El tema es que el SI obtuvo votaciones muy bajas. Salvo Arequipa que superó la valla y Cusco que supero el tercio, el resto de los 14 departamentos, apenas apoyaron a los que apostaron por la integración, siendo Pasco y Tacna los departamentos que apenas superaron los dos dígitos. En la propuesta de la región Norte (Lambayeque-Piura y Tumbes), solo una quinta parte apoyo la propuesta integracionista, con una clara derrota de Yehude Simon en Lambayeque. En el caso de la propuesta de la región Ancash-Huánuco-Junín-Lima Provincias-Pasco, la situación fue peor, solo las provincias de Lima votaron en una quinta parte. Fue la propuesta de región más rechazada. No era para menos, pues nadie entendía cuál era la relación entre estos cinco departamentos como para ser parte de una misma región. El elector tampoco y por eso su rechazo abrumador. Igual ocurrió con la propuesta de región Ayacucho-Huancavelica-Ica aun cuando en niveles menores de desaprobación. Si bien en la propuesta de región Arequipa-Puno-Cusco los arequipeños sobresalieron por su tenacidad regionalista, Puno quedó rezagado y Tacna mostró su disconformidad absoluta a niveles solo comparables a los de Pasco. Finalmente, Apurimac-Cusco con aprobaciones que bordeaban el tercio, particularmente Cusco con la segunda más alta votación por el SI.
Los votos nulos y blancos, en total menos del 8%, no fue significativo como para inclinar la balanza para el NO. Éste tenía los votos suficientes como para rechazar las 5 propuestas de constitución de regiones. Es más comparativamente con las elecciones regionales y municipales del 2002 los votos nulos y blancos disminuyeron desde su casi 15%.
En cuanto a la participación efectiva, la situación es estacionaria. Es decir, se acercaron a votar cerca del 83% de los electores, dejando a cerca del 17% en calidad de ausentismo. Cifra muy parecida al establecido en las elecciones municipales y regionales del 2002. No creció el ausentismo, pero tampoco la participación como para hablar de entusiasmo cívico. En concreto las cifras se empinaron en departamentos claramente regionalistas como Arequipa y Puno y se empequeñecieron en departamentos también pequeños y temerosos de desaparecer como Tacna y Pasco.
Lo más lamentable de que no se haya constituido por lo menos una región, es que no existirá un referente para conocer como habría funcionado con el diseño que se pretendía implementar; por ejemplo, en aspectos como la descentralización fiscal y todos los incentivos previstos para aquellas regiones que se hubieran constituido.
De hecho, en noviembre del próximo año nuevamente elegiremos autoridades regionales en sus circunscripciones departamentales, cumpliéndose aquel dicho que en el Perú “lo provisional es permanente”. Además, de no modificarse las condiciones y la legislación, en el año 2009 estaremos nuevamente frente a un referéndum para la conformación de regiones con un resultado probablemente similar al que acaba de concluir.
(Polítika, Tuesta & Consultores, No. 3, Noviembre 2005)