Las propuestas de reforma que ha anunciado Martín Vizcarra han removido el tablero político del país de manera drástica, respondiendo claramente a la situación de crisis que atraviesa el sistema de justicia y político, y a una cada vez más movilizada opinión pública. Se ha reacomodado además en una posición que lo colocaba como presidente dependiente de la oposición en el Congreso a uno distante de ella, con lo que se granjea nuevos aliados y aprecio de la opinión pública.
Ha colocado además el referéndum como tema central en el debate, no solo buscando evitar que sus propuestas se entrampen en el Parlamento, sino hacer un claro guiño a la ciudadanía para que participe y le otorgue una legitimidad a su paquete de reformas, colocando al Congreso en una situación comprometedora.
Sin embargo, las propuestas parecen haber sido un tanto apresuradas, pues un paquete de reformas debe tener un sentido de integridad, unicidad y coherencia que permita claramente saber hacia dónde se pretende llegar y conseguir.
Sobre el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) hay un consenso sobre su reestructuración y la necesidad de que sus miembros sean designados por concurso público. Esa es la propuesta principal y requiere, pues, una reforma constitucional.
La bicameralidad es una buena y necesaria propuesta que viene debatiéndose hace varios años. No tiene el respaldo ciudadano suficiente, por lo que se ha planteado no aumentar el número de parlamentarios. Sin embargo, el que no sea popular no quiere decir que no sea necesaria. Ya nuestro país está subrepresentado, por lo que crear una nueva cámara sin aumentar el número de representantes es profundizar el problema. La reforma constitucional.
Pero la no reelección parlamentaria, siendo muy popular, es una propuesta inadecuada. No observa que la realidad indica que nuestro país reelige a muy pocos parlamentarios, siendo la tasa más baja de América Latina. Los reelectos son, mayormente, los menos comprometidos en escándalos. Los nuevos, salvo pocas excepciones, son los que han contribuido más al desprestigio del Parlamento. Es más, se necesita parlamentarios que con el tiempo adquieran experiencia, especialización y conocimiento de la función. Hemos tenido, en lo que va del siglo, cerca de medio millar de parlamentarios y la aplastante mayoría lo ha sido de un solo período. Los parlamentarios reelectos no son un problema.
Finalmente, no se entiende la propuesta sobre el financiamiento privado a los partidos. ¿Se quiere que no exista financiamiento privado?, ¿más control? Por lo demás, como este tema forma parte de la ley de organizaciones políticas es suficiente un proyecto de ley, pues no pasa como modificación de la Constitución y, por lo tanto, tampoco por el referéndum.
Realizar el referéndum el 7 de octubre es pronto, teniendo en cuenta el momento difícil por el que pasa la ONPE. La fecha más cercana sería la segunda vuelta regional, alrededor de la primera semana de diciembre, acompañada de medidas presupuestales que faciliten el trabajo de la ONPE. Esperemos los proyectos de ley que debe presentar el Ejecutivo, pero lo que es claro es que el presidente Vizcarra se ha dado un impulso político que no se esperaba (El Comercio, jueves 2 de agosto 2018).