Samuel Moreno Rojas, del Polo Democrático Alternativo (PDA), es el nuevo alcalde de Bogotá, manteniendo para su partido de centro izquierda el control sobre la capital colombiana. De esta manera, el uribismo no pudo arrebatar la principal plaza electoral, consolidándose el PDA como la principal fuerza bogotana, pero sin éxito en otros sectores del país.
Los colombianos realizaron un nuevo proceso electoral en medio de una campaña violenta, en la que fueron asesinados un total de 27 personas. Con un potencial de 27 millones de electores, fue una elección con más de 86 mil candidatos, que competían para 18 mil cargos. El ausentismo -en un país de voto voluntario- decreció algunos puntos, aun cuando solo sigue participando alrededor de la mitad de la población.
Luego de la desaparición del histórico bipartidismo, Colombia configura un sistema de partidos con un bloque conformado alrededor del uribismo (Partido de la U), con aliados como el antiguo poderoso Partido Conservador Colombiano y el Partido Cambio Radical (de origen liberal, ala galanista, sin embargo, su líder y figura central Germán Vargas Lleras ha tenido varios enfrentamientos con el presidente Uribe). Si bien el uribismo ganó la mayoría de las gobernaciones como bloque, el Partido de la U, ganó muy poco y perdió en Bogotá. Lo anterior muestra a un presidente que -como otros en América Latina- gozan de buen apoyo, pero que resultan incapaces de canalizarlo a favor de su agrupación. En consecuencia, estamos delante de un liderazgo altamente personalista. La derrota de Bogotá, es sobre todo la del presidente Uribe, quien se jugó con todo para ganar la capital colombiana, llamando a votar por el oficialista Peñalosa, quien finalmente perdió y por una diferencia considerable. La oposición tampoco sale fortalecida. Si bien el Polo Democrático Alternativo, gana en Bogotá es practicamente inexistente en el resto del país. Por el contrario, el Partido Liberal Colombiano de César Gaviria aparece recuperando algunas plazas en el interior de Colombia.
Como nunca antes, estas elecciones locales recibieron la atención internacional, por lo que se hicieron presentes varias delegaciones de observación. Ninguno de los informes llamó la atención sobre eventos que pudieran poner en cuestión una elección, en general, correcta.
La Registraduría General del Estado Civil, organismo electoral que se encarga de organizar las elecciones, como la ONPE en Perú, logró consolidar su legitimidad. Juan Carlos Galindo, registrador interino y primero de origen no partidario, salió bien librado de un encargo delicado en vista del poco tiempo del inicio de su gestión y la incertidumbre que ocasiona la calidad de interino, que se resolverá el fin de año. Sin embargo, existen en Colombia fundadas sospechas de querer cambiarlo por una persona más cercana al gobierno, con lo que el esfuerzo de construir un organismo electoral autónomo, independiente y apartidista podría resentirse. Sería un escenario de retroceso y poco alentador para un país de crecimiento sostenido, con muchas instituciones que funcionan bien, pero con los problemas crónicos de violencia y narcotráfico.
Veo con mucha pena que no existe un análasis real de la situación, poco podriamos decir que se trata de un empate. ¿Dónde esta el empate? Como observador de la politica colombiana podria decirle que personas que arman opinión en los estratos capitalinos 1,2,3 están bien informadas a la hora de emitir su voto; los que finalmente estan cayendo en cuenta que los presidentes relectos no tienen un plan a largo plazo. Mientras en el resto del país los líderes locales en esta oportunidad gracias a un trabajo arduo de los liberales conformaron sus filas.
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