“La comprensión del otro. Explicación, interpretación y racionalidad” es parte de un proyecto que he venido madurando por muchos años y que refleja algunos de los temas que más me apasionan en filosofía: la mente y el lenguaje. El concepto de mente es muy amplio pero incorpora, entre otras cosas, la identidad de lo que uno es, la naturaleza del yo, la subjetividad, la vida psíquica y todo lo que está contenido en ella como los estados conscientes, no conscientes e inconscientes pero que afectan causalmente nuestro comportamiento intencional y nuestros otros estados mentales. Como es claro, un abordaje fructífero de estos temas debe ser necesariamente interdisciplinario, por lo que debe integrar a la filosofía con la psicología, las neurociencias, las ciencias sociales y las ciencias de la evolución, entre otras actividades. Las ciencias suelen abordar estos temas por separado y es parte de los objetivos de la filosofía intentar una visión sinóptica e integradora que hilvane esos resultados entre sí, tratando de darles unidad. Pienso que progresivamente nos iremos dando cuenta que la filosofía no tiene un espacio propio de reflexión, diferente del de las ciencias, y que su especificidad es más bien de perspectiva.
Una idea fundamental que se puede encontrar en muchos filósofos, aunque de distintas maneras, es que lo que uno es –ya sea si uno lo sabe o no– es en gran medida el producto de sus relaciones con los demás, de su historia social y de su pertenencia a una comunidad o a varias de ellas. Es decir que la subjetividad se constituye intersubjetivamente, que uno es lo que es gracias a las relaciones que tiene con los otros y que el yo no está conformado solo por su vida subjetiva consciente sino también por sus vínculos con otros, sus relaciones con los demás. Por eso es que, como dice William James, el yo no incluye solamente la vida subjetiva privada sino también sus vínculos. Uno es sus vínculos y la calidad de vínculos que uno tiene es parte sustancial de lo que uno es. Por eso cualquier daño que ocurra en los vínculos que nos conforman es un daño en uno mismo y puede ser tan doloroso como la pérdida de una parte de nuestro propio cuerpo.
Esto conduce al tema del lenguaje, porque una manera natural de comunicarnos con los demás es a través de ese medio, aunque sin duda la comunicación verbal es solo una fracción de lo que ocurre en nuestras complejas relaciones con los demás. La comunicación no verbal, que a veces se llama paralenguaje, es tan importante como la verbal y la completa. El punto es que el lenguaje y los otros fenómenos relacionados con él participan en la constitución de uno mismo, además de que el lenguaje es un proceso mental y está conectado de distintas formas con los otros procesos que constituyen la mente humana.
Así pues, la autocomprensión solo es posible a partir de la comprensión de los otros y por eso el libro intenta reconstruir y analizar los distintos fenómenos y procesos que tienen lugar (la mayor parte de los cuales no son conscientes) cuando comprendemos a los demás, cuando creemos que los comprendemos, cuando comprendemos sin ser comprendidos, cuando alguien desea comprender a los demás pero no desea ser comprendido, cuando uno desea comprender para dominar o manipular y, en general, cuando se da alguna de las incontables maneras en que nos relacionamos, de manera cognitiva y afectiva, con otras personas o criaturas. De esa manera, entre otras, se van enhebrando los lazos sociales que constituyen el tejido social y que conforman lo que uno es, como un hilo más en ese tejido. Por eso las preguntas principales del libro son: ¿qué es comprender a otra persona o a una comunidad diferente a la nuestra? ¿Qué ocurre cuando nos comprendemos o cuando creemos que nos comprendemos, y cómo podemos distinguir entre una y otra cosa? ¿Qué diferencia hay entre explicar o comprender el comportamiento de alguien? Estas preguntas son cada vez más urgentes en nuestro pequeño mundo en el que convivimos con personas muy diferentes de nosotros, sabiendo que comprendernos, a nosotros mismos y a los demás, es parte de lo que necesitamos hacer para desarrollarnos como personas.