltiples diálogos con cada ciudad visitada. Si Arequipa tiene la esencia de ser la “Ciudad de los Volcanes” y Cusco, el misterio de un código secreto, Ayacucho es el espacio del desencuentro y la violencia, no por solo por tradición histórica sino por cuestiones aprehendidas. Cada ciudad es un personaje que se ha definido por su construcción cultural, su posición frente a otras se alude siempre desde la óptica del Otro. Por tanto, un panorama disgregado y fragmentado es fácil de domesticar por el poder del discurso positivista.

Es notorio el énfasis del autor por señalar el Cusco como lugar de muerte y vida, de batallas perdidas, de discursos vacíos, pero que reclaman un espacio en la memoria de la colectividad. Los amores del espíritu aventurero de Fabián, también se amalgaman en esa búsqueda de lo enigmático; lo bello y oscuro se materializa en esa mujer-ciudad, complementándola con los rituales de ceremonia y dolor que entretejen la visión performativa de Fabián en la situación de prófugo de su misma historia.

De otro lado, la conjugación no solo referentes históricos y geográficos, sino de personajes literarios como Carlos Oquendo de Amat y César Vallejo ─en tanto semblanza e influencia de su calidad poética─ enriquecen el bagaje cultural de esta historia, así como los intereses del autor por el cine y el alter ego de su personaje.

Sin embargo, Fabián Contreras no es otro arquetipo en la construcción de la novela, es una síntesis de mestizaje ─bávara, español y chanka─ donde los ejes del campo y la ciudad, lo libre y lo establecido, trastocan el laberinto de su propia historia, pues es él un intercesor entre dos políticas culturales: Europa y América, que a su vez d-enuncia una historia incompleta, dentro de la misma Historia. Valga diferenciarlo de un agente conciliador que armoniza dos discursos opuestos como lo fue Garcilaso de la Vega.

Ya el crítico  literario y filósofo alemán Walter Benjamin refería el análisis  del pasado  a partir del presente, criticando la idea del tiempo como algo homogéneo, estático o lineal. La única forma de deconstruir la historia es a través de un devenir no temporal,  una dialéctica que necesita una réplica y respuesta. Así, Fabián esboza las líneas de los conflictos sociales y políticos a través de la memoria y no de la historia, como discurso establecido.

El símbolo del medallón incaico y el hecho de no ser poseído por alguien apunta hacia lo oculto, describe una estrategia, una idea metafísica contra el poder no solo de lo simbólico sino de lo que aún no vemos. Tras la valla de los hechos insólitos, la historia es otra forma de violencia inscrita en la estética de lo ilustrado y racional, en términos de Slavoj Žižek, una violencia objetiva. En consecuencia, no se necesita ser héroe para cambiar el discurso de la historia solo el espacio para replantearlo desde su mismo contenido.

Por ello, Carlos Flores Guerra-Portilla es un escritor que equilibra magistralmente el discurso de lo metafísico y lo no tan místico. En ese ámbito, el manejo hábil del lenguaje, la trama ingeniosa y la naturaleza contemplativa de su prosa conllevan una realidad literaria donde la historia es una metáfora más, es el mismo personaje de lo que otros han narrado. Sin duda, esta  apuesta por el libro es una travesía fascinante del que auguramos una próspera continuación.

 

 

La vida es breve: una antología de pequeño aliento

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Por Giuliana Catari:

Si bien el microrrelato es un género que remonta sus orígenes a la tradición oral, hoy sus características han variado a raíz del modernismo hispanoamericano. Así, la brevedad resulta ser un elemento insuficiente para determinar la calidad del texto pues la mini ficción se presenta como una propuesta literaria que requiere también de estilo, precisión y busca parodiar la historia a través de la velocidad de los tiempos.

Con este preámbulo justificamos la aparición del texto La vida es breve (Lima, Ed. Vicio Perpetuo, 2014) a cargo del editor Julio Benavides Parra; una antología de microrrelatos que congrega veintiocho voces de autores nacionales e internacionales, quienes en un espacio de 300 palabras juegan entre los temas de la inocencia, la cotidianeidad, lo absurdo, lo fantástico, el amor y el infortunio de la vida.

Entre los autores peruanos tenemos a Maynor Freyre (Lima, 1941), escritor y periodista, que presenta el cuento: “! Papá, llévame contigo a Lima!”, quien con magistral sutilidad logra describir la historia de un delincuente y su ensoñación por el amor de su familia.

También se destaca la participación de escritores que escapan del centralismo limeño como la del escritor y director de la revista “Sieteculebras”, Mario Guevara Paredes (Cusco, 1956), con el texto “Dos mundos”, cuento que mejor contrasta las realidades sociales a través de un juego de niños.

De otro lado, está Christian Reynoso (Puno, 1978), destacado escritor y periodista, que con “La voz”, nos envuelve con sagacidad y buen manejo de estilo en la intriga de la historia de un hombre preso que dialoga con el eco de su conciencia.

“Un nombre aristocrático” de Manuel Centeno Cruz (Huaraz, 1987) es otro de los relatos que mejor reúne las características de este género y que rescata con tono sarcástico y de inocencia la historia del “nombre” de un futuro hijo en la sociedad mediática.

La arequipeña María Escalante con “Dafne” revela con absoluta pericia una singular historia de conflictos, soledad y tragedia en torno a la dueña de una herencia y el misterio de su muerte.

“Carretera al norte” del arqueólogo Pedro Vargas se construye entre lo fantástico y lo insólito, donde lo cotidiano de un viaje a la carretera se estriba con lo ominoso de la realidad y viceversa.

Otra estupenda historia es “Rolling Stone” de Daniel Yupanqui. El cuento hace gala de ironía a propósito del nombre del famoso grupo y lo relaciona con los problemas de salud que aquejan al narrador.

Entre los autores internacionales encontramos a Gisel Mendonca (Portugal, 1975) con “Cuidado con lo que deseas, no vaya a ser que se vuelva realidad”, una historia sucinta e intensa que evidencia el peligro del deseo y el límite de su magnitud.

Sin duda una selección de fabulosas lecturas de pequeño aliento -en la ironía monterrosiana- que alimentan el universo literario y describen con ingenio y tenacidad la realidad crítica de la sociedad. Algunas historias se muestran más sórdidas que otras y convierten las tensiones de la vida en finales indecisos que se permean entre el dolor o la risa y aunque a veces lo cotidiano rebose la escritura, la dosis reflexiva se hace presente en el terreno lúdico.

Como el maestro Monterroso lo anunciaba en Tríptico: “El humor y la timidez generalmente se dan juntos (…). El humor es una máscara y la timidez otra. No dejes que te quiten las dos al mismo tiempo”.

Fuente: http://www.losandes.com.pe/Cultural/20141116/84128.html

 

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