Archivo por meses: agosto 2023

RAÚL Y LOS SOLDADITOS

El martes 5 de setiembre se cumplen ocho años de la partida de mi querido hermano Raúl. Lo recuerdo con esta breve memoria de nuestra infancia común.

Desde temprana edad disfruté mucho jugando con pequeñas figuras de plástico que representaban a soldados de diferentes ejércitos de la Segunda Guerra Mundial. Además de los soldados armados de fusiles y ametralladoras, disponía de cañones, jeeps, camiones, tanques, aviones de guerra, cazas y bombarderos. Los fines de semana arrancaba estableciendo las posiciones de los ejércitos rivales. Inicialmente consideraba a los alemanes como la fuerza bélica por excelencia, pero pronto a través de lecturas dispersas, llegué a la conclusión de que eran los nazis malos, por sus despiadados tratos a las poblaciones vencidas y ocupadas, y muy especialmente a grupos minoritarios como los judíos. La serie de TV Holocausto transmitida en 1978, me permitió entender tempranamente esta tragedia.

Después de horas de emplazar a los ejércitos se iniciaba la batalla decisiva. El tiempo para ordenar a todos los efectivos me tomaba entre 4 a 5 horas y la batalla propiamente dicha, apenas una hora. Luego venía el penoso trabajo de ordenar y recoger a todos los combatientes hasta el siguiente enfrentamiento.

Año a año, mis padres alimentaban estos ejércitos. En mi cumpleaños y en las fiestas navideñas recibía más refuerzos, hasta que los efectivos y sus máquinas de guerras superaban largamente los 500. A muchos de los soldados, quienes eran los principales protagonistas por sus posturas, les ponía nombres de conocidos actores del cine y de la TV. Ellos eran los que conducían las acciones de guerra y los responsables de los resultados de las batallas.

Mi hermano mayor, Raúl, tenía una fascinación por mi empeño en reproducir una y otra vez el mismo juego. En algunas oportunidades y, a pesar de que me llevaba cuatro años de edad, se sumaba al esfuerzo de preparar el campo de batalla y ocasionalmente participaba de los combates. El mismo me sugirió algunos nombres para nuestros héroes. En otros momentos compartíamos algunas películas y series de acción en la TV, como Combate.

En una oportunidad Raúl me dijo que tenía una sorpresa para mí. Iríamos a visitar a un compañero suyo de estudios del Colegio San Andrés, cuyo apellido era Pereyra. No sabía nada de él y mientras nos desplazábamos a su casa en Barrios Altos, una construcción antigua de techos muy altos y con muchos muebles y enchapes de madera, me fue explicando que el padre del tal Pereyra era un oficial retirado del ejército que tenía una formidable colección de figuras de plástico en sus vitrinas, armamento, soldados uniformados tanto con los estilos de la segunda guerra mundial, como de etapas anteriores, correspondientes a los ejércitos napoleónicos y a los ejércitos español y peruanos en la guerra de la independencia. Pero eso no era todo lo que tenía el tal Pereyra. Además, disponía de un cuarto donde había una gran mesa con un tren eléctrico que unía a dos ciudades de estilo suizo.

Cuando pude ver toda esa formidable colección quedé deslumbrado. No me esperaba algo así. Sentí que mi colección, siendo importante, era aún modesta y seguí adelante acumulando más efectivos. Descubrí una tienda en una galería en la Av. Emancipación donde vendían más soldados y más armamento. En esa misma tienda se vendían aviones de plástico para armar. Mientras más ampliaba mi colección empleando a fondo las propinas que me daban mis padres, mayor interés tenía por entender el significado de esa conflagración. Desde entonces no paré en estudiar cuanto libro y fascículo se publicaba sobre esta guerra.

En las navidades de 1967 y 1968, me empleé como ayudante en la tienda de juguetes Oeschle. Era una excelente oportunidad para estar próximo a los trenes eléctricos y a las ciudades en maquetas que se construían en torno a su recorrido, con ese aire europeo; suizo o alemán.

