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Nota bibliográfica
Crónicas de Nueva York: a propósito de un libro de Alfonso W. Quiroz sobre la corrupción en la historia del Perú
Hugo Pereyra Plasencia
Pontificia Universidad Católica del Perú
El 14 de noviembre de 2008 asistí a la presentación, en Nueva York, de un nuevo libro de Alfonso W. Quiroz: Corrupt Circles. A History of Unbound Graft in Peru (Washington, D. C., Woodrow Wilson Center Press y Baltimore, The Johns Hopkins University Press, 2008). Se trata de un estudio de la corrupción en el Perú desde el Virreinato, aunque el corazón del trabajo se ubica en los siglos XIX y XX. Con relación al siglo XIX, el meollo de su condena apunta al Contrato Dreyfus y a Nicolás de Piérola y, con particular claridad, a un señor Torrico que, a juzgar por las fuentes que presenta, parece haberse llevado el premio mayor de los cacos. A Manuel Pardo lo deja muy bien, como un reformista sincero, pero destaca sus dos errores: el estanco y la expropiación salitrera, y por otro lado, su asociación con los (dudosos) bancos de Lima. En relación a lo primero, reitera lo ya sabido, esto es que la política salitrera no sólo no produjo los réditos esperados, sino que nos enemistó con los capitalistas ingleses y chilenos. No avanza más porque su tema no es propiamente la Guerra con Chile.
Lo que me sorprenden son sus comentarios sobre el Contrato Grace. Sin negar prácticas corruptas, lo distingue del Contrato Dreyfus al decir que consiguió, efectivamente, reencauzar económicamente al Perú. No llega a decir que el objetivo consciente del gobierno era conseguir esta meta y sugiere, de modo injusto, que pudo haber sido un efecto inesperado. En el plano de los objetivos conscientes, recarga las tintas en el tema de la corrupción aunque, la verdad, no aporta mayores pruebas. Transcribe, por ejemplo, una carta de Grace en la que pide a su contacto en Nueva York que le envíe “relojes de oro” para premiar a las personas que lo habían ayudado en el Perú. ¿No habrá sido el “oro de Grace” del que hablan algunas fuentes? Si fue así, creo que se trata de asuntos menores, y que, de hecho, el objetivo del Contrato no fue la corrupción en sí, sino la obtención de un logro muy necesario para el país.
En fin, de estas y otras cosas tiene este libro, cuya carátula muestra una imagen de los vladivideos. Mi preocupación principal es que, ante los gringos, el Perú aparece como un país asociado consustancialmente a la corrupción. (¡Como si no hubiera corrupción, y de la grande, también en Estado Unidos!) De hecho, como el mismo autor me lo reconoció, el libro no destaca tanto el tema de los luchadores efectivos contra la corrupción, aparte de los casos loables de Pardo y de Francisco García Calderón.
En los medios académicos de Estados Unidos existe una tendencia a magnificar la corrupción (como si no la hubiera hoy mismo en el mundo desarrollado, como si la crisis financiera actual no lo hubiera reconfirmado), y también a asociarla al militarismo. No digo que esto no haya ocurrido en el Perú y en otras partes, pero, la verdad, no creo que se pueda poner, por ejemplo, en un mismo saco a Cáceres y al mexicano Porfirio Díaz. Ocasionalmente, el libro de Quiroz tiene puntos de contacto con esa tendencia.
Quiroz utiliza muchísimos reportes diplomáticos españoles, británicos y franceses, pero les da excesiva importancia. Francamente, no creo que los diplomáticos extranjeros lo hayan sabido todo. Más interesante es la utilización del diario manuscrito completo de Witt, que parece habérselo facilitado la señora Garland. Por otro lado, los epistolarios son un material estupendo. De hecho, el autor los utiliza. Habría sido útil compulsar fuentes periodísticas de partidos opuestos. De ese roce, a veces, brota la verdad.
En cuanto al siglo XX, al margen de su posición política de extrema izquierda, es indudable que Carlos Malpica Silva Santisteban le puso el ojo a más de un pillo. Además, murió enfrentando estrecheces económicas, lo que me consta personalmente. Como él hay varios, en todas las épocas de la Historia del Perú. (Don Guillermo Lohmann habló alguna vez de un oidor al que tuvieron que enterrar de limosna por su rectitud). Creo que Alfonso no los ha destacado como merecen.
Corrupt Circles. A History of Unbound Graft in Peru es un trabajo sólido y notable, producto de un gran esfuerzo de búsqueda de fuentes primarias. Solo la bibliografía tiene casi quinientas entradas. Lo que resalta en la obra de Quiroz es su carácter empírico, en el más noble sentido que se pueda dar a esta palabra. Revela una tendencia a ver las cosas con rigor y detalle. Sufre, no obstante, como he dicho, de algunas magnificaciones y vacíos. Quizá destaca demasiado el papel de González Prada como crítico de la corrupción. Es verdad que este pensador tuvo frases rotundas, pero no vio ni combatió a la corrupción desde el centro del poder, en el trabajo político concreto, como sí la combatieron personajes como García Calderón y Pardo.
(Reseña publicada, con mínimas diferencias, en la revista electrónica Summa Humanitatis, de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Vol 3, Nro. 1, 2009)