Es poco lo que se ha debatido públicamente y se desconoce mucho sobre los alcances de las cuatro reformas que serán sometidas al escrutinio popular este domingo 9. Esto se debe a que se trata de cuatro referendos en un solo día, que requieren de grados de conocimiento e información. A ello se agrega que tres de las cuatro preguntas son parte del consenso y solo la cuarta, referida a la bicameralidad, produce diferencias, dando como resultado una casi inexistente campaña electoral. Finalmente, la coyuntura ha sido cubierta, sostenidamente, por el tema de los procesos de investigación relacionados con los casos de corrupción.
De esta manera, queda un espacio baldío donde se están aprovechando las noticias falsas y la manipulación del contenido del referéndum pues, si bien las cuatro preguntas nacen de la propuesta del presidente de la República, han sido modificadas y aprobadas por el Congreso. Es decir, varios de los parlamentarios que están respaldando votar por el No en todas, votaron por las leyes de reforma constitucional que son ahora materia de referéndum.
La primera consulta referida al CNM, que en adelante será llamado Junta Nacional de Justicia, plantea modificar su composición. Sus miembros serán elegidos por un concurso público de méritos, con los requisitos de ser abogado de profesión, con una experiencia laboral o de cátedra universitaria de no menos de 25 años. Este concurso será dirigido por una comisión formada por titulares de varias instituciones. La anterior composición estuvo formada, lamentablemente, por personas con cuestionable desempeño, que se espera superar con un concurso público idóneo. No aprobarlo es permanecer con el CNM, hoy suspendido en sus funciones.
La pregunta referida al financiamiento de las campañas electorales, tiene que ver con una mejora del Congreso en relación a la propuesta del Ejecutivo. Dos temas son importantes. Se crea la figura de la sanción civil y, sobre todo, penal para el caso del financiamiento de origen ilícito, figura hoy inexistente. Asimismo, los partidos solo podrán hacer propaganda en los medios de comunicación a través de la franja electoral y no podrán comprar espacios fuera de ella. Esto es sumamente importante, pues por cada cuatro soles de la campaña, tres se invertían en radio y televisión. Esta medida bajará drásticamente los gastos de campaña. Estos dos elementos tendrán un impacto severo en la relación del dinero y la política, al que se le tiene que complementar, posteriormente, con modificaciones de la ley respectiva. No aprobarlo, significará mantener las cosas como están. Y están mal.
La no reelección de congresistas es la más popular. Los actuales no estarán presentes a partir del 2021, pero la medida podrá tener efectos nocivos en adelante. Los buenos congresistas, que los hay, así sean pocos, no podrán ser reelegidos, con lo que no se permitirá la imprescindible y necesaria experiencia que se gana con el tiempo y en varios períodos parlamentarios. Si se aprueba, se podrá aplaudir ahora y lamentar después.
La última pregunta referida a la bicameralidad es la madre de todas las reformas. La propuesta presidencial fue modificada y mejorada en varios artículos, pero el último día se incrustaron dos artículos que trastocan las relaciones entre poderes, por lo que, efectivamente, se desnaturalizó la propuesta inicial. Si se aprueba, se tendrá un Parlamento sometiendo al Ejecutivo. Si no se aprueba, no tendremos un parlamento bicameral que es largamente mejor que el actual.
En cualquier caso, estimado lector, tiene un poco de tiempo para informarse y votar responsablemente. Los organismos electorales, en sus cuentas de Internet, ofrecen abundante información. Un ciudadano informado, ejerce mejor su voto (El Comercio, jueves 6 de diciembre del 2018).