El interés por la literatura de guerra fue largamente compartido con mi hermano Raúl y con mi propio padre que había seguido con estupor su desarrollo. Mi padre nos contaba que la información se obtenía del diario El Comercio por las tardes y de la radio. Allí se informaba regularmente sobre los hitos más importantes de la guerra. Con el paso de los años, la fijación en la Segunda Guerra Mundial fue ampliándose para incorporar otros conflictos que, vistos en conjunto, describían la terrorífica situación de los primeros decenios del siglo XX. Consideremos la Primera Gran Guerra Mundial, la guerra de las trincheras, la revolución bolchevique y las guerras civiles en la Unión Soviética y posteriormente en España, para concluir con la Segunda Guerra Mundial impulsada por los nazis.

Conforme me hice mayor, y estoy hablando de la adolescencia, 14 años o más, mi querida colección se fue dispersando. Mi hermano menor Christian no se interesó en seguir mis afanes y los soldaditos pasaron a la condición de “cachivaches” o terminaron en manos de algunos sobrinos. Cuando iba a la universidad reemplacé esos ejércitos por mis lecturas de la historia hasta acumular un número significativo de obras que describen los acontecimientos de las guerras descritas. Me puedo preciar hoy de mantener una colección muy amplia y diversa de libros sobre ese crucial período. Esos libros los compartí, en muchas oportunidades, con mi hermano Raúl.

 

MICRO DEFORESTACIÓN

En mayo 2021, el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (MIDAGRI)[1], publicó el Atlas de la Superficie Agrícola del Perú. Esta importante publicación es parte del “Proyecto Mejoramiento del Sistema de Información Estadística Agraria y del Servicio de Información Agraria para el Desarrollo Rural del Perú” (PIADER). El MIDAGRI con apoyo del INEI, ha efectuado encuestas nacionales agropecuarias (ENA) anuales desde el 2014 y viene ejecutando una encuesta en el presente año. Uno de los propósitos del PIADER era la construcción de un nuevo marco muestral, elaborado con base a mapas de cobertura, mapas de uso de la tierra en base a imágenes digitales RapidEye (2012), y actualización de imágenes satelitales Sentinel-2 al 2018, lo que permitió ajustar la superficie agrícola nacional.

Un resultado llamativo del Atlas, es que la superficie agrícola nacional que había sido establecida para el Censo Nacional Agropecuario (CENAGRO) 2012, en 7.1 millones de hectáreas, pasaba a representar 11.6 millones, 4 millones más de hectáreas, un aumento de la superficie agrícola de 63.5 por ciento. Ver tabla a continuación con el detalle por departamento:

