#ReformaPolítica 6. La prohibición de la reelección de gobernadores y alcaldes no fue una medida eficaz contra la corrupción, pues esta puede seguir desarrollándose en un solo período de mandato. Es más, la tasa de reelección regional y local, salvo algunas excepciones de distritos de Lima, es baja. Es decir, el elector ha utilizado el voto como instrumento de premio o castigo en cada elección. Hoy no lo tiene. Las buenas autoridades no pueden ser premiadas y las carreras políticas truncadas.
La presencia, fortalecimiento y control del poder regional y local de parte de organizaciones regionales y locales es el resultado del debilitamiento progresivo de los partidos nacionales que se autoexcluyeron de la competencia electoral, se subordinaron al dinero fácil o fueron derrotados en estos espacios en donde la antipolítica es más fuerte y donde los partidos son vistos como partidos centralistas y limeños.
Es cierto que la permanencia de un gobernador o alcalde por muchos períodos abre la puerta al abuso del poder, sobre todo en un sistema institucional débil como el nuestro, por lo que una salida intermedia es permitir la reelección tanto a nivel regional como local, por un solo período de mandato. Estimo que esta modificación sea permitida a las autoridades actualmente en ejercicio, a quienes se les aplicó el impedimento y no se esperó el fin de sus mandatos.
Al lado de esto se debe desarrollar una activa participación y coordinación de la Contraloría General de la República, el Ministerio Público, el Poder Judicial y ciertamente el Ministerio del Interior, como se hizo en casos como el de Áncash, hace unos años. De lo contrario, como muchas veces sucede, estaremos reformando las normas sin conseguir los efectos deseados (Perú21, domingo 2 de octubre del 2016).