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¿A QUÉ NOS REFERIMOS CON MODELO ECONÓMICO?

Uno de los temas centrales en el debate político en años recientes, ha sido la oposición o adhesión al modelo económico. Para los opositores se trata de un modelo neoliberal cuyo sello distintivo es la inequidad y la exclusión. Para los adherentes se trata de un modelo que premia el esfuerzo y a los ganadores pero que asegura a través del crecimiento, la inclusión del resto. Algunas líneas sobre el concepto de modelo y su uso en economía.

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OPORTUNISMO ECONÓMICO

En política se califica el comportamiento oportunista como aquel que es capaz de dejar de lado principios fundamentales o en último término, renuncia a orientarse por algún principio. Como diría Groucho Marx, «estos son mis principios, si no le gustan tengo otros». El oportunismo se confunde con el pragmatismo atribuyéndoles como virtud, la flexibilidad, la adaptación al cambio y la tolerancia que son propios de la democracia. Pero sin principios fundamentales, ¿qué sería la propia democracia? Un principio tan fundamental como mis derechos terminan donde comienzan los de otros, se transgrede cuando se desconocen los derechos de los demás o se pretende que los derechos o la forma particular de ver el mundo, es más válida que la de otros. Al final, el oportunismo no es sino una forma de actuar para alcanzar un beneficio particular o de grupo perjudicando a otros o a todos los demás.

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ESTRATÉGICO PUNTO LÍMITE

En los mercados oligopólicos hay un número reducido de empresas cuyo comportamiento es determinante en el resultado. Estas empresas se dice, tienen una interdependencia estratégica. Es decir, deben adoptar decisiones considerando las decisiones que deben estar adoptando o adoptarían como respuesta las otras empresas. Una herramienta eficaz para modelar el comportamiento estratégico es la teoría de juegos.

Cuando me toca ocuparme de este tema, incluyo un ejemplo extremo de lo que sería el pensamiento estratégico. Se trata de la película Fail Safe que fue estrenada en nuestro país como Punto Límite. La película se basa en la novela homónima de Eugene Burdick y Harvey Wheeler. La película fue filmada en 1964 y fue dirigida por Sidney Lumet. En su reparto incluye a Henry Fonda, Dan O’Herlihy, Walter Matthau y Frank Overton.

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ECONOMÍA PARA LA GESTIÓN

El manual de economía que estudiábamos los alumnos en los años 70 era el Curso de Economía Moderna de Paul Samuelson (1972). Allí el autor proponía como definición de esta ciencia o disciplina, “el estudio de la manera en que los hombres y la sociedad utilizan –haciendo uso o no del dinero- unos recursos productivos «escasos» para obtener distintos bienes y distribuirlos para su consumo presente o futuro entre las diversas personas y grupos que componen la sociedad”.

Samuelson ni los economistas de su generación, pensaban en la escasez como el agotamiento de los recursos. Era otra la aproximación. Cada vez que los humanos utilizamos determinados recursos y los transformamos en bienes o servicios específicos, efectuamos una elección y en consecuencia renunciamos a otros bienes y servicios alternativos. Presumimos que se toma la mejor decisión entre las opciones que se conocen porque debe ser la que proporciona más valor en el sentido de mayor utilidad a las personas. Así una elección económica, es por definición optimizadora o dicho de otro modo, economizadora, pues permite alcanzar el mayor valor con el menor gasto.

Elección es decisión pero como decía Samuelson, es en definitiva, utilizar los recursos. Un autor posterior como Mankiw (1998), propuso una definición más breve que resume bien el concepto: “La economía es el estudio del modo en que la sociedad gestiona sus recursos escasos”. Como se aprecia, aquí el concepto clave es gestión entendiéndose por elección entre varias opciones posibles y conocidas, y su implementación (enforcement).

El problema con estas definiciones es que invaden todos los campos de la acción humana. En efecto, los economistas han tratado de explicar muchos asuntos humanos a partir de “decisiones económicas”. Por ejemplo, Ronald Coase (1960) propuso que la mejor forma de resolver la incomodidad de cualquier individuo o colectivo por el accionar de otro u otros, era optar por una solución que produjera mayor valor incluyendo alguna compensación para los que se sintieran perjudicados. Con base en el pensamiento coasiano es que se funda el análisis económico del derecho.

Gary Becker (1992) llevó esta invasión a otros campos en lo que el mismo llamó la manera económica de ver la vida. Los temas que lo ocuparon además de la formación de capital humano, fueron la criminalidad, la discriminación y la familia. James Buchanan (1986) explicó el comportamiento político con la teoría de la elección pública. Es natural que si cualquier elección humana como puede ser el ocio, tiene un costo de oportunidad medible, todo tiene un sentido económico.

