Con cierto tono de reconocimiento de los insuficientes logros de su segundo gobierno, el presidente Alan García se dirigió al país, en el aniversario patrio, con la antesala de intensos conflictos sociales, particularmente de los maestros del SUTEP, y un descenso de su aprobación sobre su gestión gubernamental.
Como todo segundo discurso de un mandato, el recurso de la comparación con el gobierno anterior ya no es posible o ya no es lo suficientemente impactante para explicar errores, insuficiencias o vacíos de una gestión gubernamental con tinte conservador, como lo fue también el discurso presidencial.
En este discurso presidencial no hubo grandes anuncios. Fue sí una apuesta por la continuidad y no el cambio. La primera es apoyada por el sector empresarial y particularmente los aliados conservadores, y el segundo, exigido por sectores sindicalizados y movimientos regionales. Sin embargo, existía un consenso que lo que se pregona en las cifras macroeconómicas, no ha sido traducido en beneficios tangibles para la mayoría de la población. Es decir, grandes empresas con sobre ganancias, clase media que crece y mayoría popular que no recibe los beneficios del crecimiento.
El presidente García se dirigió a lo que denomionó la “verdadera patria de Sudamérica” (por ser cuna de la civilización que construyó Machu Pichu, maravilla del mundo) concentrado básicamente en los temas sociales. Para ello ubicó el fin de su mandato (2011) con metas optimistas en aspectos económicos (crecimiento, inversión, puestos de trabajo), sociales (descenso de desnutrición, servicios públicos, alfabetización, etc.). Señaló que los resultados de todo esto, a lo que le llamó un sueño, podrá ofrecerlos en un par de años.
No señaló cómo se iban a lograr objetivos tan destacados. Precisó, sin embargo, cinco líneas básicas de políticas de Estado: descentralización, austeridad, crecimiento económico, redistribución con inclusión y fortalecimiento del Perú ante el mundo. En este mensaje a la nación, pasó lista de los logros de sus 12 primeros meses de gestión en los diferentes sectores. Quizá lo más notorio fue el anuncio de una probable creación regiones piloto y el haber dado a conocer un crecimiento del 8% con inclusión social.
Las ausencias sobre temas de corrupción, derechos humanos, seguridad ciudadana, justicia, estuvieron ausentes o escasamente referidos en el discurso presidencial y que tienen que ver con no ahuyentar a aliados o falta de prioridad en dichos sectores, como lo confirman sus propias políticas sectoriales a lo largo de estos primeros 12 meses.
Para el gobierno el diagnóstico es que los frutos del buen manejo económico recién se observarán con claridad en este segundo año y que en este período las políticas sociales se apreciarán adecuadamente con algunos ajustes que se implementarán. Es decir, la ausencia de beneficios para los sectores mayoritarios y provincianos del país, no tiene su causa en la política económica, por lo que no habría motivo de modificaciones. Más allá de lo discutido de esta no relación de causalidad, lo cierto es que el gobierno de García no tendrá más tiempo de promesas mayores. Las protestas de junio y julio no descenderán por obra de un discurso, sino por una gestión que entienda y atienda el origen de estas manifestaciones que es la insatisfacción que viene extendiéndose de manera peligrosa en amplios sectores de la población. No es el discurso ni las leyes las que crean condiciones de gobernabilidad y disminuyen las protestas. Es el crecimiento con equidad lo que sí lo puede conseguir.
(Sobre la base de artículo Infolatam, 30 de julio 2007)
este sujeto es presidente del peru, todavia me parece una pesadilla, un mal pensamiento. incompetente, egolatra, vanidoso, soberbio. que mas podemos pedir? creo que el sr. julio cesar uribe era mas adecuado para el cargo. en fin. estamos en peru no?