Este se sitúa en la confección del acta electoral, la carencia de pruebas pilotos completas por parte del JNE, la inadecuada confección del programa computarizado, la deficiente formación a los miembros de mesa y la falta de planificación del alto ausentismo de los miembros titulares de mesa. Con estos problemas subsanados, no hubieran ocurrido los graves errores que hemos visto la última semana y que provocaron la anulación de miles de actas, que tuvieron como responsables a los encargados del proceso electoral, distorsionado en parte la voluntad popular. Permanece por eso la duda –una justa duda- si realmente la bancada oficialista logró una mayoría absoluta por obra del apoyo ciudadano o por la anulación de algunas actas, que de otra manera no la hubieran conseguido.
Los defensores del voto preferencial argumentan que éste es una manera de defenderse de las cúpulas partidarias, que manejan a su antojo y sin consultar a sus bases, la confección de las listas. Esa fue la primera queja cuando se realizaban elecciones con el tipo de listas cerradas y bloqueada. Por el contrario, los detractores sostienen que con el voto preferencial se consigue favorecer a los candidatos con un buen respaldo económico, capaces de mantener una campaña sostenida y facilitar la manipulación. Sobre lo primero, es indudable que esto último influye en el voto, pero no de manera determinante, como lo demuestra la campaña del 95, austera comparada con los procesos anteriores. En relación al segundo, ya señalamos que la confección de un acta que consigue una fila de totales evita cualquier alteración de la misma.
En el Perú, con el voto preferencial, el orden de las filas se ha visto seriamente modificado. Las consecuencias políticas y electorales del sistema del voto preferencial se pueden observar en la composición del Parlamento. Estas han sido muy importantes en 1978, el 46 por ciento la composición de la Asamblea Constituyente fue distinta gracias al voto preferencial; en 1985, un tercio del Parlamento; en 1990, el 30 por ciento; y en 1992, ingresaron al CCD 43% de los constituyentes gracias al voto preferencial. En consecuencia, podemos señalar que entre un tercio y más del Parlamento varió su composición en el Perú entre 1978 y 1993 mediante el voto preferencial.
Un 33% del nuevo Parlamento
Los resultado del último proceso electoral –siempre tendiendo en cuenta las distorsiones ocasionadas por la anulación de un elevado número de actas- muestran un Parlamento que ha sido confeccionado en un 33% gracias a al acción directa del elector al utilizar el voto preferencial. Nada menos que 40 de 120 congresistas deben su curul gracias a este sistema de votación que se implanto en el Perú desde 1978 y que sólo Brasil en América Latina, con algunas variantes, lo consigna en su sistema electoral. Los partidos y movimientos políticos presentaron sus listas en un orden que fue variado sustancialmente por los electores, pero manteniendo los niveles porcentuales de las elecciones anteriores. Si no hubiéramos tenido voto preferencial, hoy no seria congresista Miguel Quincana, ayacuchano, quinto entre los preferentes de Cambio 90/NM, el puneño Aldo Estrada o el Ex diplomático Harold Forsyth de la UPP, César Zumaeta del PAP, Jorge Salazar del FIM, Moisés Heresi de CODE, Victor Coral de AP, Arturo Salazar Larraín de Renovación o Susy Díaz de MIA, por nombrar algunos candidatos favorecidos por la acción directa del voto preferencial. A la inversa, algunos candidatos, pese a tener una ubicación adecuada para ingresar, no fueron favorecidos por el voto preferencial como: Gastón Ibáñez O’Brian, Jaime Freundt de Cambio 90/NM, Luis Cisneros Vizquerra, Alfonso Panizo, Enrique Moya (UPP), Luis Bedoya de Vivanco (PPC) , Oscar Bravo, Marciano Rengifo (CODE), Juan Carpio (Renovación), Fernando Grau, Fausto Alvarado (FIM).
Liderazgos y partidos
Para que un candidato logre un escaño en el Parlamento debe, primordialmente, pertenecer a un partido o movimiento con posibilidades de representación. Quedaron fuera de carrera por eso, independientemente cuantos votos preferenciales tenga uno de sus candidatos, siete organizaciones políticas: Nuevo Perú. Partido Reformista. PUMA, MSI Movimiento Inca, Apertura Desarrollo Nacional. Frente Independiente Reconciliación Nacional. Por el contrario, catorce movimientos y partidos obtuvieron por lo menos una bancada. Al interior de ellos, sin embargo, los candidatos tenían que congregar alguna de las siguientes características:
a) Ser cabeza de lista (ingresaron 12 de los 13 cabezas de lista).
b) Tener una buena ubicación en las listas, mientras menos es la votación del partido, mejor debe ser la ubicación del candidato (Miguel Velit- Cambio 90/NM, Graciela Fernández Baca-UPP, Francisco Pardo Mesones-UPP, Manuel Lajo- Obras).