Pero así como la economía invadió otros campos del saber para brindar una explicación primordial sobre el comportamiento humano, a su vez fue acosado e invadido por otras áreas del conocimiento cuando la evidencia contradecía las predicciones sugeridas por la racionalidad económica. Herbert Simon (1978) primero y otros teóricos desde o prestándose conceptos de la psicología, han dado lugar a una corriente muy vigorosa y original que es la economía conductual.

Todos estos desarrollos que faltan sistematizar en un cuerpo de pensamiento único, son la materia de la ciencia económica actual. Propone explicar por qué y cómo los individuos toman decisiones en condiciones ordinarias pero sobre todo ante el cambio y la incertidumbre. En ese sentido, el mayor éxito que pueden alcanzar los economistas es explicar el comportamiento de los individuos en sociedad, ponderando todos los ingredientes que intervienen y evitando su reducción a lo que podría entenderse como la sola adquisición de bienes o servicios.

El papel de la gestión

Pero si los recursos son escasos como aquí se ha definido, lo fueron y lo serán siempre. Y si el comportamiento humano se alterna en el uso de tales recursos, incluido el tiempo que dedica a adquirirlos, conservarlos o gozarlos, entonces nuestras vidas es un continuo de gestión y permanentemente estamos aprendiendo a gestionar nuestras propias vidas.

Para muchísimas personas, la vida es en efecto, gestionar nuestros propios asuntos, la familia, las amistades o círculos de interés, el vecindario, las relaciones laborales, las inversiones o negocios, las transacciones económicas, u otras. En todos estos casos, gestionamos para alcanzar logros o satisfactores que nos proporcionen más bienestar en el sentido más amplio de la palabra.

Pero hay otras formas de gestión, la llamaremos la gestión profesional. Es decir, cuando debemos participar de decisiones y acciones para que un grupo humano alcance un objetivo que trasciende al gestor. Con independencia de la simpatía que pueda tener el gestor sobre los fines de una organización, esta es una entidad diferente a sus miembros. Y la función del gestor es perseguir esos fines como proponer adecuarlos permanentemente a los cambios en el entorno.

Este gestor profesional tiene que inducir y tomar decisiones económicas como han sido definidas aquí. Sopesar en todo momento, las opciones que enfrenta de cara a los fines que persigue; asegurare que los recursos disponibles se apliquen del mejor modo a las opciones elegidas; evaluar los resultados alcanzados para mejorar las decisiones futuras como para proponer ajustes realistas en los fines y sobre todo en los resultados intermedios. Y entre todas estas acciones, el gestor debe sobre todo, ser capaz de inspirar, escuchar, convencer, negociar y conducir con mano firme, lo que es esencialmente, interactuar con los otros miembros de la organización.

Simon se ocupó especialmente de la elección en la empresa. Hoy se sabe que hay muchos más temas y herramientas intercambiables entre la empresa y las otras organizaciones de la sociedad como son las que conforman el Estado o las que fueron creadas con fines no mercantiles o no lucrativos. Es por ello que podemos trabajar un cuerpo de ideas que nos conduzcan a proponer principios económicos para la gestión profesional de la organización. Así podremos hablar efectivamente de una economía para la gestión. O también, que no hay forma de hacer gestión sin pensar desde la economía.

Referencias:

Samuelson, Paul A.

1972    Curso de Economía Moderna. Madrid. Aguilar Ediciones.

Mankiw, N. Gregory

1998    Principios de Economía. Madrid. McGraw-Hill/Interamericana de España.

Coase, Ronald

1960    El problema del Costo Social, en The Journal of Law and Economics. The University of Chicago. EEUU.

Becker, Gary S.

1992    The Economic Way of Looking at Life. Nobel Lectures, December 9, 1992. Nobelprize.org. Nobel Media AB 2014. Web. 9 Nov 2014.<http://www.nobelprize. org/nobel_prizes/economic-sciences/laureates/1992/ becker-lecture.html>

Buchanan, James M.

1986    The Constitution of Economic Policy. Nobel Lectures, December 8, 1986. Nobelprize.org. Nobel Media AB 2014. Web. 9 Nov 2014. <http://www.nobelprize. org/nobel_prizes/economic-sciences/laureates/1986/ buchanan-lecture.html>

Simon, Herbert A.

