In Memoriam

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Hugo Pereyra Sánchez, In Memoriam (1929-2008)

Quisiera agradecer a quienes nos acompañan hoy en esta misa que tiene lugar al mes del fallecimiento de mi padre, y leer unas líneas para evocar su memoria. Aunque nació en Lima, pasó sus primeros años en Cajamarca, la tierra ancestral de sus antepasados. Allí estudió en el Colegio San Ramón, donde inició con sus compañeros de promoción una gran amistad que duró más de seis décadas, hasta el fin de su vida. Recibió luego, en la Escuela de Ingenieros del Perú, una sólida formación de ingeniero civil, que ejerció en los primeros años de su actividad profesional. Sus intereses se orientaron después a la matemática y, principalmente, a la estadística. Después de hacer estudios de postgrado en esta última disciplina en Santiago de Chile, dedicó la mayor parte de su vida profesional a enseñarla a numerosas promociones en la Universidad Nacional de Ingeniería. De ese tiempo datan algunas de sus experiencias y amistades más significativas. Por esos años, también dictó clases de estadística en las aulas de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Solía recordar con afecto que, en la década de 1960, le tocó dictar la primera clase de la naciente universidad, donde, años después, a fines de la década de 1980, recibió el título de Profesor Emérito. Luego de su jubilación, alrededor de la misma época, lejos de optar por un tranquilo retiro, continuó enseñando incansablemente, principalmente en la Universidad Ricardo Palma, donde siguió compartiendo con alumnos y colegas sus experiencias como estadístico e investigador en el programa de postgrado de educación. Durante toda su vida, su intelecto desbordó las ciencias y tocó las humanidades y las artes. Nuestra familia atesora el recuerdo de su impecable manejo del idioma y de su vasta cultura, así como los arpegios y melodías de su guitarra, instrumento que cultivaba con gran esmero. Fue también un entusiasta lector de literatura universal, afición que se remontaba a su niñez. Sin embargo, en las últimas dos décadas de su vida desarrolló lo que, tal vez, consideró su aporte intelectual más significativo y permanente: la investigación de los métodos de contabilidad y registro de los incas, especialmente los quipus. Se entregó con pasión de científico y de peruanista al estudio de esta materia. Ella le infundió una energía que compensaba con creces el gradual debilitamiento de su salud. En mérito a sus rigurosas investigaciones, recibió el reconocimiento de los grandes expertos mundiales en este campo, tanto de Estados Unidos como de Europa, y publicó varios trabajos fundamentales. Próximamente, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología publicará de manera póstuma la que fue quizás su obra más extensa: la descripción de los quipus del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia. Su colaboración con los profesionales de este museo, y con los del proyecto Caral y del Museo del Banco Central de Reserva, fue una de las experiencias que él más valoró. En el plano personal, sus hijos y su viuda recordaremos siempre a quien fue esposo gentil, padre abnegado, maestro de toda la vida, hombre fino, estudioso, metódico, sereno y caballeroso. Su memoria, motivo de ejemplo y orgullo, continuará siempre viva entre nosotros.

Carlos Pereyra Plasencia

Parroquia de la Medalla Milagrosa
San Isidro, 4 de julio de 2008

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