Qué hubiera sucedido si aquel 12 de setiembre, de hace dos décadas, los miembros del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), no capturan a Abimael Guzmán? esto, por cierto, estaba dentro de las posibilidades, en vista que el ideologo senderista había logrado sortear el cerco policial, en otras oportunidades. El senderismo hubiera sido vencido con Guzmán libre? sino lo hubiera derrotado, el gobierno de Fujimori, habría tenido el respaldo que tuvo para llevar adelante su proyecto político? o, que hubiera pasado si, en noviembre, también de 1992, triunfaba el golpe de Estado contra el entonces presidente Alberto Fujimori, encabezado por el general Jaime Salinas Sedó? O, finalmente, para no cansar, qué hubiera pasado si triunfaba el levantamiento aprista de Trujillo de 1932? un gobierno de Haya de la Torre, hubiera cumplido con la promesa antiaprista de aquella época?.
Como se observa, hechos de esta naturaleza pudieron cambiar el rumbo de la historia y de nuestras vidas. Acontecimientos que no sucedieron, pero que pudieron suceder. Y es que los eventos históricos no suceden de manera inexorable, sino que constituyeron resultados de un conjunto, más o menos abierto, de posibilidades, en donde incluso el factor del azar es muy importante.
Esos resultados históricos han plasmado, en algunos casos, visiones optimistas o pesimistas de los países. El nuestro ha estado impregnado de una visión pesimista y hasta catastrofista de nuestro país.
No por gusto una frase frecuente ha sido que somos un país de las oportunidades perdidas.
Pensar que las cosas han podido ser de otra manera se ha convertido no en una especulación general, sino en un ejercicio académico interesante. Sobre todo, si uno se hace una pregunta sobre un acontecimiento histórico de importancia y trata de imaginar su desarrollo con otro resultado. Escribir un ensayo de esta naturaleza, resulta pues seductor y a la vez complejo.
Esta aventura intelectual es la que ha llevado a un conjunto de historiadores y politólogos, coordinados por Eduardo Dargent y José Ragas, a publicar un libro sobre historia, pero de aquella, que no fue. Que no sucedió, pero que pudo suceder.
Y es que Contra-Historia del Perú (Mitin Editores, 2012) es justamente un conjunto de ensayos sobre historia política peruana, cuyo punto de encuentro es pensar el Perú si algunos acontecimientos históricos se hubieran desarrollado de otra manera.
El texto presenta ensayos de historiadores que tratan de responder a las preguntas, qué hubiera pasado si, por ejemplo, los conquistadores hubieran preferido el Valle del Mantaro y no Lima (José Ragas) o si Túpac Amaru hubiera triunfado (Charles Walker) o si la rebelión de Pumacahua, Béjar y los hermanos Angulo hubiese triunfado (Natalia Sobrevilla) o si se hubiese implantado el proyecto monárquico de San Martín (Mauricio Novoa) o si Manuel Pardo no hubiese sido asesinado (Carmen McEvoy).
Más cerca en el tiempo y desde las ciencia sociales, se pregunta Javier Barreda qué hubiera pasado si Haya de la Torre hubiese llegado al poder en 1962, o Martín Tanaka si Vargas Llosa hubiese derrotado a Fujimori en 1990, o Eduardo Dargent si el vladivideo no hubiese salido a la luz en el 2000, o Carlos Cabanillas si Keiko hubiese ganado las elecciones del 2011.
Todos estos ensayos, denominados contrafácticos, constituyen un método de análisis y un género de creación literaria, en la definición de Humberto Beck. Ciertamente, los contrafácticos caminan por la peligrosa cornisa en donde se puede hacer depender profundos procesos sociales, en un evento en particular, como lo advierten los autores, a propósito de los cuestionamientos que se hacen a los contrafácticos, entre otros, Slavoj Zizek.
Este libro supera claramente los riesgos y cuestionamientos que se hacen a los trabajos contrafácticos, y muestra que la historia es también decisiones de hombres y mujeres que la labran continuamente (La República, 30 de agosto del 2012).