Departamento

Área agrícola 2018 (ha) Área territorial (ha) CENAGRO 2012

Var%

Amazonas

520,995.40

3,933,442.10 252,810.40

106.08

Ancash

498,616.90

3,593,397.10 439,459.80

13.46

Apurímac

322,731.80

2,111,415.40 272,386.60

18.48

Arequipa

167,690.50

6,321,993.80 148,032.60

13.28

Ayacucho

466,107.80

4,350,857.70 231,623.30

101.24

Cajamrca

1,233,967.40

3,285,919.30 522,665.20

136.09

Callao

70.9

14,041.50 46.00

54.13

Cusco

351,388.30

7,200,782.60 407,924.90

-13.86

Huancavelica

292,244.70

2,206,197.20 211,398.00

38.24

Huánuco

860,631.10

3,751,640.70 536,497.90

60.42

Ica

167,178.90

2,108,076.70 253,820.60

-34.14

Junín

575,062.40

4,412,358.80 465,880.40

23.44

La Libertad

623,194.80

2,524,943.50 528,763.80

17.86

Lambayeque

330,294.40

1,449,346.20 254,458.40

29.80

Lima

262,930.70

3,501,324.80 499,865.30

-47.40

Loreto

684,124.00

37,491,135.00 247,551.70

176.36

Madre de Dios

193,494.70

8,462,780.30 68,900.80

180.83

Moquegua

26,705.90

1,574,546.80 34,834.80

-23.34

Pasco

255,506.40

2,387,945.30 177,098.80

44.27

Piura

725,390.60

3,553,282.60 386,777.40

87.55

Puno

982,833.40

6,741,497.90 405,725.60

142.24

San Martín

1,323,243.10

5,101,411.70 497,769.50

165.83

Tacna

75,722.00

1,599,067.60 72,295.90

4.74

Tumbes

32,040.70

464,667.30 21,024.90

52.39

UcayaliI

677,549.20

10,513,113.10 187,395.30

261.56

Total Nacional

11,649,716.10

128,655,185.00 7,125,007.70

63.50

Si se ordena a los departamentos comenzando por los que aumentaron más su superficie, y se toma a los diez primeros, el aumento de la superficie es 3.3 millones de hectáreas para ese grupo. Estos diez departamentos representan el 83.4 por ciento del aumento de superficie agrícola del total nacional. Ver tabla a continuación:

Departamento Área agrícola 2018 (ha) Área territorial (ha) CENAGRO 2012 Var%
UcayaliI

677,549.20

10,513,113.10 187,395.30

261.56

Madre de Dios

193,494.70

8,462,780.30 68,900.80

180.83

Loreto

684,124.00

37,491,135.00 247,551.70

176.36

San Martín

1,323,243.10

5,101,411.70 497,769.50

165.83

Puno

982,833.40

6,741,497.90 405,725.60

142.24

Cajamarca

1,233,967.40

3,285,919.30 522,665.20

136.09

Amazonas

520,995.40

3,933,442.10 252,810.40

106.08

Ayacucho

466,107.80

4,350,857.70 231,623.30

101.24

Piura

725,390.60

3,553,282.60 386,777.40

87.55

Huánuco

860,631.10

3,751,640.70 536,497.90

60.42

Subtotal

7,668,336.70

87,185,080.40 3,337,717.10

129.75

El departamento con mayor crecimiento de su superficie es Ucayali seguido por los otros departamentos que tienen mayor superficie en el llano amazónico (Madre de Dios, Loreto y San Martín).  Debe deducirse que la mayor parte de este crecimiento explosivo es por el desbosque. Podemos llamarlo la micro deforestación efectuada fundamentalmente por la pequeña agricultura migratoria de roza y quema. Parte de estas áreas son dedicadas al cultivo de la coca, pero mucho más importante es la producción de subsistencia utilizando como capital la propia naturaleza.

[1] Dirección General de Estadísticas, Evaluación y Seguimiento de Políticas.

¿ES POSIBLE LA AUTOREGULACIÓN?

Sería una maravilla si las entidades privadas atendieran, con prontitud y justicia, los reclamos de sus clientes, usuarios y socios; generando ellos mismos, jurisprudencia en torno a reclamos bien intencionados, diferenciados de comportamientos oportunistas. De eso se trata cuando se habla de autoregulación. Cuando esto ocurre, menos regulación e intervención del Estado es necesaria.

Puedo contar dos experiencias sobre autoregulación con resultados diametralmente opuestos. La primera fue con la Defensoría del Cliente Financiero (DCF), organismo de la Asociación de Bancos (ASBANC). Los hechos fueron los siguientes. Tenía una tarjeta de crédito Visa emitida por el Citibank Perú. El negocio de banca personal del Citibank fue vendido por esta entidad al Scotiabank. Seguí usando mi tarjeta del Citibank hasta que, en una oportunidad, un funcionario del Scotiabank me ofreció una tarjeta superior emitida por el Scotiabank, también Visa, que reemplazaría a la del Citibank. Me pareció atractiva la oferta, y acepté.

Me di cuenta de que el Scotiabank no había cancelado la otra tarjeta cuando pretendió cobrarme una serie de conceptos. Entonces, dirigí una carta formal al Scotiabank quejándome por este error; sin obtener respuesta. No solo eso, sino que Scotiabank me reportó como moroso ante las centrales de riesgo. Una segunda carta tampoco fue respondida. Scotiabank no solo había adoptado una decisión unilateral en perjuicio de un nuevo cliente, sino que, además, no se sentía obligado a responder mis cartas ni a darme una explicación.

