Qué lástima doctores Torres y Torres Lara, Marcenaro, Trelles y otros miembros de la mayoría que apoyaron la primera versión en la Comisión de Constitución. Ahora callan y dejan caer en el olvido un artículo que defendieron entusiastamente. Ustedes sabían desde el principio que su propuesta era el distrito único, pero sabían también que era indefendible en un largo debate. En cambio discutirlo en un sólo pleno y votarlo, sin dar explicaciones de su cambio, ha sido a todas a luces, sencillo y eficaz. La criollada política de la que tanto ustedes se han manifestado distantes, ha sido manejada sin problemas. Lo peor de todo es que han lanzado la consigna a su bancada y un grupo de sorprendidos congresistas han sido engañados, como buenos legos. Les han hecho creer que con el distrito único se convierten en líderes nacionales.
A parte de la congresista Martha Chávez, que siempre defendió la propuesta de distrito único, la bancada oficialista envió a una larga lista de oradores que parecían defender sólo una consigna, con una penosa sustentación, una carencia de conocimientos sobre el tema y un inocultable deseo de crear una norma que les permita fácilmente reelegirse. Los efectos de este tipo de elección del Parlamento son otras.
1. El distrito único ha sido desechado por la aplastante mayoría de los sistemas electorales en el mundo, a tal punto que sólo dos países con parlamento unicameral lo usan: Israel y Mónaco. Estos países tiene, sin embargo, algo en común: son países pequeños y de tradición partidaria bipartidista. Israel tiene un Parlamento (Knesset) de 120 miembros y Mónaco (Conseil National) de sólo 18. Tenemos el mismo tamaño de Parlamento que Israel, pero somos casi cinco veces más grande que el estado judío. Otra incoherencia que no se quiere modificar. Por lo demás, el sistema electoral israelí está combinado con un sistema de lista cerrada, sin voto preferencial y con una barrera mínima legal del 1.5%, lo que lo hace más manejable. Este sistema contribuye con un efecto reductor en el formato de partidos políticos.
2. Pero, el principal efecto pernicioso que produce el distrito único es que colabora en la proliferación de pequeños partidos. Las consecuencias se puede observar en el número de partidos presentes en el actual Parlamento, 13. Las cifras más altas en la historia, que indican una precariedad del sistema político. Asimismo, por la azarosa de la elección, algunos departamentos carecen de representantes en el Parlamento, en cambio otros tiene más de los que les corresponderían en una distribución por circunscripciones plurinominales. Existe, por lo tanto, un peligroso desbalance de representación territorial que es lo que intenta evitar los distritos plurinominales bien delineados.
3. El distrito único tiene también efectos en el carácter de las organizaciones, favoreciendo a aquellas con una débil (o carente de) estructura partidaria nacional. La lista de candidatos con circunscripción única, posibilita que ésta sea elaborada centralmente en Lima y no exige una movilización nacional de las maquinarias políticas para elaborar las listas locales. Asimismo, proyecta la campaña sólo en un espacio nacional, con el correspondiente gasto en los grandes medios de comunicación, desplazando a un segundo plano las campañas locales.
4. El efecto perturbador es mayor cuando se lo combina con el voto preferencial. Es así, que los candidatos de departamentos con poca población electoral, se encuentran en menores posibilidades que aquellos conocidos en departamentos más poblados. La consecuencia se observa en el Parlamento actual, donde varios departamentos pequeños electoralmente, carecen de representantes. De otro lado, a nivel de la campaña electoral, la cantidad de candidaturas es impresionante. La elección parlamentaria de 1995, movilizó a 20 listas con 120 candidatos cada una, lo que sumó 2,400 candidaturas en competencia. Este número impresionante incrementó la cantidad de materiales electorales, el tamaño de la boleta electoral y confundió el escrutinio.
5. Las bondades del voto preferencial pierden sentido en un distrito electoral tan gigantesco. Las candidaturas en competencia terminan desarrollando mini campañas que se superponen entre sí y ofrecen mensajes desarticulados. En la medida en que cada partido tiene un símbolo y cada candidato un número, la combinación de ambos ofrece un panorama de confusión, desorden y atosigamiento, cuando se multiplican por igual en todo el territorio nacional..
6. Finalmente, crea un efecto perturbador en el proceso de escrutinio, en donde la cantidad de errores que se cometen se multiplican. En 1995 se produjo el porcentaje más alto de anulaciones que se recuerda, alterando seriamente la propia voluntad del electorado. Todos estos efectos, debe recordarse, ocurren cuando se combina el voto preferencial con el distrito electoral único y son reducidos cuando se aplican en distritos plurinominales.
7. Los distritos plurinominales no crean por si mismos caciquismos políticos, como antojadizamente se ha señalado. Si eso fuera cierto, el 99% de los países del mundo padecerían de él y sólo Israel y Mónaco se librarían de esta antigua práctica política. Por el contrario, Felipe Gonzalez y José Aznar, en España, Tony Blair, en Inglaterra, Helmut Kohl, en Alemania, por señalar algunos nombres, disputaron su inicial escaño parlamentario desde distritos uni y plurinominales. A partir de allí se erigieron líderes nacionales y mundiales. Por lo tanto, no importa si el congresista gana su mandato en una provincia o departamento, sino qué política desarrolla. Los engañados congresistas de la mayoría creen que, por haber nacido de un distrito nacional son líderes de esa talla. Pero, el debate sobre este punto ha demostrado que ni siquiera llegan a empinarse sobre sus propias limitaciones
(Expreso, 22 de Mayo de 1997)