Hace más de dos décadas que Uruguay implementó las elecciones abiertas de los partidos políticos, luego de una modificación de carácter constitucional. Ayer domingo, por quinta vez, se han elegido a los candidatos presidenciales de los partidos, en elecciones abiertas, cuyos aspirantes únicos competirán a fines de octubre por la Presidencia de la República.
En América Latina han inaugurado la modalidad de elecciones internas abiertas –participan afiliados y no afiliados– y simultáneas de los partidos políticos. Siguió Argentina, años después, para ser una corriente que se está extendiendo por varios países de la región. El modelo tiene como propósito hacer partícipe a la ciudadanía de las decisiones de los partidos y reducir el número de partidos.
Esta modalidad de selección de candidatos tiene la particularidad de no ser obligatoria, a diferencia de Argentina. Se sustentaba en un sistema de partidos altamente institucionalizado. Una sociedad con partidos de esa naturaleza moviliza a ciudadanos e integra intereses. El número de militantes y simpatizantes es alto, y hace del partido político el canal de participación legitimado. Pese a ello, la tasa de participación ha ido bajando hasta acercarse a un tercio de los electores. No es el caso argentino, pues allí la elección es obligatoria y está lejos de ser parecida a la realidad peruana, donde la militancia partidaria es mínima. En ambos países, sin embargo, el voto es obligatorio en las elecciones generales.
La propuesta que elaboró la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política (CANRP) se parece a ambas modalidades porque propone elecciones internas, abiertas y simultáneas, pero se diferencia en varios aspectos.
Nuestra propuesta plantea, como ya se señaló, elecciones obligatorias. Pero hay, además, diferencias procedimentales y operativas. En Uruguay solo se elige al candidato a la presidencia y a una convención de un mínimo de 500 militantes que deben elegir al vicepresidente.
En caso nadie supere la mayoría calificada, eligen al aspirante a la presidencia. No se elige, a diferencia de nuestra propuesta, la lista de parlamentarios, cuya selección se mantiene en los niveles partidarios. De los 15 partidos inscritos, en la gran mayoría, sobre todo en los tres partidos mayores, hubo competencia entre diversas candidaturas. En el modelo argentino, cuyos candidatos se elegirán el 11 de agosto, las elecciones son obligatorias y se incluye no solo a los candidatos a la presidencia, sino también a la elección de diputados y senadores. Difiere de la uruguaya en esto último y en la elección del binomio presidencial, lo que hace que un candidato derrotado no pueda integrar la lista como vicepresidente. Lo otro relevante es que la pugna de diputados o senadores es entre listas internas.
La CANRP propone que la presentación de las candidaturas sea individual, bajo el formato de voto preferencial. Esto evita el acuerdo de listas para presentar una lista única, lo que desincentiva al electorado pues va a votar obligatoriamente, pero no elige. Bajo la observación de estos casos, no es que nos inclinamos por uno de ellos, sino que tratamos de adelantar problemas, para que el diseño se acerque de la mejor manera a las circunstancias peruanas.
Lamentablemente, el predictamen de la Comisión de Constitución se aleja de la propuesta que tiene una columna vertebral: elecciones abiertas, simultáneas, obligatorias, voto preferencial, organizadas por la ONPE y cuyos resultados sean vinculantes. Esta propuesta tiene que estar acompañada por normas internas de los partidos para la presentación de candidaturas. Mantener las tres modalidades de la ley actual, en la que 118 de 130 congresistas han sido elegidos por eventos partidarios, es mantener los problemas que han motivado el cuestionamiento y las propuestas que hoy están presentes en el debate público (El Comercio, lunes 1 de julio del 2019).
*El autor presidió la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política.