Fernando Tuesta se ha dedicado los últimos meses a investigar sobre las revocatorias. Producto de ese esfuerzo, acaba de publicar, junto a otros investigadores, un libro que recoge las experiencias en países latinoamericanos. Frente a la lógica común de que revocar autoridades supone un ejercicio ultrademocrático, advierte que, en realidad, esta práctica no ha mejorado la calidad de la gestión pública. "Lo peor que le ha pasado a las municipalidades son las revocatorias", declara.
En esta entrevista, Tuesta reflexiona sobre los posibles escenarios que se vislumbran en el 2015 –año preelectoral– y sobre el actual gobierno: "Lo que yo veo es un problema de liderazgo, con un presidente al que se le siente ausente".
Ha presentado un libro sobre los procesos de revocatorias en el Perú y en América Latina. Me quedo con esta conclusión: el Perú es el país con más revocatorias en el mundo.
Es algo singular, que no se conoce. Entre 1997 y 2013 se revocaron a más de 1,000 autoridades municipales, entre ellas más de 300 alcaldes. Acá se han revocado a más autoridades que en Estados Unidos, que permite revocatorias desde 1903.
¿Por qué tantas?
El requisito principal es que la solicitud venga acompañada por el 25% de firmas de la población que vive en la jurisdicción donde ejerce la autoridad a revocar. En el Perú, el 92% de los distritos del país tienen menos de 5,000 electores y, en esos casos, no se necesitan muchas firmas, digamos entre unas 200 a 1,000. Solamente se ha logrado revocar en distritos muy pequeños, rurales, la mayoría de ellos ubicados en Áncash, Cajamarca, o Lima provincias. Ahí, la política la practican listas locales que en realidad son pequeños grupos de personas sin organización, con vínculos endebles.
¿Quiénes suelen promover las revocatorias?
Los candidatos perdedores.
¿Lo hacen por revanchismo electoral?
Por un lado. Por el otro, existe un incentivo: la norma establece que si se revoca a más de un tercio del concejo, se realizan nuevas elecciones municipales. Por eso la gran cantidad de revocatorias se concentran en sacar al alcalde. Es una mezcla de revanchismo con el deseo de capturar la alcaldía.
La revocatoria se defiende como un acto de soberanía popular, como un ejercicio de democracia directa, ciudadana.
Ah, claro, te dicen que todo aquel favorecido por el voto popular puede ser removido por la misma vía. Suena bien, suena justo; sin embargo, en Estados Unidos la revocatoria solo está permitida en algunos estados, mientras que en otros países desarrollados eso no existe. En el Perú se instauró en 1993. ¿En base a qué experiencias previas importantes? Esa es la pregunta. Si tú miras el mapa del mundo, casi todo se reduce a América del Sur y, principalmente, Perú.
¿Qué características tienen esos lugares en donde se producen las revocatorias?
En primer lugar, se observa un sistema de representación quebrado porque los partidos nacionales no logran que sus candidatos resulten elegidos a nivel municipal ni regional. Dicho de otro modo, en ese 92% de distritos de menos de 5 mil personas casi no encuentras partidos. ¿Cómo son las relaciones políticas? Tribales, familiares. Y a eso hay que sumar una capacidad de administración estatal bastante baja.
Ahora, este es un país con niveles discutibles de cultura democrática.
Y en el que el respeto a los resultados (electorales) es bajo. A nivel subnacional hay un problema de captura del Estado por parte de grupos que buscan favorecerse con recursos.
¿Hay revocatorias que son impulsadas por empresas?
Hay casos de revocadores que eran los testaferros de empresas que no habían conseguido contratos, licitaciones. En realidad, hay de todo, es un mar. Y también hay casos de rencillas meramente locales. En San Cristóbal de Cocha, un señor promovió la revocatoria contra cuatro alcaldes elegidos y cuando ganó la elección, en el 2010, todos se unieron en su contra y lo revocaron. Algo increíble.
Las elecciones regionales y municipales se realizaron hace poco menos de tres meses. ¿Qué cree que va a ocurrir?