1978    Rational Decision-Making in Business Organizations. Nobel Lectures, December 8, 1978. Nobelprize.org. Nobel Media AB 2014. Web. 9 Nov 2014. <http:// www. nobelprize.org/nobel_prizes/economic-sciences/laureates/1978/simon-facts.html>

 

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FRANCESES DE MODA

Alfred Nobel no incluyó en su legado, el reconocimiento a los economistas. Recién en 1968, el banco central de Suecia creó el denominado Premio Sveriges Riksbank en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel. Con el premio del 2014, se han cumplido 47 ediciones de esta distinción que ha sido mayoritariamente dominada por los economistas norteamericanos. Esto no es casual, pues ese país domina el pensamiento económico en varios sentidos.

Aun cuando pudieran ser discutibles, los premios Nobel en todas sus categorías, nos permiten conocer muchas de las grandiosas facetas del accionar intelectual humano. En el caso de la economía, es una oportunidad para ampliar nuestra visión de la ciencia y entender mejor los aportes de diversos investigadores y teóricos. Como es natural, las personas están asociadas a ciertos temas y estos a las preocupaciones de la actualidad.

No se puede entender el prolongado estado calamitoso de las economías centrales, que ha terminado por frenar a las llamadas economías emergentes, sin distinguir el papel que jugaron las grandes empresas, especialmente las financieras, en su gestación. La crisis del 2008 fue esencialmente una crisis ética precipitada por la ausencia de regulación de empresas demasiado grandes cuya caída o salvataje, le cuestan mucho a la sociedad.

Pues bien, el premio Nobel de economía fue otorgada al economista francés Jean Tirole por sus contribuciones al estudio de los efectos que tiene la muy elevada concentración de poder de mercado (monopolios, oligopolios o empresas dominantes) en algunas industrias claves y cómo debería controlarse ese poder a través de la regulación estatal. El libro “Balanceando los bancos”, refiere justamente al problema de la supervisión de las grandes entidades financieras.

Tirole no es un autor totalmente desconocido en la academia. Sus trabajos son empleados en los cursos sobre organización industrial y regulación. La prensa ha destacado además, que se ha ocupado de temas como el porqué del comportamiento altruista de agentes económicos racionales y egoístas tal como los describe el pensamiento económico convencional.

Los franceses han hecho noticia este año. Primero fue el impacto causado por el descubrimiento por la literatura anglosajona, del libro de Thomas Piketty, “El Capital en el Siglo XXI” y que se ocupa del sensible tema de la distribución del ingreso. Ahora se premia a Tirole. Buenos vientos para ampliar nuestra visión de la economía.

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INFORMALIDAD Y VOTO

Con los sucesivos ajustes de los años 80, ser incorporó al análisis y la discusión política, la categoría de la informalidad. La aproximación más simplista o descriptiva fue la que definía a las actividades informales como aquellas que se desarrollaban en el margen, sin autorizaciones, sin atender a regulaciones y por cierto, sin pagar impuestos. En un plano más explicativo, algunos analistas señalaban que la proliferación de la informalidad era resultado de la contracción del mercado laboral que había obligado a muchos trabajadores a autoemplearse o aceptar empleos precarios. Otros en cambio, advertían que la informalidad era la punta de un emergente capitalismo popular que luego ha sido reconocido como emprendedurismo, y la condición de informalidad solo delataba la disfuncionalidad del Estado respecto a la iniciativa privada.

Como suele ocurrir, ambas aproximaciones tenían su parte de verdad. Muchas personas habían sido expulsadas de los empleos formales que siguieron a la desindustrialización de los 80 y 90, y debieron emplearse como mil oficios. Otros ni siquiera pudieron conseguir un lugar entre los empleos formales y debieron comenzar a trabajar por su cuenta o ser reclutados por negocios marginales. Pero también es cierto que entre quienes emprendieron actividades generadoras de ingresos para subsistir, hubo quienes tuvieron éxito y lograron poner en pie negocios sostenibles, y otros con algún capital o recursos, emprendieron negocios independientes con un impulso más empresarial.

Algo similar ocurrió en el campo. Algunos productores agrarios pudieron consolidar sus actividades y emplear a otros agricultores con menos recursos, en tanto que otros propietarios o posesionarios de tierras, encontraron más conveniente emplearse en actividades temporales en el campo, las minas o las ciudades. Como es lógico, dedicaron muy poco tiempo y esfuerzo a sus propias parcelas por lo que su producción no alcanzaba ni siquiera a satisfacer la demanda de autoconsumo o un ingreso equivalente.

A propósito de las últimas elecciones regionales y municipales, se ha dicho que a muchos electores del mundo de los informales, no les preocupa mucho quien dirija los gobiernos pues ellos no le deben nada al Estado en todos sus niveles, porque se han hecho solos y en realidad peleando contra las regulaciones cuando no contra la represión del Estado. Se ha dicho también que este mismo tipo de elector prefiere a los candidatos que ofrecen obras no importa que roben. Total, si no contribuyen con el sostenimiento del Estado, se dice, no se sentirían robados.

