Las revocatorias han concitado el interés de los medios y la opinión pública, sobre todo por que existe la posibilidad de que se inicie un proceso de consulta en relación con la alcaldesa de Lima. Pero, en muchos lugares del país, en siete oportunidades, en esta década y media, se han vivido experiencias de revocatorias, desde que se promulgó la Ley de los Derechos de Participación y Control Ciudadano (LDPCC).
Este mecanismo se estableció en medio de un contexto del desplome del sistema partidista y un claro discurso antipolítico de la década del noventa. Pero, más allá de esto, como toda norma e institución, la revocatoria ha adquirido vida propia, más allá del deseo de sus mentores.
Una primera observación es que el mecanismo de revocatoria es el más utilizado de todos los que ofrece la LDPCC. En quince años se han vendido poco menos de 15 mil kits electorales de revocatorias. De ese total, para el 30 de setiembre, que será la octava revocatoria, se han vendido 2.090. Sin embargo, solo han cumplido con los requisitos y han sido aceptadas 1.376 solicitudes, menos del diez por ciento del total. De igual manera, han sido revocados hasta ahora, 210 alcaldes y 847 concejales, menos de la tercera parte de los que se sometieron a las revocatorias. De esta manera, el Perú es el país que más ha utilizado este mecanismo en la región. Es decir, hay un ejercicio pleno y extendido de este mecanismo de democacia directa.
Pero si uno se acerca más a los datos disponibles nos encontramos con una realidad más compleja. La mayoría de las circunscripciones en donde se ha desarrollado la revocatoria, son distritos. Muy pocas provincias y, en ningún caso, en una circunscripción departamental (caso de presidente y consejeros regionales). Esto ocurre porque es difícil conseguir el 25% de firmas del padrón electoral. Por esta razón, la gran mayoría son distritos con un número de electores muy pequeño, menos de 5 mil. Estos distritos, a su vez, están ubicados en la sierra. Por ejemplo, para este 30 de setiembre, las dos terceras partes de las revocatorias se ubican en esta región del país. Asimismo, más de la mitad son distritos pobres o extremadamente pobres. En consecuencia, estamos delante de un escenario de revocatorias que se circunscribe, mayoritariamente a distritos, pequeños, andinos y pobres.
Como ocurre en otras partes del país, en estas circunscripciones la presencia del Estado es débil y las pocas instituciones funcionan con reglas de juego que se tratan constantemente de evadir. Los partidos políticos que canalizan los intereses sociales han ido desapareciendo, quedando a merced de grupos locales. Estos, al tratarse de distritos pequeños y rurales, se encuentran agrupados alrededor de un pequeño número de familias, en muchos casos, en comunidades.
En varios casos se observa que más allá del legítimo derecho que le asiste a los ciudadanos, los propósitos declarados de los promotores de las revocatorias parecen ser otros. La gran mayoría de ellos han sido candidatos derrotados en las elecciones municipales y regionales y que tratan de revocar, al conjunto del concejo, para que se realicen nuevas elecciones municipales y probar nuevamente suerte.
Desde 1997, esta dinámica ha sido incentivada por las transferencias a los gobiernos locales que se han multiplicado por diez. A eso se agrega que en varios distritos se han instalado industrias extractivas, con lo que ingresan jugosos montos procedentes del canon a las arcas municipales.
La revocatoria muestra un escenario poco institucionalizado, en medio de un desierto partidario. Peor aún, el 30 de setiembre, en aquellos lugares en los que el concejo es revocado, se tendrá uno transitorio, hasta que se realicen nuevas elecciones municipales y probablemente, a mediados del próximo año, recién se tengan nuevas autoridades, para que completen el mandato. Es decir, en cuatro años, tres distintas autoridades, que no puedan hacer casi nada y donde los perjudicados serán (como han sido, siempre en revocatorias) los mismos ciudadanos (La República, 20 de setiembre del 2012).
hola doctor tuesta contesta por aca