No existe cargo de asesor que comprometa tantas funciones delicadas de Estado, como lo ejercía Montesinos. Y no las podía ejercer puesto que sus actividades, en la mayoría de los casos, eran ilícitas.
Pero una cosa es que Vladimiro Montesinos, quiera gozar del poder y otra que pueda hacerlo. Es por eso que otra pregunta clave es si el presidente Fujimori sabía de las actividades del ex capitán Vladimiro Montesinos. Para preguntarlo ingenuamente ¿Puede un presidente desconocer las actividades de un personaje cuyos pasos por el poder eran enormes? La respuesta es lógicamente negativa. Si lo desconocía, nos encontrábamos gobernados por un presidente ingenuo e irresponsable de los asuntos públicos y de seguridad nacional. Por lo tanto, es probable que no haya conocido los pormenores de alguna operación o estar, incluso, en desacuerdo con alguna de ellas, pero de ninguna manera, desconocer los actos de un hombre con quien convivió desde el nacimiento de su mandato.
Si no desconocía, la pregunta lógica sería ¿Por qué permitió que esto sucediera? Hay dos conjeturas, la primera es que era preso del chantaje de Montesinos y la otra es que le convenía e interesaban sus actividades. En consecuencia, en el primer caso, liberado Fujimori de la presencia del jefe real del SIN, emergería el hombre libre y demócrata que fue secuestrado hace diez años y que ocasionó que algunos ya no lo reconocían. Sería pues víctima y de ninguna manera victimario. Pero, si es cierto que era chantajeado por Vladimiro Montesinos, es lógico pensar que tenía algo que ocultar. Algo que lo comprometía de su pasado privado o su presente como mandatario. El segundo posibilidad es que no era preso de ningún chantaje, sino que el presidente Fujimori se beneficiaba cuando menos políticamente -hasta que no se pruebe si lo era también en otras áreas-, de las actividades ilícitas de Montesinos, quien le habría permitido no sólo gobernar como lo hizo, sino reelegirse en dos oportunidades, lo que explicaría como esta mano ilegal actuaba sobre elecciones. Pero, una respuesta sería aquella que señala una combinación de chantaje e interés, por lo que estaríamos delante de una oscura asociación entre Fujimori y Montesinos que estructuraron un poder inicialmente autoritario y, seguidamente, corrupto. En estas circunstancias la búsqueda de poder, dinero o trascendencia histórica se confunden, siendo las fronteras poco claras, como no puede ser de otra manera.
Esto nos lleva a pensar, por lo tanto, que el presidente Fujimori adelanta el final de su mandato sólo porque Montesinos fue descubierto, situación que lo comprometía peligrosamente. Desaparecía la utilidad de Montesinos, pero no su capacidad de chantaje. Por eso Fujimori tiene que pasar por situaciones incómodas, como no poder pronunciar su nombre, su gobierno ganarse la indignación ciudadana por la fuga de un personaje que puede ser juzgado por 44 delitos y tener que buscar el asilo a un hombre que no es perseguido por gobierno alguno.
Ahora Montesinos está en Panamá y Fujimori en Perú. El problema es que esta distancia se acorta cuando se conoce la cercanía de sus relaciones. Si alguien no entendía cuando se hablaba de la falta de instituciones, esta forma de haber construido el poder, es la respuesta más cruel.
(Canal N, Lunes 25 de septiembre de 2000)