En estas semanas se han elegido las autoridades y representaes antes los órganos de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUPC), con la participación de toda la comunidad universitaria, tal como ocurre desde hace mucho tiempo. Paradojicamente, se han interpuesto demandas judiciales contra la PUCP, por parte del Arzobispado de Lima, que no tiene otra pretensión que tener injerencia en la vida y propiedad de la universidad. A continuación publicamos un comunicado oficial de la universidad, al que nos adherimos, que es de interés público.
A COMUNIDAD UNIVERSITARIA
Ante versiones recientemente aparecidas en diversos medios de comunicación relativas a los bienes de propiedad de la Pontificia Universidad Católica del Perú, heredados de don José de la Riva Agüero, el Rectorado informa a la comunidad universitaria lo siguiente:
1. Con respecto a la demanda de amparo iniciada por la Universidad el 6 de marzo del 2007 contra el Ing. Walter Muñoz Cho, en su calidad de miembro de la Junta Administradora de la Herencia de don José de la Riva-Agüero, designado por el Arzobispo de Lima, el juez de primera instancia declaró improcedente nuestra demanda el 22 de octubre del 2007, como fue ya oportunamente informado.
El 30 de octubre del 2007 se presentó un recurso de apelación contra la citada sentencia y, pese al tiempo transcurrido, la Octava Sala Civil de la Corte Superior de Lima no ha dictado sentencia.
Paralelamente, el rector de la Universidad, en su calidad de miembro de la Junta Administradora, ha presentado el 16 de junio del 2008 una demanda ante el Poder Judicial para que se declare que la Junta Administradora no tiene competencia sobre los bienes heredados de don José de la Riva Agüero y que son de propiedad absoluta de la Universidad.
2. Por medio de un comunicado de prensa del Arzobispado de Lima, la Universidad ha tomado conocimiento de que el miembro de la Junta Administradora de la Herencia de don José de la Riva Agüero, designado por el Arzobispo de Lima, ha interpuesto una demanda contra la Pontificia Universidad Católica del Perú el 12 de mayo del 2008, para que se “declare la certeza de su derecho, que sin cuestionar la autonomía universitaria ni la propiedad de los bienes de la Universidad, representa una carga a estos últimos en lo que se refiere a su administración”. Esta demanda no ha sido notificada por el Poder Judicial a la Universidad.
3. El comunicado del Arzobispado de Lima refiere además que cuentan con “la opinión de tres calificados juristas españoles”, quienes concluyen que “el Arzobispo mantiene vigentes sus facultades en dicha Junta”. La Universidad no ha recibido aún copia de dichas opiniones y, por tanto, no puede pronunciarse sobre su contenido. Sin embargo, es oportuno recordar que los testamentos sólo asignan al Arzobispo la función de designar un miembro de la Junta Administradora. La propia Junta Administradora, no el Dr. Riva Agüero, estableció que cuando hubiera empate en las votaciones de sus miembros, dirimiría el Arzobispo. Como ya se ha demostrado en las publicaciones En defensa de la PUCP y Universidad y autonomía, el Arzobispo de Lima no tiene otras atribuciones en relación a la Junta Administradora ni a la herencia.
4. Quienes han demandado a la Universidad sostienen que nada de esto afecta su autonomía ni su propiedad, cuando lo que pretenden implica una afectación sustantiva de ambos derechos. La “carga”, esto es, la obligación que se menciona en el punto tercero de su comunicado, daría lugar a que la Junta administre los bienes que la Universidad Católica heredó. Como se ha demostrado en las publicaciones mencionadas en el punto tercero, esa pretensión afecta precisamente la autonomía y la propiedad de la Universidad. La demanda que acaban de interponer contra la Universidad para que se “declare la certeza de su derecho” es un claro ejemplo de querer imponer un órgano de decisión por encima de la comunidad universitaria. Las autoridades universitarias se mantienen atentas a la evolución de este conflicto para garantizar la intangibilidad de los derechos constitucionales de nuestra casa de estudios.
Lima, 26 de junio del 2008.
Rectorado
Pontificia Universidad Católica del Perú
El marco jurídico de las Universidades Católicas en el mundo es la Exhortación Apostólica Ex Corde Ecclesiae (ECE), promulgada por Juan Pablo II el año 1990, y que está basada en el Código de Derecho Canónico, que es el derecho universal de la Iglesia. Este documento pontificio define qué es una Universidad Católica, cuál es su vínculo con la Iglesia y establece los criterios para mantener esa identidad Católica y Pontificia. Se trata de una Ley de la más alta jerarquía, no del parecer del Arzobispo de Lima, ni siquiera de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP).
Este documento determina los requisitos para que una universidad pueda tener los títulos de “Católica” y “Pontificia”, entre ellos: que sus Estatutos y la confirmación del Rector en su cargo, para que tengan validez, deben ser sometidos a la aprobación de la Santa Sede ; que el Gran Canciller es el representante de la propia Santa Sede ante dicha universidad; que toda su labor universitaria debe tener una clara orientación cristiana, en coherencia con su naturaleza y su nombre: fidelidad a la enseñanza de la Iglesia y la necesidad de que las actividades de la universidad sean acordes con esa identidad católica. Todo ello sin menoscabo del legítimo pluralismo ni de la autonomía universitaria.
Como ven, si no están de acuerdo con lo dicho, entonces deben cambiar el nombre de la Pontificia Universidad Católica del Perú, podría ser Universidad Privada del Perú
Es claro que una vez perdido el juicio la Iglesia Católica va intervenir en la administración de la universidad. Es un hecho. Sin embargo, la preocupación principal debe ser que el nivel académico siga siendo el mismo y mejore.
Este cambio debe ser positivo porque con ello la Universidad Católica volverá a ser una casa de estudio de acuerdo a los principios cristianos, voluntad que se observa en el herencia de Riva Aguero y el el título de Pontificia. Yo como ex-alumno me alegro saber esto, porque en mis epocas de estudiantes observe y vivi conductas no correctas de alumnos y profesores, como eran grupos de ateos, homosexuales y lo más grave personas faltos de buenos valores y costumbres. Eso es inaceptable en una universidad CATOLICA.
Gracias a Dios las cosas se van a arreglar pronto. Hay que tener en cuenta que la Católica no es una universidad como las otras (De Lima, Pacífico, Cayetano), el la casa de estudio que tiene que enseñar de acuerdo a la doctrina cristiana. Lo cual no se hace y lo afirmo por mi experiencia de alumno. Lo más importante es que el nivel académico mejore, los otros cambios son necesarios.