Uno puede comprar el kit para la revocatoria en el primer día útil del segundo año de mandato. Le aseguro que en el primer día útil del 2016 se van a comprar cientos de kits para revocatorias. Y con los días la cifra seguirá creciendo. Por otro lado, si antes el número de firmas exigido por la ley solamente se alcanzaba en los distritos más pequeños, con la experiencia de Lima más de uno se va a preguntar: ¿y por qué no podría hacerse lo mismo en otras regiones? Varios revocadores han ganado experiencia.
Ya debe existir la chamba del revocador.
Es una chamba temporal, estacional, digamos. Varios revocadores se han hecho conocidos y sus teléfonos van a empezar a sonar pronto. Creo que podríamos ver casos en los que se consigan las firmas para llevar adelante la consulta de revocación de presidentes regionales o de alcaldes provinciales de ciudades importantes.
Digamos que con los escándalos ya conocidos de los presidentes regionales, no parece descabellado anticipar algunas revocatorias.
Lo que tenemos son presidentes regionales que son como unos barones con poder, con muchos recursos y sin control, ni siquiera partidario. No dan cuenta a nadie, porque ellos son dueños de la organización con la cual llegaron al poder. Todos los males de los partidos nacionales a nivel regional se multiplican. No hay más caudillismo en la política que en los movimientos regionales.
En resumen, lo que pasó en Lima podría ser un disparador.
Un efecto demostración. Acá no se trata de defender a ningún alcalde o presidente regional. Se trata de ajustar las cosas, porque lo peor que les ha pasado a muchos municipios en el Perú son las revocatorias. Y para mejorar, las instituciones deben funcionar y coordinar. ¿Cuáles? La Contraloría, el Poder Judicial, la Policía, el Ministerio Público y, por cierto, los partidos. Cuando salen los escándalos de corrupción en los gobiernos regionales todos se ponen a trabajar juntos. ¿Por qué no es así siempre?
¿Usted cree que Luis Castañeda podría enfrentar una revocatoria como le pasó a Susana Villarán?
Creo que no. Lima puede ser un ejemplo para las demás ciudades de que el obstáculo de las firmas es salvable, sin embargo considero que los limeños ya conocen el tema, saben de qué se trata…
Aparte, a Villarán, con todos los cuestionamientos que tenía encima, no se la revocó.
Eso no quiere decir que Castañeda la va a tener sencilla. Hay temas que ya están colocados en la agenda de los limeños, como el transporte público. Se puede criticar a los corredores viales, pero lo del transporte masivo es un tema que debe resolverse, del que ya no se puede huir ni ponerse de costado. Va a ser más difícil para Castañeda llenar los ojos de los limeños, en comparación con sus primeros ocho años.
Hablemos un poco del gobierno ahora. Al presidente Ollanta Humala le queda poco más de año y medio en el poder. ¿Cómo vio el desempeño del Ejecutivo durante el 2014?
Diría que lo más destacado del gobierno ha estado en el ámbito de la política internacional, con el fallo de la Corte Internacional de La Haya sobre el límite marítimo con Chile. Se ha cerrado el tema, más allá de las objeciones que uno pueda tener con los resultados.
Eso fue al inicio del 2014. Ese oxígeno se acabó rápido.
Sí, de acuerdo. Mire, considero que el gobierno sigue reclutando a buenos profesionales y técnicos, no obstante, estos requieren de un liderazgo. Los ministros, cuya mayoría no tiene experiencia política, han tenido por encima a primeros ministros también sin experiencia política.
Ana Jara es una apuesta distinta en ese sentido.
Ella ha aprendido mucho desde que inició, recientemente, su vida política. Está intentando hacer lo que puede…
¿Lo que puede?
Es que yo veo un problema de norte, de liderazgo. Acá hay un presidente al que, muchas veces, se le siente ausente. Vivimos en una región con regímenes presidencialistas en donde la gente, a veces, necesita que ese político que ocupa la presidencia le diga hacia dónde estamos caminando. Alan García, con todo lo que se le puede criticar, sí estaba presente, acaso sobreexpuesto. Es el otro extremo, si usted quiere. En fin, hay como una sensación de vacío…
Con un partido, el nacionalista, al que cada vez se le percibe más débil.
Hay un serio problema: este es un gobierno sin partido. De haber sido el nacionalismo la primera fuerza parlamentaria, antes de que el gobierno termine pasará a ser la segunda. Por lo menos ya tiene una bancada del mismo tamaño que la fujimorista.
