Por esa razón, Eduardo Ballón, Lucho Peirano, Balo Sánchez León, entre otros, no pudieron ver aquel sensacional Alemania-Francia. Tampoco podía entender cómo, años antes, algunos amigos de izquierda en la PUCP eran citados a reunirse los domingos a la hora de los partidos de fútbol o cuando jugaba Perú, para templar el acero. La verdad que no templaban nada y en el fondo nos envidiaban.
No me acuerdo desde cuándo me gusta el fútbol y soy hincha de Alianza Lima. En los sesenta, sino ibas al estadio, no había posibilidad de ver a tu equipo, pues no transmitían los partidos por televisión. Solo quedaba leer y ver las fotos de los partidos, en La Crónica y Ultima Hora o escuchar los programas “Ovación” de Radio El Sol con Pocho Rospigliosi o “Pregón Deportivo” con Oscar Artacho, en Radio Unión. Es decir, total despliegue de imaginación. Así escuché la final del mundial Inglaterra 66, cuando como local venció 4 a 2 a Alemania con un gol dudoso. Ya jugaba Franz Beckenbauer, extraordinario jugador elemán. Juntaba, por cierto, el clásico álbum de figuritas, por lo que conocí a otros jugadores como a Eusebio, la Perla de Mozanbique, a Paco Gento, aquel grande de las selecciones españolas o al ruso Lev Yashin, la Araña Nagra.
Por esos tiempos fui, por primera vez, al Estadio Nacional, un domingo en el que se programaban tres partidos, preliminar, semi fondo y partido de fondo. Con un amigo de barrio, cuyo tío nos dejó ingresar por la Puerta No. 4, nos deleitamos escuchando a los viejos hinchas que se reunían temprano en occidente intermedia. Había tan poca genta a esa hora, que llegaba el eco del golpe de la pelota y los gritos de los jugadores -quizá un KDT Nacional vs. Mariscal Sucre- que como todo preliminar a las 11:30am. Cuando llegó el partido de fondo, el estadio relucía lleno. Alianza jugaba contra el Octavio Espinosa de Ica, que tenía a Adolfo Donayre como back centro. Cuando salió Alianza Lima al campo, ante el estallido de las tribunas, lo hizo con una delantera histórica: Julio Baylón, Cubillas, “Perico” León, “Pitín” Zegarra y “Babalú” Martínez. Desde aquel día no dejé de ir al estadio y fui más hincha que nunca, defendiendo a mi equipo, a la camiseta blanquiazul, en todo tiempo y lugar.
Perú también jugaba con los grandes, como en el mundial México 70, cuya clasificación la vimos por primera vez vía satélite, aun en blanco y negro. Aquella de los goles de Cachito Ramírez en la Bombonera. Toda la década fue de gran fútbol, pese a que no fuimos al mundial del 74 en Alemania, pues nos eliminó el Chile de Adolfo Figueroa. Nos contentamos viendo a la Naranja Mecánica, en pantalla gigante en El Amauta. El griterío era tal, que parecía el estadio de Frankfurt o el de Munich. Al año siguiente, en el Sudamericano, ganamos a Brasil 3-1, en su cancha. Fuimos al Estadio Nacional para ver el partido de vuelta. El fútbol une tanto que me acuerdo haber estado en Popular Norte, increíblemente, con José Luis Réñique, Pepo Velásquez, hinchas de la U. Nos ganaron 2-0, pero la suerte se jugó de la mano de una niña que por sorteo nos llevó a la final, que ganamos con gol de Sotil. Salimos en caravana -esa actividad que los jóvenes de hoy solo conocen por televisión- por la Avenida Arequipa y libamos como si fuera el último día, al igual que la clasificación del mundial de Argentina 78 y España 82.
A veces se entiende el fútbol como un apostolado de causas perdidas, por lo que se quiere convencer a los amigos de sus bondades. Así llevamos –no todos muy convencidos- un día al Estadio Nacional a Farid Matuk, que tuvo la suerte de ver el gol de media cancha del maestro César Cueto a Quiroga, quien tapaba por el Cristal. No sé si ello le habría ayudado a Farid a pasar de la historia a la econometría, pero estoy seguro que no se acuerda del partido.
Pero no hay pasión sin disputa, por lo que todo país que se precie tiene que tener un clásico, como en el nuestro Alianza Lima-Universitario. Sin embargo, ese bipartidismo, deja algunos pequeños espacios, donde uno encuentra rarezas. Por ejemplo, los hinchas del Municipal son cuatro gatos y yo conozco a cinco: Rolando Ames, Toni Zapata, Jorge Deustua, Fernando Parodi y Julio Calderón. Los del Sport Boys son más: seis, más Lucho Soltau, siete. Cienciano, dice que ahora tiene hinchas, Efraín González, por ejemplo (Felizmente el rectorado de nuestra PUCP está resguardado con los aliancistas Luis Guzmán Barrón y Marcial Rubio). Pero si se trata de la anti pasión, allí llamen a los del Cristal, que salvo el querido Toño Cisneros, son tan pecho frío como Jorge Soto.
