(Por Enrique Patriau) En la siguiente entrevista, el profesor de ciencia política de la Pontificia Universidad Católica del Perú y especialista en temas electorales Fernando Tuesta Soldevilla desarrolla varias ideas sobre la reforma política, hoy en debate. Según su posición, sería conveniente volver al sistema bicameral. También cree necesario eliminar el voto preferencial.
¿Cuáles considera que deben ser los elementos principales de la reforma política?
Después de muchos años he llegado a la conclusión de que esta mirada sobre la reforma nos ha llevado a meras modificaciones parciales. Sería un retroceso decir que, de todo esto, es necesario aprobar a, b y c. Nunca como ahora hemos estado tan cerca de tener una norma fuente, un código, sobre todo lo referido a elecciones y partidos.
El Ejecutivo ha recomendado en su proyecto volver a la bicameralidad.
Este es un tema que a veces trae confusión. Hay que tener en cuenta, primero, que el Grupo de Trabajo de Reforma Electoral del Congreso está preparando un texto en un escenario sin reforma constitucional. Se supone que este informe se presentará a la Comisión de Constitución, que puede recomendar incluir algunas reformas constitucionales, como por ejemplo, la bicameralidad o la reelección de alcaldes y gobernadores.
¿Y sería conveniente volver a tener un Senado?
Personalmente, yo creo que sí. La bicameralidad es una reforma sustantiva y es necesario encaminarnos hacia allá. Y esto incluye una serie de medidas adicionales de ingeniería constitucional. Habría que establecer las funciones de cada cámara, cómo se relacionarían entre ellas, los requisitos y varias otros temas más.
No creo que sea una idea muy popular, en todo caso.
Ciertamente, no es una medida popular, porque los peruanos, en su mayoría, rechazan a los partidos y a las instituciones. No les sería sencillo aceptar más escaños y parlamentarios porque iría en contra de su sentido común. Pero hay que saber explicar las cosas.
Tenemos menos congresistas de los que deberíamos tener, para empezar.
Exacto, por el tamaño de nuestra población. Si hacemos un cálculo deberíamos tener, solo en una cámara baja, unos 240 congresistas, casi el doble de lo que hay ahora. Eso a la gente le parece inadmisible…
Una pérdida de dinero.
Tal cual. Sin embargo, a los congresistas se les hace muy complicado su trabajo: son pocos, hay muchas comisiones y tienen que ir saltando de una comisión a otra. Por todo eso se requiere de más congresistas. Y la bicameralidad también ayudaría mucho, primero como un filtro de las propias leyes que se hacen, pues hoy una vorágine de proyectos, lo cual no está bien.
¿Los congresistas estarán de acuerdo con volver a la bicameralidad?
Quienes se oponían eran de las filas fujimoristas, aunque las declaraciones de ahora dan a entender que estarían dispuestos a conversar al respecto.
Con ciertas condiciones. Parece que la opción más aceptable es coger a los 130 congresistas de hoy y dividirlos: 100 diputados y 30 senadores.
No estoy de acuerdo.
Eso no soluciona el problema de fondo de representación.
Exacto, el Senado no solo tiene función legislativa, sino también cumple una función representativa. Tomar a los 130 congresistas y dividirlos, bajo la idea de que así la gente no se va a molestar, es un despropósito, un error. Se debe tener capacidad de persuasión, de convencimiento, de comunicación para decirle al ciudadano que, con más congresistas, tendrá la opción de identificar a su representante…
De exigirle resultados
Y de exigirle que canalice sus intereses. Luego, mediante el voto, lo premiará o castigará por su desempeño.
¿Será posible eliminar el voto preferencial?
He escuchado esto desde hace varios Congresos, y no se ha podido. Y es que los partidos y sus dirigencias no han logrado entender la dimensión del daño que ha ocasionado el voto preferencial.
Hay congresistas que dicen estar de acuerdo con su eliminación, siempre y cuando se garanticen elecciones internas democráticas y limpias para elegir a los candidatos.
Hay elecciones internas según la ley, el tema es que desean que sean más democráticas, cuando son ellos mismos los que no las practican.
Claro, aunque según esta lógica el voto preferencial permite que los ciudadanos rompan con la imposición de las cúpulas partidarias.
Ese argumento de la imposición de cúpulas me causa asombro y me provoca una mueca de risa, porque muchas veces es afirmado por los propios dirigentes. ¿Qué más cúpula que la propia dirigencia?
De acuerdo, hay mucho de cinismo en esa posición.
