El número de parlamentarios de un país es una construcción histórica y está en la base misma de la democracia representativa. En todos los países democráticos los parlamentos han crecido en número, conforme su población crecía. La proporción y aceleración de este fenómeno varió, pero no dejó de tener esa dirección. Así, sin conocer el número, es posible imaginar que la India tiene un parlamento más numeroso que el de Alemania, que éste supera en número al español, o que el brasilero es de mayor tamaño que el colombiano y que éste es mayor que el boliviano. Es claro pues la relación entre habitantes y representantes. El Perú guardaba esta relación como el resto de países, hasta 1992.
Sin embargo, la Constitución de 1993 modificó sustantivamente la representación parlamentaria. Sin ningún argumento técnico e institucional se cercenó el Congreso, con el aplauso de una ciudadanía que aceptaba todo lo que sea necesario con tal que la saquen de la crisis y marasmo económico y social que sufrían. Fue parte de la demagogia y quimera fujimorista. De esta manera, a partir de julio de 1995 el Congreso Nacional se convirtió en unicameral, conformado por 120 parlamentarios, elegidos en circunscripción única. De un Congreso que tenía 240 congresistas: 180 diputados y 60 senadores, se pasó a uno de la mitad de tamaño, equivalente al Congreso de mediados del siglo XIX. A nivel internacional el tamaño del parlamento peruano pasó a ser sólo comparable con el de otros países pequeños en el mundo como Gabón, Israel, Macedonia y Senegal. La diferencia es que la población sumada de todos estos países es menor a la del Perú, que supera los 25 millones de habitantes. De otro lado, el Perú siendo el quinto país en tamaño poblacional y electoral de América Latina, es el decimocuarto cuando se observa el número de su representación parlamentaria. Si bien no existe un número de electores por un número fijo de parlamentarios, es también cierto que no puede existir una desproporcionalidad tan grande como el caso peruano.
En América Latina, por citar sólo algunos ejemplos, Bolivia tiene un parlamentario por cada 26,435 electores, Paraguay por cada 31,000, Uruguay por cada 23,425, Ecuador por cada 65,911 o Chile por cada 62,970. En 1980, en el Perú un parlamentario representaba a 26,963 electores. Una década después, en 1990, la relación creció a un parlamentario por cada 41,718 electores, debido al incremento poblacional y al del número de parlamentarios. Sin embargo, en 1995, debido a los cambios producidos bajo la Constitución de 1993, la relación aumentó considerablemente a un parlamentario por cada 102,537 electores. Ahora, la relación es de uno por cada 125 mil electores. Esto no sólo respondió a un crecimiento vegetativo de la población sino, fundamentalmente, a la reducción del número de parlamentarios. Paradójicamente, el Perú tiene actualmente un tamaño de Parlamento comparable al de 1857. La decisión de reducir el tamaño del Congreso Nacional en el Perú, sin ningún criterio de carácter técnico-político, ha hecho que éste no guarde proporción con la población peruana, distorsionando el principio de representación política, base de la democracia. Por lo tanto, la decisión de aumentar el número de parlamentarios es probablemente impopular, pero resueltamente responsable.
(El Comercio, 13 de setiembre del 2005)