Es entonces que decidí como primera instancia, quejarme ante la DCF quienes no tardaron en darme la razón, obligando a Scotiabank a cancelar ambas tarjetas a mi solicitud; extornar todos los pagos que pretendía; reportar mi situación a las centrales de riesgo y, escribirme una carta disculpándose por el “error administrativo”. Con eso concluyó mi relación comercial con Scotiabank.

La segunda experiencia refiere a la Defensoría del Asegurado (DEFASEG), que agrupa a las compañías de seguros privadas que están agrupadas en la APESEG. En este caso mi reclamo era con relación a un seguro oncológico contratado con la Compañía de Seguros El Pacífico S.A. desde el año 2000.

En agosto del 2022, se me detectó la presencia de leucemia, específicamente de Leucemia Aguda de Fenotipo Mixto. Entre agosto 2022 y marzo 2023, he ingresado reiteradas veces a la Clínica San Pablo para ser sometido a tratamientos severos con quimioterapias. Como lo establece la póliza, todos esos gastos los debe cubrir el seguro al 100%. Debo aclarar que este seguro que comparto con mi esposa y mis dos hijos, tiene una prima bastante elevada que se paga todos los meses. En todos estos internamientos la Compañía cumplió con atender los gastos.

Me hicieron un trasplante de médula ósea a través de EsSalud, en el hospital Edgardo Rebagliati, en abril de 2023. En mayo debí internarme nuevamente al presentar un severo cuadro de deshidratación y con la presión muy baja. Para mi sorpresa, la Compañía El Pacífico alegó que yo había sido internado por presentar una infección estomacal que ningún reporte médico estableció como diagnóstico.

Frente a mi reclamo ante la Compañía El Pacífico, esta ofreció una solución que solo puede ser calificada de insólita: como yo estaba asegurado igualmente por la EPS El Pacífico que es del mismo grupo económico -con el mayor propietario Credicorp- decidió que la EPS pagara el 75% del costo de mi internamiento y tratamiento, debiendo yo pagar el 25% restante. Lo insólito de esta solución es que entre las clínicas en que yo puedo atenderme con la cobertura de la EPS El Pacífico, no se incluía a la Clínica San Pablo. Es decir, la Compañía El Pacífico estaba obligando a una EPS del grupo a malversar sus recursos, para atender a un asegurado, más allá de la cobertura establecida por la póliza.

Pero de aceptar yo esta solución, no solo estaría pagando una franquicia considerable que no me correspondía, sino que -al mismo tiempo- estaría admitiendo que no estaba siendo tratado por el tema oncológico, creando un precedente para posteriores tratamientos de la misma enfermedad oncológica, los que no han concluido.

Como no había manera de entenderse con la compañía, presenté mi reclamo a la Defensoría del Asegurado (DEFASEG) confiando en que lo atendería con prontitud y llamaría al orden a la Compañía de Seguros El Pacífico. Todo, sin embargo, fue mal. Presenté mi reclamo un lunes. A la semana siguiente pedí información sobre su decisión. Me indicaron que ellos se tomaban hasta 30 días para decidir. Dos semanas después, sin recibir respuesta, volví a dirigirme por correo electrónico a la DEFASEG y la Secretaria Técnica me indicó que en la segunda semana ellos me habían pedido información complementaria. Alegué que no había recibido ninguna comunicación y le pedí que la reenviaran para poder absolverla.

