Ideeleradio.- El mensaje de 28 de julio emitido por el primer mandatario Alan García no tendrá ningún impacto en la credibilidad, aprobación o imagen presidencial, porque ese discurso fue gris, desordenado y pobre de contenido, aseguró Fernando Tuesta Soldevilla, director del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica.
Fue al comentar las consecuencias que tendrían los anuncios planteados por el jefe de Estado, en medio del 65% de la población que considera que gobierna para los ricos y no para los pobres.
“El mensaje presidencial no va a tener ningún impacto significativo y la percepción de los que tuvieron que escucharlo -cerca de dos horas- fue que no estaba a la altura del presidente Alan García. Fue un mensaje gris, poco brilloso, un mensaje que no estaba a la altura de un hombre que cultiva mucho la palabra y el discurso como el presidente García. Fue un mensaje que da inicio un tercer gobierno pero no con buenas luces”, aseveró en el programa “No Hay Derecho” de Ideeleradio.
“Ha sido un listado y no la (disertación) de un presidente a su altura y con las calidades que tiene para construir discursos, termina siendo pobre en contenido y en construcción un poco desordenado”, anotó.
Mensaje por cumplir y para el olvido
Consideró que fue un mensaje para cumplir con su mandato y no para comprometerse con los cambios. A su juicio, fue un rol de la información que le entregaron sus ministros de Estado.
“Fue un listado largo, tedioso, que juntó lo que sus ministros probablemente le entregaron para su discurso. Un mensaje donde no quiso comprometerse casi con nada, que no mostró ningún cambio. Un mensaje para el olvido. Eso se vio en la dificultad que tuvieron los medios para destacar algún punto (…) Si lo comparamos con el mensaje de hace un año, donde ofreció y no se cumplió, la idea quizás era mejor no ofrezco nada porque de repente no lo cumplo”, precisó.
Estimó que existe un desinterés mayoritario de la ciudadanía por la política y sin grandes expectativas frente al discurso emitido por el presidente Alan García. Anotó, que los mensajes presidenciales suelen tener cierta resonancia sólo cuando entregan algún nivel de propuesta.
“La gente ha tomado sus cuatro días como un momento de esparcimiento, diversión y si por allí escucharon algo de los mensajes era porque había algo interesante, pero como no hay nada interesente, la gente no escuchó nada y sigue su vida de manera natural. No es que la gente ha estado expectante y esto no quiere decir que la gente no espera cosas del gobierno, pero la gente separa mucho el discurso de los hechos y por lo tanto, si nos remitimos estrictamente al mensaje, hay temas que la gente no le presta la atención debida. Probablemente la gente estuvo más pegada a su televisor, viendo la parada militar que el mensaje presidencial”, manifestó.
“Los mensajes presidenciales suelen tener cierta resonancia cuando entregan algún nivel de propuesta o algo que la gente quiere. La gente necesita o demanda -lo señalan las encuestas- generación de empleo, educación de calidad, el tema de la inflación, pero eso no lo ha hecho”, opinó.
Coincido con el sentido del titular, aunque sugeriría su corrección en pro de exactitud diciendo que “ES SEGURO QUE EL MENSAJE PRESIDENCIAL NO CAUSARA NINGUN IMPACTO EN LA OPINION PUBLICA”
Esto es así, pero menos por que el discurso haya sido gris, desordenado y pobre de contenido segun Fernando Tuesta Soldevilla, sino por que el ciudadano común no esta interesado en informarse sobre la gestión publica y rechaza la política y todo lo que provenga de ella. Este rasgo de conducta social, que caracteriza a la sistemas políticos en crisis (y el nuestro que duda cabe atraviesa una muy grave) no es un dato al margen para explicar el nulo impacto del mensaje presidencial en la opinión pública, sino el dato principal: no te interesa, luego no escuchas y si no escuchas no te impacta. Cierto, Tuesta lo menciona en sus declaraciones, pero su énfasis (al menos así se desprende de sus declaraciones) esta en los (desde su perspectiva) defectos del mensaje.
Pero obsérvese que Tuesta hace énfasis en aspectos de forma: “discurso gris, desordenado y pobre de contenido”, “no estaba a la altura del presidente Alan García. Fue un mensaje gris, poco brilloso, un mensaje que no estaba a la altura de un hombre que cultiva mucho la palabra y el discurso”, “ha sido un listado y no la (disertación) de un presidente a su altura y con las calidades que tiene para construir discursos, termina siendo pobre en contenido y en construcción un poco desordenado” y en términos de fondo asegura que estuvo vacío de contenido.
Así Fernando Tuesta se suma al coro de exigentes de un mensaje a la medida de ellos. Olvida el coro, que el mínimo derecho que se le puede conceder al mensajero es decidir la intención y contenido de su mensaje, en función de lo que considere como importante para el momento político. Opino que en uso de esa libertad el presidente ha juzgado (correctamente) que el combustible de la actual convulsión social es el convencimiento del 65% de peruanos que consideran gobierna para los ricos y no para los pobres, de allí que haya centrado el mensaje en el voluminoso .recuento de cifras sobre las obras (saneamiento, carreteras, electrificación) y medidas legales realizadas por su gobierno, destacando que son actos de gobierno en exclusivo beneficio de los mas pobres (“que yo sepa, ningún oligarca de este país no tiene agua potable); obras y medidas (hay que decirlo) que son posibles gracias al crecimiento económico sin parangón que vive el país. La intención se hace mas evidente en la reiterativa comparación estadística entre la inversión pública del 2005 y del 2007, desmarcándose así de la gestión de su predecesor.
¿Escapa esta intención a la aguda inteligencia de Fernando Tuesta y el susodicho coro? No lo creo: es tan vasta lo primero y tan evidente lo segundo.
Sucede que Fernando y el coro, prefieren hacerse los desentendidos, y se refugian en reclamos a la forma o al vacío en ciertos temas (que no tenían lugar en la intencionalidad del mensaje), para rehuir el desafío implícito en el mensaje.
Y hacen mal
Considero que nuestro país, junto a los ajustes en la gestión de gobierno, cuya necesidad el presidente reconoce, precisa de una dosis de consensos en determinadas ideas fuerza, para salvaguarda de su estabilidad. No es materia de este comentario, esos consensos, si la actitud de los críticos, que prefieren los anatemas y hacerse los ciegos y sordos ante las dos líneas maestras sobre las que se conduce el gobierno: la promoción de la inversión privada, generadora de empleo y recursos para atender la necesidad de los que menos tienen (con que se hacen las obras sino), inversión privada catalogada como la única y eficaz forma de lucha contra la pobreza, mientras se redistribuye la riqueza generada en obras y medidas como la ley Mypes para resolver las inequidades y demandas básicas. Prefieren, como Julio Cotler, la caricatura, (véase comentarios al mensaje con Rosa María Palacios) o lo que es peor como Pedro Francke: la ruindad (léase artículo en la Republica, sacando de contexto un párrafo del mensaje sobre la dispersión de poblados en la sierra)
El gobierno tiene un rumbo: Es absolutamente cierto que en ese camino, el gobierno comete errores (algunos muy gruesos), torpezas y vacíos que sorprenden (los reconoce y hace promesa de enmienda, eso si estuvo en el mensaje) pero, pese a lo que digan los inquisidores, de quienes no dudamos que lo harían mil veces mejor (cuando los elijan) el Perú, “sin embargo se mueve” o mejor “sin embargo avanza”
Adolfo Bedoya