Esta lectura es prejuiciosa y constituye un error. Lo primero es que se debe distinguir es que la masa de los llamados informales, para diferenciarlos de los grandes negocios que mantienen simultáneamente negocios legales y los no tan legales –que podemos llamar elusivos-, pagan impuestos, contribuciones y tasas de diversa índole. Muchas de ellas son coimas que no es otra cosa que una contribución a un privado que funge de funcionario público, por algún servicio del Estado o por ignorar una irregularidad. En el balance, la coima debe ser menos onerosa que el costo del servicio o que corregir o evitar, la irregularidad.

Lo segundo es que la masa de estos informales le deben mucho al Estado. Una parte de sus actividades de limitada escala y baja productividad, son sostenibles solo porque no pagan los impuestos que terminan siendo el margen que pueden capturar. Es decir, cuando más elevados son los impuestos y de más difícil control, hay más espacio para que estas actividades sobrevivan. Pero además, reciben o han recibido una serie de beneficios del Estado que por cierto les ha costado muchos sacrificios. Obtuvieron terrenos para establecerse y construir sus viviendas; ocuparon áreas para desarrollar la actividad agropecuaria; han logrado conectarse a la provisión de electricidad, los servicios de agua y desagüe; en sus localidades cuentan con alumbrado público, pistas, veredas, escaleras y muros de contención; se atienden en los hospitales públicos y sus hijos se educan en las escuelas, colegios y universidades del Estado; han recibido apoyos alimentarios, asistencia técnica e inversiones productivas, subvenciones condicionadas, pensiones no contributivas o becas.

Hay casos extremos en esto que llamamos informalidad. Por ejemplo el transporte público, en el cual las rutas han sido entregadas en monopolio por las autoridades locales para que algunas empresas cascarón las exploten. O el caso que se presentaba en el mercado mayorista de la Parada donde se habían creado derechos a favor de un grupo de posesionarios de los puestos con el consentimiento por años de las autoridades ediles.

La mayoría de las atenciones proporcionadas por el Estado son sin duda alguna, deficientes pero superan la contribución efectuada por ellos, es decir, dejan un significativo saldo positivo para esta población en sus relaciones con el Estado. Además, si se valoriza las atenciones del Estado y se comparan con el patrimonio y los ingresos corrientes de estas familias, se podrá advertir que el beneficio obtenido ha sido muy importante. En consecuencia, puede haber una relación de amor-odio con el Estado pero esta es muy intensa. ¿Si el Estado es tan importante para ellos pero sus servicios son deficientes, por qué deberían tolerar a un candidato ladrón?

El comportamiento electoral de esta mayoría no tan silenciosa, es una expresión de la democratización del Estado de la cual la regionalización defectuosa pero necesaria es parte. Ella ha dado la oportunidad para que este sector busque hacerse representar por alguno de los suyos o que lo perciben como suyo. Muchos de ellos son exitosos, independientemente de cómo lograron el éxito, pues son los que se pueden pagar una campaña electoral, pero que entiende lo que sus electores creen necesitar y estarían más dispuestos a escucharlos. Por extensión, es mejor pagar una coima a quien consideras tu aliado que a un desconocido o a quien representa el viejo grupo de poder. A fin de cuentas y en cada localidad, es posible hacer más negocios con el Estado local o que este te deje hacerlos sin incomodarte demasiado.

En ese sentido, esta mayoría ha devenido en conservadora en el sentido de defender una situación que sin serle totalmente favorable, le ha sido ventajosa. ¿En qué momento se rompería este efecto? Cuando se reúne una mayoría, una nueva coalición de intereses que disiente de este status o cuando los intereses del gobernante se independizan excesivamente de sus electores y las malas prácticas de gobierno por no decir, el asalto a los recursos públicos, se tornan insostenibles. Confiemos entonces que incluso en la degradación puedan encontrarse los resortes para que nuestra sociedad madure, se consolide y se haga más equitativa.

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REFORMA E INMOVILISMO

Todo aquel que actúa de buena fe y cree tener fundadas razones para preferir una opción electoral de las disponibles sobre otras, tiene el legítimo derecho de quejarse cuando el resultado le es adverso. Se suele decir entonces, que los electores se equivocaron, que escogieron mal. Más aún, cuando sobre el ganador se tiene dudas y en algunos casos certezas, sobre su falta de idoneidad o peor aún, su amoralidad o riña con la ética.

