Las elecciones municipales de 1983: el triunfo izquierdista

Un año antes una alianza entre los sectores norteños (Torres Vallejo) y la gerontocracia (Luis Alberto Sánchez) había elegido, renovando significativamente su imagen partidaria, al joven diputado Alan García Pérez, como secretario general del APRA. Este imprimió una dinámica distinta y pasó a generar una oposición política al régimen, especialmente desde el parlamento, que le dio buenos réditos electorales. El APRA había recuperado su votación en varias regiones del país, básicamente a expensas de la caída de Acción Popular. Triunfó a nivel nacional, pero perdió, a expensas de Izquierda Unida, en Lima. Alfredo Barnechea, su candidato, puso también su cuota personal a la derrota aprista. Representaba más un advenedizo que un comprometido líder político con reconocimiento partidario. Su desdén hacia sus oponentes y su imagen acartonada suscitó el rechazo de una Lima, cada vez más andinizada.

De ésto aprovechó IU, que con su candidato Barrantes logró conquistar, Lima por primera vez en la historia. La polarización en la capital se hizo patente desde el momento que su actitud opositora, con algunas indefiniciones, logró conquistar absolutamente todos los distritos de población popular. A nivel nacional, su presencia también aumentó. Ganó municipios importantes como Puno, Huancayo, Cuzco. Al igual que el APRA consiguió atraer los votos de los electores descontentos de la administración belaundista. Esta situación no pudo aprovechar el PPC, tanto por el límite social y político que hemos señalado, como por su alianza con un gobierno que había ingresado en el terreno del desprestigio y el desgaste político.

(El Peruano, 22 de Diciembre de 1998)

Agregar a Favoritos PUCP