Triunfo para el gobierno de Alan García. El Senado de Estados Unidos, dominado por una mayoría demócrata, aprobó el 5 de diciembre, la Ley de Implementación del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Estados Unidos y el Perú, ratificando lo aprobado en la Cámara de Representantes del 8 de noviembre.
En general, constituye un acuerdo integral de la relación económica entre Perú y Estados Unidos, en donde se incorporan normas internacionales relacionadas con la protección laboral y ambiental, se amplía el acceso de los productos estadounidenses al mercado peruano, se establece protecciones a la propiedad intelectual, la inversión y un mecanismo para resolver conflictos internacionales.
La firma del tratado ha desatado una ola de entusiasmo gubernamental y, sobre todo, del sector empresarial. Se destaca el impulso que generará a las exportaciones al mayor mercado mundial y la importación de productos de mejor calidad. Sin embargo, incluso para los más entusiastas, las experiencias demuestran que existen sectores que pueden verse seriamente perjudicados. En este caso, el agro. Para ello, varios proponen crear mecanismos de compensación y promover su competitividad. Desde el gobierno –particularmente el Ministerio de Comercio- se señala que la legislación sobre un sistema de compensaciones para el sector agrario, ya está programada, aun cuando algunos sostienen que los 112 millones no serán suficientes.
Pero, implementar medidas a partir de la firma del tratado, no es poco reto para el gobierno peruano, en la medida que el Estado no solo ha mostrado su ineficiencia, cuando no su inexistencia en las zonas más empobrecidas del país.
Entre las primeras medidas propuestas se encuentran aquellas referidas a la reforma normativa orientada a expedir o modificar leyes y reglamentos ligados a incorporar el TLC a nuestra normativa, específicamente en temas referidos a aduanas, propiedad intelectual, protección del ambiente, compras públicas, entre otros. Este proceso demora, como lo recordó el viceministro de Comercio Exterior, Eduardo Ferreyros, haciendo referencia a Chile y Centroamérica. También los cambios comprenden nuestra adhesión a cinco tratados internacionales: Uno referido a tecnología de la información (ITA) y cuatro a la propiedad intelectual. La relevancia de estos cambios ha llevado a que algunos, la califiquen como una mini reforma del estado.
Estas modificaciones deberán hacerse en tiempo récord, en la medida que la Ley de Preferencias Comerciales Andinas y Erradicación de Drogas (ATPDEA) vence el 28 de febrero del 2008, para que el Perú no quede desprotegido durante algunos meses.
Por ello, el gobierno está pensando solicitar facultades legislativas al Congreso y aprobar las normas requeridas y señaladas líneas arriba. Todo parece indicar, que salvo la bancada nacionalista (Ollanta Humala), el resto respondería favorablemente.
No obstante todo lo anterior, gran parte de la opinión pública considera que el sector agrícola resultará perjudicado, con la competencia de productos importados de EE.UU.
Pero, los efectos serían mayores en la medida que la brecha entre Lima y las provincias y la ciudad y el campo, se ampliaría. En consecuencia, el TLC puede ser una gran herramienta para el desarrollo, pero sino se realizan los ajustes compensatorios necesarios e imprescindibles, los resultados serán nefastos para un país ya desigual.
Estoy leyendo este artículo hoy 16 de junio de 2009 y creo que todos los que sin llegar a ser contrarios a los TLC, vislumbramos en mayor o menor medida las implicancias para países como el nuestro donde no hay instituciones, lo que significa hacer el marco legal requerido en el TLC en marcha forzada recurriendo a facultades legislativas, donde lo que se hizo es hacer la modificación o creación de la leyes necesarias para el TLC con USA y es probable que algunas hayan sido innecesarias, sin observar lo elemantal de una democracia que es consultar a los interesados, en este caso a los pueblos indígenas y ante la intolerancia ya vemos las consecuencias.
Pero creo que el error y mal manejo político va más allá, y es que creen las instituciones se crean o modifican sólo en el papel.