Desde esa perspectiva la oposición política y académica, se opuso a toda reforma que proviniera del fujimorismo pues la consideraba sospechosa; en consecuencia, la unificación de los organismos electorales parecía una respuesta adecuada. Se señalaba que el diseño actual era consustancial al autoritarismo. Sin embargo, desde la caída de Fujimori hasta la actualidad, este mismo diseño fue probado en otra régimen político, por lo que revisar las propuestas anteriores no es sólo necesario sino verdaderamente serio.
¿Y qué dice la realidad? Ésta señala que los procesos electorales desde el 2001 han mostrado a los organismos electorales ofreciendo eficiencia y transparencia. Las dificultades manifestadas a lo largo de este tiempo no se deben al número de organismos, como muchos piensan, sino a una inadecuada delimitación de funciones, que está en la base del conflicto. Este es el centro del problema, que debe superarse con una clara separación de competencias entre los organismos electorales y una mejora sustancial de la legislación electoral, en donde un organismo debe dedicarse a la organización y ejecución del proceso electoral y otro a impartir justicia.
Por lo demás, la mejor garantía que puede ofrecer quien juzga, es que se constituya de manera clara como el tercero imparcial, situación que exige no estar comprometido en decisiones de la administración electoral. En otras palabras, a distancia de todo aquello que en su momento puede constituirse en una controversia electoral. Solo así se armoniza con un principio básico de los Estados modernos y democráticos, que señala que quien ejecuta una función no puede ser a la vez quien la juzgue. No se puede ser juez y parte de un proceso.
El actual sistema no se perfeccionará con el riesgoso experimento de desaparecer a uno de los organismos electorales, sino delimitando rigurosamente sus funciones. Los procesos electorales desde el 2001 han probado el buen funcionamiento del sistema y han mostrado a los organismos electorales recibiendo la aprobación de los ciudadanos, partidos y organismos internacionales. En consecuencia, ¿es necesario eliminar lo conseguido o mejorarlo? Sólo es responsable lo segundo, en donde dos organismos altamente especializados en su propio campo, al interior de una legislación adecuada, aseguran que las elecciones sigan siendo transparentes, limpias y justas. No nos merecemos otra cosa.
(Correo, 25 de octubre del 2006)
su informaciòn es mas que
EXCELENTE!..
mil felicidades..
soy estudiante de preparatoria
tengo 16 años..
estos dias tengo un debate politico
sobre "Organismos Electorales"
y su informaciòn me sirviò de mucho.
gracias..