¿El descalabro electoral del nacionalismo en el 2016 es inminente?
El nacionalismo ni siquiera ha podido competir a nivel subnacional. Pero ¿implica eso un descalabro inevitable en el 2016? No necesariamente. No va a ganar la elección presidencial con nadie, ¿cierto? Por eso su mayor pretensión sería conseguir una buena bancada en el Parlamento.
En los casos de Perú Posible y del Apra, ambos terminaron con bancadas mínimas.
Pero si en el nacionalismo saben leer correctamente, se darán cuenta de que PP y el Apra cometieron un grave error: apostaron por invitados como candidatos presidenciales que terminaron yéndose en plena campaña.
¿El nacionalismo debería apostar por un candidato de la casa?
Seguramente no van a ganar la elección, pero deben confiar en sus propios cuadros. Lo que se necesita en el Perú son partidos. Nadine Heredia como cabeza de lista parlamentaria, evidentemente, va a ser una locomotora. ¿Y por qué no aprovechar eso para una lista propia? Hay personas que pueden estar, como Ana Jara, Daniel Abugattás, Ana María Solórzano. Pero si se la juegan por un invitado, el nacionalismo puede desaparecer, perder su inscripción.
Algunos han sugerido que el ministro del Interior, Daniel Urresti, es una posible salida.
Es difícil que eso sea así. Ese entusiasmo que en algunos despierta Urresti no termina de encajar. Quiero decir, él podría ser candidato de cualquier otro partido, aunque difícilmente del gobierno.
¿Por qué?
El discurso de Urresti no se corresponde con los sellos distintivos del nacionalismo. Eso por un lado. Y por el otro, hay que tener en cuenta que los entusiasmos políticos de este tipo se extinguen rápidamente. Una cosa es que te valoren como ministro, otra es competir por la presidencia contra otros.
El nacionalismo no es el único partido que se enfrentará a un posible descalabro electoral.
Otros partidos tendrán que aliarse, como Acción Popular o el Partido Popular Cristiano, si es que Lourdes Flores insiste en no postular.
“LA REVOCATORIA NO HA MEJORADO LA GESTIÓN”
La pregunta de fondo es si el mecanismo de la revocatoria ha logrado que la gestión pública mejore.
¿Qué pasa si revocas a un alcalde? Si hay nuevas elecciones municipales, el periodo de cuatro años se parte en tres. Es decir, tres alcaldes diferentes en cuatro años. ¿Es posible afirmar que algo así contribuye a mejorar cualquier gestión de gobierno? Ni de broma, imposible.
Pero sí hay alcaldes que han estado bien sacados, ¿no?
Claro, pero para esos casos existe el mecanismo de la vacancia, el cual es válido para alcaldes, concejales, cualquier autoridad. Y las causales son claras: malversación de fondos, nepotismo, corrupción. Lo que ocurre es que en las revocatorias muchas veces se argumentan cosas que podrían ser resueltas a través de la vacancia. Mientras la vacancia es un proceso jurídico, la revocatoria es política.
Y mientras las causales de la vacancia están mejor delimitadas, los argumentos para las revocatorias deben ser cientos.
Hay N argumentos y el más usado es el incumplimiento de promesas. El kit para la revocatoria se puede comprar desde el primer día útil del segundo año de mandato. ¿Se imagina acusar a alguien de incumplimiento de promesas si apenas lleva un año como autoridad? Retirar a alguien de un cargo para el que ha sido democráticamente elegido exige un razonamiento pausado, sustentado. Acá no hay eso.
¿Y por qué no se elimina la revocatoria?
Es que está amparada en la Constitución, y una modificación constitucional supone un candado muy fuerte.
Fuera de que es muy popular.
Por el desprestigio de la política. Ahora, yo estoy seguro de que si se eliminara la opción de convocar a nuevas elecciones por anticipado, el número de revocatorias en el país se vendría abajo.
Porque ya no podría ser utilizada como un posible atajo para llegar al poder…
Exacto. Esa es una posible reforma. De la misma manera, tendría que definirse una fecha fija para que no se vayan pidiendo revocatorias en cualquier momento (Entrevista de Enrique Patriau, diario La República 5 de anero del 2015).