Para los candidatos, en el Perú el tiempo no necesariamente es un factor a favor. Así los “outsiders” han logrado espectaculares votaciones (Belmont, 1989; Fujimori, 1990; Toledo, 1995; Humala, 2006) en muy corto tiempo. Es más, esa es una de sus características. Por eso los escenarios de ahora no tienen por qué ser los de mañana. Con mayor razón si el elector peruano ha sido, en las dos últimas décadas, altamente volátil, mostrando, de esta manera, las débiles adhesiones partidarias.
En ese marco, hay que leer los últimos sondeos. Casi todos muestran el mejor posicionamiento del alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio. No solo aparece claramente primero, sino que es el que tiene menos rechazo y el que la gente considera que ganará las elecciones. Estos elementos permiten a Castañeda, en las simulaciones de segundas vueltas, ganar a todos los otros hipotéticos candidatos. En las encuestas nacionales, el alcalde de Lima también aparece primero, pero con porcentajes menores.
De esta manera, para Castañeda convertir su apoyo limeño en nacional es su mayor reto. Vale la pena recordar que ningún alcalde de Lima electo ha sido presidente de la República. El mismo Castañeda fracasó en el intento, en el 2000. Sin embargo, abona a su favor el hecho de que, a diferencia de sus antecesores y también candidatos presidenciales, Alberto Andrade y Ricardo Belmont, Castañeda es provinciano, por lo que el antilimeñismo, en parte, puede ser frenado.
Si bien Castañeda carece de una organización sólida que lo apoye, no es un político carismático, aparece poco y, cuando lo hace, sus declaraciones no producen gran impacto, su gestión es altamente aprobada por la opinión pública, en no menos del 70%, lo que le permite tener una base de apoyo electoral más firme.
Estos elementos desventajosos pueden convertirse en favorables en un país donde la antipolítica está muy enraizada. Es decir, el electorado aprecia a los políticos por encima de los partidos, lo concreto (obras) por encima de los programas y el lenguaje sencillo por encima de los discursos articulados. Algo de ello expresa Castañeda cuando no se pronuncia sobre los temas nacionales o sobre las críticas a su gestión, respondiendo con evasivas, cuando no con el silencio.
Ese desempeño, criticable para un adecuado debate público, electoralmente le ha significado no estar sujeto a los quemantes climas de coyuntura. Es decir, Castañeda ha encontrado en la vieja idea, que se anida en electorados pragmáticos como el peruano, de que las obras (lo concreto) hablan por él. Dudosa posición para muchos, pero lo suficiente como para que el alcalde de Lima sea hoy el preferido y el menos rechazado.
Este escenario no necesariamente se mantendrá a futuro. No solo porque faltan muchos meses para la elección, sino porque los cambios en el ánimo del electorado peruano no son la excepción, sino casi una regla. Luis Castañeda tendrá que decidirse si candidatea para la reelección en la Municipalidad de Lima (noviembre del 2010) o compite en las presidenciales (abril del 2011); y el Apra —factor que no aparece hoy en las encuestas— decidirse por un candidato oficial. Por ahora, Castañeda se va en coche, pero el camino es largo (El Comercio, 10 de octubre del 2009)
Es verdad. Falta mucho para la elección, y si bien Castañeda va por buen camino, le falta mucho por delante. Demás está decir que en las encuestas, si bien va primero, no va a la cabeza y llevándose al resto por una gran diferencia. Su segundo competidor esta a un par de puntos porcentuales, es decir, casi nada… El electorado vive la fiesta de las elecciones, escucha propuestas, se rie de las caídas, en fin, disfruta del circo mediático que las elecciones trae, y es en ese vaivén de emociones que se decide por uno u otro, reforzado por quienes los medios, principalmente las televisoras, apoyen al final como quien deba salir airoso de la contienda…
Fernando:
Fuentes muy cercanas indican que Castañeda irá a las presidenciales. Tiene dinero, fama y poder. Es lo único que le falta. El tema es: ¿A quien dejará en Lima? Eso le preocupa, en tanto, no puede promocionar a cualquiera,( Rubio por ejemplo) porque pierde. Tampoco a un avispado ( Kouri) porque puede abrir una Caja de Pandora. Sea lo que sea, la cuestion pasa por definir su relacion con Alan. El se ha convertido, inteligentemente en el que apadrinara a uno u otro que pretenda remplazarlo. Por eso soltó el rollo,que impedirá, como ya lo hizo , dijo, que Humala sea el Presidente del Perú. En verdad, creo que les ha hecho creer a todos que sin su bendicion ningun proyecto será posible. Castañeda esta muy nervioso, puede hacer torpes movidas. Cree y no cree a las encuestas; aúnque claro, a fin de cuentas, no sabe como hacer, para que la hipótesis de perder soga y cabra no ocurra con él.
OSNIEV
Comparto gran parte de tu nota
“HECHOS Y NO PALABRAS”
“MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES”
CUENTA UN TIO MIO QUE EN LA EPOCA EN QUE SE CONSTRUÍA EL SANJON (VIA EXPRESA) CIERTO GRUPO POLITICO(“…”) SE REIAN DEL DR. BEDOYA MÀS CONOCIDO
COMO EL TUCAN…. HABIA MUCHAS CRITICAS POR SU TRABAJO.
SIN EMBARGO CUANDO UN TERREMOTO SACUDIÒ LIMA ….LA OBRA INICIADA POR
EL PARTIDO DEL PPC SE MANTUVO INTACTO…. Y MUCHOS DE LOS QUE CRITICARON AL TUCAN TUVIERON QUE QUEDARSE CALLADOS.