Algunos analistas, entonces, vociferan que eso es pataleta pues lo que habría ocurrido es que el tal candidato perdedor simplemente no supo sintonizar con el elector. Probablemente, pero en una competencia electoral no gana quien tiene la razón, si es que alguno la tiene, sino quien conecta mejor con el humor de los electores. Y el humor de la mayoría es cambiante y muchas veces, por no decir que la mayoría de veces, podríamos estar en desacuerdo con esa opinión mayoritaria.

O es que alguien, en su sano juicio, podría negar que a cada momento en el Perú como en el mundo, se elige candidatos impresentables y otros solapados pero que igualmente conducen a sus pueblos a situaciones lastimosas. ¿Es necesario acaso, poner ejemplos cuando están a la vista? Algunos presos y otros reciclados, dedicando la mayor parte de su tiempo a cubrir sus tropelías pasadas.

Definitivamente, el pueblo no es sabio ni tendría por qué serlo. No es un problema de educación pues sociedades muy educadas, han tomado decisiones espantosas. Razón tenía Silvio Rodríguez cuando decía que la masa es un amasijo de cuerdas y tendones que combina frustraciones, ilusiones, temores, algo de ideología pero sobre todo intereses.

La mayoría de electores decide por un candidato que cree representa mejor sus intereses, que podría brindarle mayores beneficios o evitarle el mayor número de molestias o privaciones. Cuando tiene más que perder, será conservador y preferirá al malo conocido. Cuanto menos tenga que perder, más afecto será a las nuevas caras y al discurso radical.

El resultado de una elección se define, a fin de cuentas, por una coalición de intereses dispares que confluyen en torno a uno de los candidatos que puede representarlos o que puede oponerse a quienes amenazan sus intereses. No es que unos tengan la razón y otros no la tengan, sino que unos tienen intereses distintos a otros y muchas veces en conflicto.

En las elecciones para la alcaldía de Lima Metropolitana, hubo 13 candidatos, pero solo dos coaliciones de intereses. Una la de la alcaldesa Villarán que intentaba expresar a su estilo al parecer poco persuasivo, la necesidad de reformar la ciudad. La otra encarnada por Castañeda, expresaba la idea de no romper huevos y contentar a la mayoría con obras funcionales. La reforma frente al inmovilismo. Ganó este último y eso abre tres posibilidades: (1) la regresión absoluta, bastante improbable; (2) una reforma con pies de plomo; o (3) que cambie el humor mayoritario y la reforma prevalezca.

Los economistas solemos decir que no se puede hacer tortilla sin romper huevos. Joseph Schumpeter decía que el progreso es un proceso continuo de destrucción creativa, por lo que no es posible avanzar sin afectar intereses. Y si se revisa la historia de Lima, se puede encontrar muchos casos en que reformas que se caían de maduras, han sido jalonadas por ciertas circunstancias como pudo ser, en la época de Bedoya, el incendio del Mercado Central o, en la gestión de Andrade, la elevada capitalización alcanzada por la mayoría de vendedores ambulantes que se habían adueñado del centro de Lima, lo que al final facilitó su reubicación.

Lo que no se puede escamotear a Susana Villarán es que puso en la agenda de Lima algunos de los temas centrales que debe enfrentar una ciudad para albergar a la tercera parte de la población nacional. No se puede conducir una ciudad de ese tamaño con analgésicos.

8/10/2014

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INCERTIDUMBRE, EXPECTATIVAS Y CONFIANZA

El problema de la economía de mercado no son esencialmente sus fallos tal como son reconocidos en la teoría microeconómica. En perspectiva, éstos pueden y son gestionados con mejores instituciones a partir de ensayo error. El problema es la incertidumbre que nubla las decisiones humanas y que determina que no haya correspondencia entre el ahorro y la inversión. Las personas pueden mantener saldos monetarios mayores aún renunciando a posibles beneficios, y los inversionistas pueden postergar sus decisiones más allá de lo aconsejable. Al demandar ambos menos bienes y servicios, la economía no alcanza a producir a pleno empleo. Esta es la idea central keynesiana que nos recuerda el economista inglés Robert Skidelsky en su libreo “El regreso de KeynesSkydelsky demuele con agudeza, las tres premisas subyacentes del pensamiento económico dominante que está a la base de la crisis del año 2008. Primero, la llamada hipótesis de las expectativas racionales (REH) que propone dos ideas centrales. La una, que los agentes económicos no cometen errores sistemáticos en su predicción del futuro y que el aumento de la información disponible y la capacidad de procesarla, disminuye la posibilidad de que aparezcan situaciones imprevistas o que éstas no puedan ser resueltas por lo que no debiéramos preocuparnos demasiado. Y la segunda, que si los agentes pueden prever el resultado de las acciones del gobierno, los esfuerzos de éste por mejorar cualquier situación serán adelantados por los agentes económicos racionales por lo que no serán eficaces, aun cuando no entorpezcan la labor de ajuste del mercado que sería el mayor peligro.

