Han transcurrido dos años, y han sido los años más difíciles y rápidos que nos tocó vivir. Los que aún podemos leer esta entrada, tenemos la fortuna de seguir en el camino de la vida, de seguir jugando a escribir nuestro destino.

Será que pronto volveremos a la normalidad, a salir a las calles con la cara descubierta al 100%. Será que pronto dejaremos de tener botellas de alcohol apiladas en nuestro hogar. Será que pronto nuestros hogares vuelvan a lucir vacíos en horario laboral.

Aún es muy incierto cuál será nuestra nueva realidad, pero estoy seguro que el cambio se hará sentir, tal vez no tanto como la cuarentena, pero si se sentirá que comenzamos una nueva etapa.

Espero que cuando todo vuelva a la normalidad, nuestra familia tenga el mismo peso que tuvo en la cuarentena, que las reuniones detrás de pantallas se vuelvan en reuniones presenciales y que los juegos en línea se transformen en rompecabezas familiares.