c) Ser una figura política con reconocimiento público (Martha Hildebrandt C90/NM, Alfonso Grados, en UPP, Rafael Rey-Renovación, Fernando Olivera-FIM)
d) Tener una gran ascendencia partidaria (Lourdes Flores Nano-PPC, Rolando Breña-IU, Javier Alva Orlandini-AP, Jorge del Castillo-PAP).
e) Tener respaldo económico que le permitiera una importante y sostenida campaña electoral (Rafael Rey-Renovación. Xavier Barrón-PPC. Fernando Olivera-FIM).
f) Ser figura regional o alcalde (Róger Cáceres-FNTC, Daniel Estrada y Rigoberto Ezquerra-UPP, Victor Coral-AP, Jorge Luis Donayre-UPP, César Zumaeta-PAP, etc)
g) Haber figurado entre los parlamentarios más destacados en el último congreso (Luz Salgado y Carlos Torres-C90/NM, Henry Pease-UPP, Rafael Rey-Renovación, Fernando Olivera-FIM, etc).
h) Haber sido un personaje destacado en los ámbitos extrapolíticos, combinado con una figura carismática (Luis Delgado Aparicio, Martha Hildebrandt-Cambio 90/NM, Anel Townsend y Jorge Avendaño-UPP, Moisés Heresi-CODE).
Algunas de estas características permitieron el ingreso de varios parlamentarios, otros combinaron varias de ellas, pero de una u otra manera necesitaban el reconocimiento ciudadano. Es decir, estas características eran condición necesaria pero no suficiente para salir electo. Todo ello tiene que ver con la relación candidato-partido. En algunos casos, la agrupación beneficia al candidato, Martha Chávez, Victor Joy Way, Luz Salgado o Carlos Torres y Torres Lara, por formar parte del oficialismo Cambio 90/NM. Daniel Estrada, Gabriela Fernández Baca, Francisco Pardo obtienen esos votos por integrar las listas de UPP. Agustín Mantilla, en el PAP. Seguramente fuera de esos predios obtendrían porcentajes menores. En otros casos, la pertenencia a una agrupación le resta votos como los hoy reducidos Javier Diez Canseco (IU), Javier Alva Orlandini (AP). Finalmente, la candidatura individual lo es todo o gran parte de la agrupación como Lourdes Flores Nano (PPC), Rafael Rey (Renovación) o Fernando Olivera (FIM). Es decir, estas agrupaciones dejarían de existir o serian seriamente diesmadas sin el concurso de sus cabezas de listas, por lo tanto su estructura electoral es débil.
Las mujeres crecen
La fisonomía del parlamento ha cambiado también en relación a la presencia de las mujeres en él. Desde los lejanos años en que doña Matilde Pérez Palacios ingresaba al Parlamento de 1956, representando por primera vez a las mujeres por el MDP, hasta la elección de la debutante pero no menos experimentada periodista Anel Townsend de la UPP, muchas mujeres han transitado por los parlamentos peruanos. Pero si aquello comprendidos entre 1956 y 1968 eran poblados por mujeres que ingresaban a él por la gracia de la lista cerrada y bloqueada, a partir de 1978 –salvo en 1980- las candidatas tienen que luchar en las mismas condiciones que sus colegas hombres por las preferencias electorales. La situación no ha sido menos auspiciosa, pues en últimos años ha pasado de ser el 2% del parlamento a acumular el 11% del mismo. 13 congresistas han ingresado al Congreso, en 1995 (7 de C90/NM, 3 de UPP, 1 del FIM, 1 del PPC, y 1 del MIA), de los cuales Maria Espinoza Matos (C90/NM), Anel Townsend (UPP) y Susana Díaz (MIA) lograron superar los puestos en las que sus representativas agrupaciones las colocaron, obteniendo una bancada en el Parlamento.
El nuevo Parlamento no es más provinciano que los anteriores. Si hay más provincianos, no indica que todas las regiones estén representadas, sucede que alguna de ellas tienen más representantes que otras y algunas ninguno. Esto se debe al nefasto distrito electoral único que desbalancea una representación adecuada, que sí se logra con los distritos plurinominales ya sea por provincias o departamentos. Difícilmente, provincias y regiones con baja densidad poblacional estarán representados en el Parlamento o en el número adecuado.
Este parlamento inaugura, con sus 120 representantes, el primer legislativo de este siglo que desbalancea y distorsiona la representación nacional vía un pésimo escrutinio y el deficiente distrito nacional electoral. De nada de esto tiene la culpa el parcialmente democrático voto preferencial.
(El mundo, Lima 6-7 de mayo de 1995)