La segunda premisa que destaca el autor es la teoría del ciclo económico real (RBC) según la cual los mercados siempre se despejan, o lo que es lo mismo, que la demanda se empareja con la oferta tal como lo postulaba Jean Baptiste Say hace más de dos siglos. Finalmente, la teoría del mercado financiero eficiente (EFMT) que postula que los precios de los instrumentos financieros representan la mejor valoración posible de sus riesgos asociados.

Skydelsky sostiene que estas ideas no solo son cultivadas por la escuela de Chicago, los de “agua dulce” con referencia al lago Michigan, sino también por los economistas de “agua salada” de las costas Este y Oeste de Estados Unidos que se reputan como neokeynesianos poniendo acento en los fallos de información y en la lentitud de los ajustes de los salarios, una versión insuficiente del pensamiento keynesiano, al decir del autor.

La clave de la crisis financiera y los estragos causados por la multiplicación de los derivados financieros difundidos por el mundo, con escasa o nula regulación, sería la confusión entre incertidumbre y riesgo. Se ha pretendido establecer la medida de aquello que no lo tiene porque se desconoce. Pues justamente la diferencia entre ambos conceptos es que el riesgo es mensurable porque es conocido, y la incertidumbre no.

Para Keynes los “instintos animales” como la búsqueda de mayores beneficios, son los impulsores de la inversión empresarial. Los inversionistas actúan por impulsos y así como se suman con entusiasmo en los períodos de bonanza, huyen despavoridos ante el anuncio del peligro. La separación del inversionista del conductor de la empresa a través del mercado de capitales, introduce aún mayor efervescencia al comportamiento de los primeros, pero también inhibe a aquellos que por estar al comando de las empresas, deben enfrentar los cambios en el humor del mercado.

Cuando la incertidumbre se acrecienta y cuando nos aproximamos al temor sino al pánico, las personas se paralizan. Las expectativas se hacen pesimistas y la confianza se esfuma. Aún cuando este sea el resultado de yerros o inacción de los gobiernos, ¿qué fuerza puede cambiar esto? No hay otra que el propio gobierno, el actual o el que le suceda. Para comenzar un nuevo ciclo hay que volver a creer aunque se tenga poco fundamento. No importa entonces, que las acciones del gobierno puedan ser excesivas o insuficientes, que los agentes económicos intuyan que su accionar puede incubar problemas futuros. Se requiere que alguien vuelva a mover la rueda para que la economía se eche a andar.

El crédito barato y las concesiones tributarias y normativas que pueda hacer el gobierno, no son suficientes para romper la inercia pues son utilizados por las empresas para ajustar sus pérdidas pero no para tomar nuevas posiciones en el mercado. Sin mayor gasto por el lado del Estado, el ajuste se hace lento y tortuoso hasta que los mercados efectivamente se limpien en un nivel inferior. Esa fue la gran constatación de Keynes en la crisis del 29 y de algún modo, hemos regresado a la misma encrucijada con un escenario internacional más complejo.

[1] The return of the Master, 2009, edición en español del 2013 traducida por Jordi Pascual, Editorial Planeta, Barcelona, España.

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A PROPOSITO DEL FRACASO DE LAS NACIONES

Recién pude terminar de leer el libro “Por qué fracasan las naciones. Los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza[1]. La propuesta y el estilo del libro me atraparon desde un primer momento. En él se combina el análisis de las instituciones económicas, las instituciones políticas, y su interacción en un aproximación diacrónica. La economía, la historia y la argamasa política son los temas que más me apasionan.

Instituciones inclusivas

Quisiera comenzar por resumir la teoría de los autores, Daron Acemoglu y James A. Robinson. Ellos postulan como lo hiciera antes Oliver North, que la maduración de las instituciones conduce a un mejor desempeño económico. Distinguen las instituciones económicas de las políticas. Las primeras están constituidas por un conjunto de incentivos que promueven la inventiva y la innovación que son los motores del crecimiento, lo que denominan la creación destructiva en el sentido shumpeteriano. El incentivo esencial es la propiedad y la capacidad de las personas de apropiarse del fruto de su esfuerzo compitiendo con otras personas.

Estas instituciones económicas son alcanzadas cuando las personas son capaces de establecer instituciones políticas pluralistas que aglutinando un conjunto amplio de intereses, sean capaces de asegurar que las instituciones económicas funcionen y aseguren prosperidad. Esto es lo que reconocemos como democracia.

