Pues bien, contrario a todo burocratismo el Dr. Barrantes obvió olímpicamente cualquier trámite y reunión con el Comité Directivo Nacional (CDN) de IU y como, cuando Alan se refiere a los funcionarios públicos, dio rienda suelta a sus diatribas y críticas contra sus compañeros izquierdistas, aquellos que lo elevaron, hace siete años, a un puesto tan polifuncional como los principios, que Barrantes maneja tan prolijamente. Fue también elaborada su renuncia que hasta pareció víctima de los “prosenderistas” de IU. Así y de infraternos a sus oponentes al interior de dicho frente. Esto le dio un tono melodramático a su presentación, pese a que afirmó que entregará la presidencia sin "quejumbre ni resentimientos".
Pero el Doctor tenía razón cuando sostuvo que él no es el único responsable de la crisis de IU sino todo su CDN, ya que fueron los secretarios generales de los partidos quienes lo eligieron para el cargo. Primera autocrítica que tienen que hacerse. ¿Sobre la base de qué lo eligieron? Aparentemente por haber logrado el segundo lugar en las municipales del 80. Si de eso se tratara, hace tiempo que hubieran presidenciado a otros antes que a Barrantes. También hay quienes afirman que se lo escogió por su consecuente lucha por la unidad de izquierda. Esta afirmación merecería la misma respuesta descalificadora que la anterior. Entonces ¿Por qué? ¿Por su currículum político, como señala en el folleto editado por sus amigos "Barrantes: historia de un líder popular"? Parece no ser ese el motivo. En el anecdótico texto, tan esforzadamente elaborado, no hay nada que nos lleve a esa conclusión. Sino basta repasar lo que allí se señala como lo más saltante de su trayectoria política: chapuzón en la pileta de San Marcos cuando era el presidente aprista de la FUNSM en un acto contra Nixon, lapicero regalado por Chou En Lai en un viaje a la China en 1964 con el que firmó su solicitud de ingreso al PCP y desde allí hasta…el 80.
Marcial Rubio tiene razón cuando sostiene que IU no fue fundada por Alfonso Barrantes sino fue llamado a presidirla. Cierto, pero a ello hay que agregarle que esta situación respondió a una forma de resolver la crisis de la izquierda luego del fracaso del ARI y las elecciones del 80: la salida individualista. Fue la respuesta de los vencidos en los que no se encontraba nuestro personaje, que abandonó a la UDP a su propia suerte. Con una tradición de partidos menos permeables al trabajo conjunto que no sea el sindical, buscaron la permeabilidad de un individuo para la candidatura municipal. La unidad era lo que importaba a toda costa, así se pensaba. Unidad vista como medio, objetivo y fin a la vez. Como en el álgebra el Dr. Barrantes fue la suma de contrarios, es decir igual a cero. Así ocurrió.
En el 80 con la aureola de haber conseguido el segundo lugar en Lima y ya como presidente de IU, el abogado sanmiguelino, beneficiado por las reglas propias de la democracia -donde los líderes se pueden manejar independientemente de su base social, aunque parezca lo contrario- abrió alas y voló en el mejor estilo bonapartista, por encima de las divergencias pasando paulatinamente de árbitro de las tendencias a encabezar, con su humilde y modesto estilo, una de ellas. Esto también fue posible por que en aquellos años, las masas, luego del período 77-79, hondamente golpeadas por la crisis, han cesado de movilizarse, organizarse y cuestionar. Es decir, ser sujeto de su propia historia para transformarse en meros espectadores de la historia de un sujeto. El Dr. Barrantes es pues fruto de la respuesta a una crisis mal entendida. Pero, él no tiene responsabilidad allí, hizo lo que sabía. Formado en la doctrina prialelina de la Convivencia, y bajo el grito de dialogar no es pactar, pactó. Entonces pocos se atrevieron a criticarlo pues creyeron que era posible que se rectificara o, que sin él Izquierda Unida se dividiría o desapareciera, como quería la derecha. Pero hay que aclarar, la izquierda es importante electoralmente porque lo fue social y políticamente en las dos últimas décadas. El Dr. Barrantes, y allí están los estudios electorales, no le agregó nada nuevo a la tendencia general del caudal izquierdista; un tercio del total, que es anterior a su existencia como candidato. Esta imagen de un Barrantes, con una enorme votación propia y, por lo tanto interlocutor único y privilegiado curiosamente fue eliminada por quienes -desde fuera de la IU- necesitaban de un opositor dócilmente comprometido con el sistema. Esto acabó el domingo pasado. Por eso la preocupación de disímiles personajes, como Alan García, Manuel Ulloa, Mario Polar, etc. por el alejamiento del leal Barrantes de la presidencia de Izquierda Unida. Por eso, sobre la etapa que acaba de terminar, al dar vuelta a la página, no debemos olvidar esta evitable experiencia, pues como también ha dicho el poeta Benedetti: que si de ahora en adelante caminamos y crecemos y buscamos/ y hasta cantamos juntos/ eso no quiere decir de ningún modo/ que hayamos empezado a perdonar/ la militancia es/ una memoria/ de elefante.
(La República 3 de Junio de 1987)