Hay que ser consecuentes. No se trata de salir con la frase: “que haya elecciones democráticas en los partidos”. ¿Y qué sugiere usted para que eso suceda? No hay respuestas. En realidad, luego de cada elección interna siempre hay inconformidad y denuncias. No hay un solo partido que se libre de eso. El problema es que los partidos tienen prácticas no democráticas y, a la vez, carecen de la capacidad suficiente para organizar elecciones en todo el territorio nacional.
Si el problema es la legitimidad de los procesos internos, entonces quienes deberían encargarse son las instituciones electorales.
Desde luego. No hay nadie que pueda armar mejor un padrón que Reniec. Al mismo tiempo, que la ONPE se encargue de la votación y el JNE resuelva los conflictos internos. Esto daría garantías a todos y se legitimarían los procesos. Y acá viene otro punto vital: el voto preferencial en las elecciones generales no permite que se desarrollen propuestas únicas, discursos coherentes, porque cada candidato lanza sus propias ideas para diferenciarse del resto. En cambio, sí se podría incorporar el voto preferencial en las competencias internas, porque eso impediría que una lista aplaste a la otra.
A la luz de las experiencias fallidas, ¿qué se necesita para que la reforma sea, finalmente, una realidad?
Ahí pasamos a un punto clave: ¿cómo proceder? En otros países, una reforma así viene acompañada de una propuesta integral de los gobiernos, salvo en el Perú. Es cierto: el Ejecutivo ha presentado un proyecto, pero la bandera no se asumió desde el inicio. Yo hubiera esperado, el 28 de julio, a un presidente que le diga al país que es necesario caminar hacia ese objetivo. Por el contrario, pasaron meses y fue el Congreso el que asumió el reto. En todo caso, creo que es indispensable que exista un acuerdo político entre el Gobierno, la oposición y los otros partidos para que la reforma…
¿Sea aprobada?
…pase completa y evitar que cada congresista busque cambiarla a su antojo. Si los líderes de los partidos no entienden que se necesitan compromisos, la reforma puede ir mal. Sin compromiso político, la reforma puede terminar en una nueva gran frustración (La República, 30 de abril del 2017).
Concuerdo con esto en varios puntos, pero no hay que ser mezquinos en lo que en realidad persiguen muchos partido con que se aplique esta reforma
Se requiere requisitos para militar en.los partidos politicos, en este caso el nuevo militante debe previamente escuchar una charla de doctrina o ideología del partido e historia del mismo y tendría derecho a elegir candidatos luego de 2 años de su inscripción. Con esto evitariamos la compra de votos, ya que los que quieren candidatear comienzan a comprar militancias inscribiendo gente a los que le can a pagar en el proceso interno para que cayan a votar, lo cual es deplorable y afecta la presentación de los mejores cuadros partidarios de los partidos.
Concuerdo y añado:1.- Que se retorne al bicameralismo.El Senado ,como sucedió en el Perú,deberá asumir tareas que le sean específicas y proceder de circunscripción nacional.2.- Creo que una Cámara de Diputados debe tener un número variable de integrantes a partir de una constante:número de Provincias.Así como están las cosas,hay provincias que jamás estarán representadas.El número variable depende del total de población.Es ridículo el número actual de Congresistas.El planteamiento del número de Diputados y Senadores debe ir acompañado del sueldo mensual y de otros gastos que implica cada Parlamentario.Yo ganaba poco más de una U.I.T.(85-90)y tenía derecho a contratar una secretaria y un asesor.Ambos ganaban menos que yo.3.- No habrán elecciones internas democráticas y limpias en los partidos.Presuponer eso es una ingenuidad.Otorgarle a las cúpulas nacionales,regionales y locales el manejo de los padrones termina muy mal.Por ello,y porque el Voto Preferencial es un poder que tiene el ciudadano,no estoy de acuerdo con que se elimine.Aquello de considerar que “la crisis de los partidos radica en el Voto preferencial” es un disparate.Claro que existe esa crisis y es profunda.Pero se deriva de múltiples causas que no es el caso desarrollar.Por las características de algunas de esas causas(como la falta de debate interno programático,por ejemplo)se acude al Voto Preferencial como “causa”.4.-Debe irse a elecciones ciudadanas con supervisión de la ONPE para decidir candidaturas(presidenciales,parlamentarias,regionales y locales)5.-No debe haber aplicación del Sistema de D·Hont(cifra repartidora)porque es antidemocrático:la proporcionalidad refleja la voluntad popular.En fin,hay mucho más.pero falta debate.Estoy de acuerdo con la mayoría de las propuestas de Transparencia,pero no con la eliminación del Voto Preferencial.Un abrazo.Manuel Benza Pflücker,tel:4457695,993884909.