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Las instituciones descritas son definidas como inclusivas y cuando la política ayuda a la economía, ésta ayuda a la política y se produce un círculo virtuoso.

Instituciones extractivas

Sin embargo, advierten, para que haya este pluralismo se requiere un remesón en la sociedad que reduzca el poder altamente concentrado que ha sido la característica fundamental de la organización política a lo largo de la historia humana. Esta institucionalidad política construida en torno a un tirano, un caudillo o una élite se sostiene en instituciones económicas extractivas[2], es decir, apropiándose de la mayor parte de la renta de la sociedad.

Estas instituciones extractivas ahogan la iniciativa privada que es la base de la creación destructiva. Las instituciones extractivas pueden incluso por algún tiempo, crecer aprovechando ingentes recursos naturales, y mientras crecen se vuelven más extractivas o depredadoras. Y sea que el excedente sea creciente o decreciente, habrán incentivos entre los grupos dominantes y los que aspiran a serlo, en capturar el poder para perpetuar el modelo. Así las instituciones extractivas tienen sus propios círculos pero viciosos, que conducen al empobrecimiento o a un estancamiento prolongado.

Los autores señalan que no hay ninguna fatalidad en los cursos históricos que siguen las distintas sociedades. Que no se puede explicar el fracaso de algunas sociedades por la geografía, la cultura o etnia, ni por la ignorancia de los líderes. Tampoco que eso se pueda cambiar por una intervención externa o por presión de los organismos de cooperación o regulación mundial.

Y si ninguno de estos factores determinan la suerte de las naciones, las condiciones que permitirían que las instituciones pluralistas triunfen y se sostengan, se deberían en último término a circunstancias que podrían combinar los desarrollos previos con el azar en la historia. Por ejemplo, la mortandad ocasionada por la peste en el siglo XIV debilitó la institución feudal en las islas británicas y parte de Europa occidental mientras lo fortaleció en el este. Sin embargo, la creación de instituciones inclusivas es el resultado del conflicto político cruento como el que condujo a la revolución gloriosa en Inglaterra, la revolución francesa o la independencia estadounidense seguida por la guerra de secesión.

Hasta aquí las ideas centrales del libro. Los autores se apoyan en relatos históricos, citando documentos, para mostrar a través de muchísimas evidencias, el sustento de su tesis. Recorren gran parte del mundo y el Perú es uno de los casos más citados. Incluso, finalizan el libro sugiriendo que Perú pudo seguir la historia de Norteamérica y ésta la del Perú.

Algunas reflexiones

Con cargo a volver sobre la tesis de los autores, concluyo esta nota con algunas reflexiones que sentí que los autores no extraen de modo concluyente de su razonamiento:

1. Hasta la revolución gloriosa inglesa existieron pequeñas sociedades que tenían una conformación esencialmente inclusiva y que fueron destruidas por sociedades mayores extractivas. E Inglaterra conforme se hacía más inclusiva, se dedicaba en el mundo a ahogar o destruir pequeñas sociedades inclusivas, comportamiento que fue seguido por todas las democracias colonialistas y Estados Unidos. Dicho de otro modo, la inclusión británica avanzó siendo extractiva con relación a su imperio colonial.

2. Los autores postulan que para que haya pluralismo moderno, se requeriría previamente una centralización estatal que fue lo que hicieron los Tudor en Inglaterra o los últimos luises en Francia. Es decir, primero tiene que conseguirse un máximo autoritarismo como condición para conseguir el aglutinamiento de intereses que pueda derrocar este poder y transformarlo en algo así como un Estado moderno.

3. Se podría distinguir así entre esas pequeñas sociedades algo inclusivas pero no centralizadas del pasado y las modernas que son los Estados democráticos y desarrollados. La historia habría sido en el más cercado esquema hegeliano, una tensión entre sociedades inclusivas y extractivas siendo que la organización de los Estados nación a partir del siglo XVII, un replanteo de esta vieja pugna entre instituciones inclusivas y extractivas pero a una escala superior y con nuevos y vigorosos actores, para el caso, la burguesía revolucionaria que identificó el propio Marx.

4. Una sociedad sofocada por instituciones extractivas puede crecer pero esto no la convierte en inclusiva. Sin un cambio político, una revolución o algo que se le parezca, que hunda la institucionalidad política, esa sociedad está destinada al fracaso. El irresistible encanto del crecimiento autoritario, léase China, no conduciría al pluralismo como postula la teoría de la modernización.

Volveré sobre el tema.

 


[1] Why Nations Fail. The origins of Power, Prosperity and Poverty. Publicado en Crown Business, 546 pp, Marzo 2012.