En realidad, la pasión está en el clásico. Las gallinas son menos, pero son. A veces toman la forma de analistas como Santiago Pedraglio, Carlos Basombrío o Fernando Rospigliosi; otras veces como periodistas como Efraín Trelles, Raúl Tola o Eddie Fleshmann, que cuando era mi alumno no jugaba ni canicas. Por lo demás, nadie podía acusar a la ONPE de no ser plural, cuando teníamos en el Comité de Gerentes a Carlos Reyna, Walter Twanama, Benito Portocarrero, que si bien son hinchas por televisión, no dejan de ser de la U. Pero los aliancistas somos como tribus, por lo que asistimos y nos encontramos en el estadio con Marcos Cueto, Ivan Inojosa, Eduardo Cáceres, Manuel Glave, Aldo Panfichi, Carlos Monge, Humberto Campodónico, Kike Sánchez Hernani, Augusto Alvarez Rodrich, Alonso Cueto, Augusto Ortiz de Zevallos, Javier de Belaunde, Juan Monroy, Lucho Pizarro, Constantino Carvallo, Siomi Lerner, por contar algunos amigos.
(Ideele No 177, julio 2006)
Estaba buscando algo sobre la historia de la econometria y me llamo la atención sobre el comentario hecho sobre farid Matuk y termine leendo todo el texto encantado de inicio a final. Siempre es halagador encontrar cosas tan bien escritas y mas aun leer algo relacionado al futbol lejos de los periódicos comunes. Felicitaciones
Recuerdo que estaba en el INEI, cuando un periodista que tenía copia de este artículo antes que publicara, me pregunto si había ido al estadio con Fernando Tuesta. Le respondí que sí, y que había visto el dichoso gol que él menciona, y si la memoria no me falla nos sentamos en la tribuna norte, y fue en este arco donde Cueto metió el gol.
Una anécdota relativa al fútbol que recuerdo, es cuando nos juntabamos para ver el Mundial de Argentina 78 en mi casa de Marconi (San Isidro) con los amigos de entonces, poníamos en la calle cuatro bancos de la cocina para hacer dos arcos, y jugabamos en el entretiempo.
Otra es que en Estudios Generales Letras para algún campeonato interno, formamos un equipo de fúlbito que tenía por nombre “IV” (cuatro en números romanos) para hacer referencia a la IV Internacional, y solamente los trotskystas podían ser del equipo. Obviamente las camisetas eran rojas.
Excelente y sobre todo gracias por los recuerdos tan gratos, aunque algunos ingratos, de nuestro futbol. Y muchas gracias por ese magnifico video del gol mas sensacional de la historia en el futbol peruano, que tuve la suerte de ver desde la tribuna norte. En los años 70, como buen militante de izquierda, también tuve muchas reuniones programadas justo a la hora de algun partido de futbol, y una de estas reuniones era 2 horas antes de un clásico para el que tenia las entradas ya compradas, a la clásica tribuna norte (nor occidente, donde nos encontraríamos seguramente con el cholo Trelles y el chito Renique entre otros cremas que sufrirían seguramente del futbol atildado de nuestro querido Alianza Lima). Felizmente que el camarada de seguridad en una accion de "liberalismo pequeño burgues" se demoró en recojerme del punto de seguridad previo a la reunion y llegó (como pude ver desde el micro de la avenida Abancay que ya me transportaba hacia el Estadio Nacional)tres minutos despues de la tolerancia, cosa que permitió que este camarada disciplinado pueda irse a su tribuna con la tranquilidad del deber cumplido. Solo como recuerdo, en la única ocasión que el Perú no clasificó al mundial entre el 70 y el 82, no hubo un solo jugador de Alianza Lima en el equipo peruano (fue con R. Scarone como DT y enfrentando a Chile que nos eliminó). CG
En el equipo peruano que jugo las eliminatorias para Alemania 74, estaban Teofilo Cubillas y Manuel Mayorga, ambos de Alianza Lima, me acuerdo que Mayorga era el que mejor rendimiento tenia en el famoso Test de Cooper, que aplicaba Coutinho. Ademas el partido de Peru contra Brasil, no se jugo en el estadio Nacional, si no en Matute y la niña que saco la bolilla de Peru en el sorteo fue la hijo de Teofilo Salinas, la leyenda cuenta que esa bolilla esta convenientemente enfriada para que la niña pueda escogerla.
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Un Saludo
Encontré este blog de la manera más extraña a pesar de leer mucho sobre noticias y política…hoy me lo topé buscando un cántico Aliancista en referencia a Sotil. Me alegra mucho ver que tantas personas que considero de alguna u otra manera importantes son del equipo de mis amores, me gusta como escribe, espero que el 2011 salgamos nuevamente campeones y en alguna oportunidad ver a alguno x el estadio, aunque lo veo algo complicado porque acostumbro a ir a oriente y ahora me aventuraré a sur a partir del próximo año…pero nunca se sabe. saludos y muchos éxitos!
Gracias Lorena