Alrededor de la década del 40’ el interés de la ciencia política se centraba en el análisis de las instituciones que se formulaban a través de las constituciones. Se pronunciaba sobre las causas y consecuencias de las instituciones políticas y adoptaba los valores políticos de la democracia liberal. Esto se puede explicar dado que el proceso de autonomización de la Ciencia Política tendía a la búsqueda del objeto de estudio propio y exclusivo.
La estructura política formal-legal cumplía ese papel. Esa fue una de las razones de su expansión como corriente. De otro lado, la gran virtud de estudiar las instituciones era que, como lo propone Landau, “parecían reales. Eran concretas; se podían señalar, observar, tocar. Podían examinarse sus operaciones…Y…que podía ser más lógico, más natural, que volverse hacia la concreción de las instituciones, hacia los hechos de su existencia, al carácter de sus acciones y a su ejercicio del poder”. Esto era en pocas palabras el llamado institucionalismo, que se desarrolló metodológicamente como descriptivo, inductivo, de tipo formal-legal e histórico-comparativo. Karl Schmitt, Hans Kelsen, Loewenstein, Maurice y André Hausriou, Herman Finer y más recientemente Nevil Johnson son los exponentes importantes de esta corriente.
Concluida la segunda guerra mundial, los Estados Unidos se ubica como el país vigilante y árbitro del orden mundial. Ello le obliga a jugar un papel complejo que exigirá asumir una gama de nuevas responsabilidades, produciendo, como en el New Deal, una interesante rotación entre académicos y funcionarios. De hecho, entre Universidad y gobierno se produce una estrecha relación. Este fenómeno denominado los in-and-outers, se produce cuando el gobierno y el Congreso norteamericano, llaman a una serie de cientistas políticos y expertos internacionales para que asuman responsabilidades oficiales. Uno de los primeros en hacerlo será W.Y.Elliot quien, a su vez, había llevado a la Universidad de Harvard a una serie de figuras como McGeorge Bundy, Henry Kissinger, Stanley Hoffmann y Samuel Huntington. Este último hizo lo propio con Richard Neustadt, en la Universidad de Columbia, experiencia en la que también participaron Graham Allison y Morton Halperin.
De esta manera, al compás del institucionalismo, las universidades europeas y de otras latitudes seguirán el camino de las universidades norteamericanas. A partir de entonces la Ciencia Política se convertirá en una ciencia internacional.
(El Peruano, 27 de Mayo de 1999)