(Punto.Edu. Por Diego Grimaldo) ¿Has sido feliz durante los últimos doce años de tu vida? ¿Qué tanto han variado tus niveles de alegría durante todo ese tiempo? ¿Lo has pensado alguna vez? Puede ser que creas que tu situación no es importante o que solo podría interesarle a quienes te rodean, pero lo cierto es que tu respuesta, sumada a la de muchas otras personas, podría permitir a un experto concluir que el buen o mal ánimo de la gente es producto de la crisis internacional, de un mal gobierno o de la falta de confianza en los demás.
¿Por qué? Porque formaría parte de lo que se conoce como opinión pública. Opinión Pública, Democracia y Conflictos en América Latina fue el nombre del II Congreso Latinoamericano WAPOR (World Association for Public Opinion Research, o Asociación Mundial para la Investigación de Opinión Pública), que se llevó a cabo en las instalaciones de la Facultad de Ciencias Sociales y del Complejo Mac Gregor del 22 al 24 de abril. Organizado por el Instituto de Opinión Pública (IOP) de la Católica e IPSOS Apoyo, este evento contó con la participación de renombrados especialistas extranjeros y nacionales.
¿Has sido feliz durante los últimos doce años de tu vida? En el año 1997 solo el 41% de latinoamericanos lo era, recuerda el último estudio Latinobarómetro, presentado formalmente para el Perú en la Católica y en cuya elaboración se aplicaron alrededor de diecinueve mil entrevistas en dieciocho países de la región. Dicha situación se mantuvo vigente hasta el 2001, donde la cifra aumentó a 68%, y en el 2006, a 72%. En el informe se detalla que, aunque uno de los factores que ayudó al incremento de los índices de felicidad es la libertad que trae consigo la democracia, esta se vio disminuida en un 6% debido a la crisis económica en el 2008, pues los indicadores económicos “tienen fuerte impacto en países de bajos ingresos, donde pequeños aumentos en desarrollo pueden producir una importante percepción de bienestar”, refiere el estudio.
La democracia, según Alfredo Torres, director de Ipsos APOYO es “un fenómeno que si bien nació en Grecia en la antigüedad, creció recientemente a partir de la Revolución Francesa y la Independencia de Estados Unidos” y que no es percibido por todos los ciuda danos como un régimen favorable, pues “muchos piensan que la decisión de un hombre –dictador– puede solucionar un problema más rápido que el debate político entre mucha gente”.
Por su parte, el Instituto de Opinión Pública (IOP) de la Católica reportó que, a junio del año pasado, el 57% de los peruanos estaba satisfecho o muy satisfecho con el funcionamiento de la democracia, contra un 44% que opinaba lo contrario. “Puede que la adhesión a la democracia sea alta a nivel latinoamericano”, comenta la socióloga argentina María Braun, pero “ello no significa que la gente la valora. Se le pide mucho en épocas de autoritarismo, pero cuando se le aplica, las demandas cambian porque se entra en una coyuntura en la que se puede exigir seguridad, alimentación, educación, etcétera”, agrega.
Sin ataduras, las personas no tienen ningún temor de salir a las calles y quejarse por una educación deficiente, por los paupérrimos sueldos o las ínfimas pensiones. Bajo un gobierno dictatorial nadie puede manifestar lo que piensa y entonces, allí, la opinión pública parece ahogarse, mas no mue- re del todo. “Existe bajo las dictaduras, solo que está oculta y es más difícil de medir”, destaca Torres. “Cuando no se da un contexto favorable para que la gente dé su opinión con libertad, se vuelve más complejo el proceso de medirla, pero no por eso se va a dejar de intentar hacerlo”, subraya.
La chilena Marta Lagos, directora de la Corporación Latinobarómetro, agrega: “La democracia
debería ser el instrumento para regular los conflictos sociales”, para luego añadir: “Ahora mismo se está planteando si el apoyo a la democracia es independiente de la mala gestión de los gobiernos o si este se da solo cuando lo hacen bien”. El científico político peruano Julio Carrión explica que, pese a que un buen porcentaje de ciudadanos apoya el principio de la democracia, en los estratos más bajos la sensación de inseguridad crece a la par con la percepción de que los empleados públicos son corruptos y crece también el descontento con el desempeño económico del gobierno de turno. “Generalmente la voz del pueblo es la voz de Dios, pero a veces se equivoca”, ironiza el especialista.
Entrevista al Director Ejecutivo del Instituto de Opinión Pública de la PUCP, Fernando Tuesta Soldevilla
¿Se puede entender mejor el funcionamiento de las sociedades por medio de las encuestas?
Hay una altísima diversidad de temas que pueden tocarse tomando como punto de partida la opinión pública. Se puede evaluar el comportamiento de las sociedades a través de las encuestas y saber qué es lo que piensa o aprueba la mayoría. ¿Esto puede estar errado? Desde luego, incluso hasta puede llegar a ser injusto. Es como una votación: hay unos que ganan y otros que no.
¿Se puede, incluso, hacer noticia a partir de los resultados de una encuesta…
Lo que la gente piensa sobre los asuntos públicos crea realidades. La suma de opiniones no se convierte en opinión pública; sin embargo, cuando una información de este tipo es difundida por los medios de comunicación definitivamente genera un efecto positivo o negativo. Una encuesta que no es publicada no tiene potencial de impacto.
¿Y esa información se pierde?
Lamentablemente, a los medios muchas veces les interesan más aquellas partes de las encuestas que tienen impacto coyuntural y no impacto estructural. Cada cierto tiempo aparecen resultados de peruanos que no creen en el sistema democrático o que preferirían estar regidos bajo otro régimen. Ello es rico desde el punto de vista académico, pero no para los medios.
¿Sobre qué se informa principalmente?
El periodista convierte las cifras en noticia tomando –como se dice– la “carnecita”. Una clásica respuesta que siempre es rebotada es la de la aprobación y desaprobación de las autoridades, pero no ponen los resultados de las otras preguntas que aclaran por qué es que se contesta de
una forma u otra. Simplemente no la colocan porque para hacerlo requerirían más espacio o un nivel de explicación más sofisticado.
¿Qué se debe tener en cuenta al momento de publicar una encuesta?
Hay que considerar siempre los márgenes de error. No se puede decir que un candidato se encuentra primero cuando apenas está a un par de puntos porcentuales y el margen de error es de 3.5. Incluso se hacen interpretaciones muy pegadas al cuadro mismo y eso está mal. Hay una falta de aplicación de lo que en otros países se llama periodismo de precisión. Por ello, hay que saber cuáles son los alcances y los límites de las encuestas.
¿Las encuestas son determinantes?
Se puede hablar de la mayoría o la minoría, pero no de algo determinante. Las encuestas ayudan a entender mejor la realidad. Uno puede decir que el perfil que aprueba al presidente Alan García es, por ejemplo, el de un limeño de clase A-B, de edad intermedia y así sucesivamente, pero no es que así seamos todos. A partir de allí podemos sacar una serie de conclusiones que dependerán de la coyuntura en que se realicen las mediciones.
Si realmente te interesa saber como están las intenciones de voto para las próximas elecciones presidenciales.
Esta es una encuesta transparente y puedes contestar la ENCUESTA ONLINE en la siguiente página.
http://www.palimpalem.com/6/encuestas_presidenciales/
También, si deseas indicarnos porque candidato votaras en las elecciones presidenciales de abril del 2011, envíanos el nombre de tu candidato a: encuestas.presidenciales@gmail.com