La Ciencia Política tiene un origen relativamente reciente a pesar que hunde sus raíces en el pasado, estando íntimamente ligada a la historia de las ideas y las doctrinas políticas. Es posible que la Ciencia Política sea la última de las disciplinas de las ciencias sociales que ha abandonado el abrigo de la madre filosofía, pues hasta fines del siglo pasado no se concebía a la política como un objeto científico particular. No existía académicamente la Ciencia Política como hoy se conoce.
Hasta ese momento los temas políticos eran estudiados desde el punto de la Teoría Normativa, justificándose las formas de poder como la búsqueda del “mejor de los gobiernos”. La perspectiva normativa se expresaba a través de razonamientos morales abstractos. Como indica el profesor David Glasser, si “desde el punto de vista filosófico busca, o crea, preceptos morales orientativos, en su aplicación más concreta la teoría política investiga las repercusiones que tienen los preceptos morales en la práctica política”. Para ello se prestaba del método deductivo, que permitía partir de principios a priori, sin observar con atención los hechos políticos. La perspectiva normativa tiene una larga tradición en Occidente que se remonta a la Grecia antigua pasando por algunos de los grandes filósofos occidentales. Con el ingreso de la Ciencia Política a la universidad, la perspectiva normativa perderá terreno. Sin embargo, desde la década del setenta, se produce un renovado interés en determinados círculos académicos, gracias a la influencia de John Rawls y Robert Nozick.
John Rawls es el que encabeza el llamado liberalismo normativo e igualitario. Intenta unir una teoría liberal que no se desentienda de la igualdad y revivir la teoría del contrato social para explicar la política. Su único libro Teoría de la Justicia ha tenido una enorme influencia en la filosofía política contemporánea revitalizando los conceptos de justicia, libertad, igualdad, derechos y tolerancia.
Frente al liberalismo se ha levantado, también desde un enfoque normativo renovado, el llamado Comunitarismo que tiene entre sus principales animadores a Michael Waltzer, A. Etzioni y Michael Sandel. Ellos parten de una crítica al concepto liberal del yo individual, contraponiendo un yo “situado” que se encuentra enraizado en una comunidad. Por eso en ésta existe la posibilidad de que todos puedan trabajar juntos en pos de un bien común moralmente aceptado. El Comunitarismo ha atraído a un buen grupo de autores que quieren revivir en el individuo el sentido de la obligación para con la comunidad, ante el fracaso del individualismo de derecha e izquierda, tal como lo ha señalado uno de sus autores más destacados A. Etzioni.
(El Peruano, 18 mayo del 1999)