[2] Extractive Institutions. Leí un comentario que proponía reemplaza el concepto por “excluyente” pues en nuestro país hablamos de las industrias extractivas para referirnos a aquellas dedicadas a la explotación de recursos naturales. Sin embargo, el concepto extractivo ilustra bastante bien la idea de la expoliación de la sociedad por una minoría.

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LAS FUERZAS SE ADQUIEREN CAMINANDO

Comparto el texto del discurso que preparé como padrino de la  Sexta (VI) Promoción de la Facultad de Gestión y Alta Dirección (FGAD):

Uds. han adoptado como nombre de su promoción la expresión latina “Vires acquirit eundo“. Por cierto me intrigó su significado. Se puede traducir como “Las fuerzas se adquieren caminando (avanzando, marchando)” y es una expresión utilizada por el poeta Virgilio en la Eneida, la epopeya que elaboró para complacer al Emperador Augusto, contando la historia de un mítico fundador de Roma. Este héroe, Eneas, como Ulises, partieron de la Troya destruida, el último retornando como vencedor a su hogar lo que es relatado en la Odisea homérica, el otro como vencido buscando un nuevo hogar. El viaje de Eneas a diferencia del de Ulises, es el viaje del aprendizaje y me recuerda el poema Proverbios y Cantares de Antonio Machado, “caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

Quiero decirles que en efecto, veo la vida como un discurrir, como un largo caminar con destinos que son fugaces y que debemos recrear una y otra vez. Así hacemos camino y cuando avanzamos, adquirimos mayores fortalezas. Nuestros padres, la escuela y el colegio fueron cada uno, un tramo de ese camino que es la vida. La universidad es apenas un tramo más. Cada uno de ellos ha contribuido a formarnos y a adquirir seguridad sobre lo que somos capaces y lo que necesitamos hacer para alcanzar nuevas metas en nuestras vidas. Pero lo que viene después son nuevos tramos, muchos agrestes, pocos llanos pero todos necesarios.

Leí hace unos días un artículo sobre los cambios generacionales que comparaban a las últimas tres grandes generaciones, los baby boomers como yo, con las llamadas generaciones X e Y, la última también conocida como millenaire. Los baby boomers teníamos grandes y la mayoría de veces, ingenuas ambiciones sobre como cambiar el mundo. En muchos aspectos fracasamos pero creo que contribuimos a hacer un mundo mejor. Éramos en gran medida solidarios y entendíamos lo que era trabajar en equipo.

La generación X, en especial en el Perú, vivió una etapa dura viendo caer las ideologías, enfrentándose a una realidad dura en la cual había que hacerse un sitio. No es casual que esta generación fuera conceptuada como individualista y hasta egoísta.

La generación Y en cambio, enfrenta una realidad más amigable y esperanzadora, son hijos directos de la tecnología, los nativos digitales, y la generación de las redes sociales, de la conexión aunque no siempre, de la cooperación.

Pero esta realidad enfrenta densos nubarrones. La prolongada crisis mundial nos ha recordado los grandes problemas que subsisten en la economía, que no han sido resueltos y que tiene en su base, las aún profundas desigualdades en la distribución de la riqueza. El cambio climático, es la clarinada que nos avisa que el mundo no puede seguir consumiendo recursos al ritmo en que lo viene haciendo y que requiere aún más sabiduría y tecnología para que podamos seguir prosperando.

En Perú tenemos un bono demográfico para acelerar nuestro crecimiento en las siguientes tres o cuatro décadas pero eso dependerá de la calidad de nuestros recursos humanos. Y todos sabemos que el principal factor que resta competitividad al Perú en la actualidad, es la calidad de su educación.

Nuestra querida universidad que llamamos cariñosamente la PUCP, ocupa el primer lugar entre las universidades del país aunque está aún distante de las mayores universidades del mundo. Es una enorme responsabilidad la que tienen en adelante para demostrar que con Uds., el país tendrá a más profesionales de primer nivel para enfrentar los grandes desafíos que tenemos al frente. Uds. gestores deberán estar en la primera fila contribuyendo a conducir de mejor manera, a este país en todas sus esferas, tanto pública como privada, en los negocios como en la vida social.

Al concluir esta etapa de estudios en su vida, mi principal recomendación es no dejar de estudiar, todos los días debemos aprender algo nuevo, nuestra sed de conocimientos no debe tener límites. Esos son los gestores que necesita el país.

Muchas gracias por halagarme como su padrino. Estoy en deuda con Uds. y comprometido por siempre porque entiendo la docencia, como una forma de paternidad y ésta es irrenunciable.

04 de Octubre 2013

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