No me compartieron la supuesta comunicación y lo que me solicitaron fue que enviara copia de la respuesta que había recibido de la Compañía. Envié la comunicación de la Compañía donde se señala que tuve una afección estomacal que había sido atendida por la EPS El Pacífico. La Secretaria General de DEFASEG, una señora de nombre Alicia Martín López, especialmente desatenta e incapaz de leer, entender y, menos aún, discernir, me respondió en menos de media hora que mi reclamo no procedía porque ellos representaban a las compañías de Seguros y no a las EPS. Cómo si yo estuviera reclama a la EPS El Pacífico, con la cual no tengo ningún tema en controversia. Con esta acción, la señora dejó en evidencia que la decisión fue tomada por ella y ante ella; que no consultó con ninguna instancia; que no realizó ninguna averiguación; que no se dio cuenta de la falsedad del supuesto diagnóstico; en fin, que la institución a la que ella representa, la Defensoría del Asegurado, es solo defensora de los intereses de las aseguradoras.

Me he visto obligado a seguir mi reclamación esta vez ante la regulación del Estado, SuSalud de la Superintendencia Nacional de Salud (SNS), e INDECOPI (Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual).

PACHAMAMA RAYMI

En 1986 me encargaron dirigir el Proyecto Integral Canas (PIC), un proyecto de inversión en desarrollo de cuatro comunidades de la provincia alta del Cusco, Canas. La entidad responsable era el Instituto de Apoyo Agrario (IAA) que hasta entonces había sido una ONG de promoción de la organización y el liderazgo campesino a través del apoyo a comunidades campesinas, sus federaciones, programas radiales y escuelas campesinas.

El concepto del proyecto era muy convencional. Comprendía algunas obras de saneamiento, asistencia técnica y el plato de fondo, obras de mejoramiento de riego. Una de las cosas que aprendería entonces, es que el riego comienza en la parcela y no en la bocatoma. Que lo primero era regar bien antes de emprender cualquier obra de mejora de la infraestructura. Los comuneros regaban mal, no preparaban el suelo y erosionaban sus parcelas que estaban por lo general en pendiente.

En esos años, la cooperación holandesa financiaba un proyecto en Cusco denominado PRODERM. Un ingeniero holandés, Guillermo Van Immerzeel, había desarrollado una nueva modalidad de capacitación dirigida a mejorar el riego parcelario. Identificó que en la campiña arequipeña se encontraban los mejores maestros de riego en el sur peruano a los que se conocía como kamayocs. Pidió el apoyo de estos agricultores especializados para enseñarle a regar a los campesinos cusqueños y encontró que la mejor manera de preparar el suelo para el riego era que los conocimientos los transmitieran otros campesinos, capacitación campesino a campesino, y que el aprendizaje sería más eficaz si se hacía de manera competitiva y en un ambiente festivo. Esto dio lugar al Unu Kamachic Raymi.

Tan impactante eran estos encuentros que decidí aplicarlos a las comunidades con las que venía trabajando en Canas con resultados igualmente muy positivos. Los campesinos aprendían a componer la tierra y podían usar de una manera más eficaz el agua en riego.

A Guillermo se le ocurrió que esta misma metodología se podía aplicar a todas las actividades de los campesinos y que para todo tema era posible identificar entre los propios campesinos, a quien sabía hacer las cosas de mejor manera y podía enseñar a sus hermanos a mejorar sus prácticas. Los que saben son conocidos como los yachac y los que enseñan los yachachic.

El primer paso era descubrir quienes eran los que hacían mejor las cosas y podían enseñarlas, sea a cultivar, a criar animales, a injertar plantas, a transformar sus productos, pero también a mejorar sus viviendas, con cocinas mejoradas y otros cambios. Como se trataba de diversos temas que tenían que ver con la vida de los campesinos, se consideró que estos aprendizajes significaban mejorar las relaciones con la Pachamama (la madre tierra), por lo que la metodología se denominó Pachamama Raymi.

Guillermo la implementó un año con el PRODERM que ya concluía, luego la llevó a un proyecto en Bolivia que se denominó PAC y tuve la oportunidad de evaluar, y finalmente lo usamos como la metodología central del proyecto FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola) – MARENASS (Manejo de Recursos Naturales en la Sierra Sur), que se ejecutó en Apurímac y Cusco. El proyecto fue muy exitoso y luego imitado con igual éxito por otros proyectos de modo que la metodología se hizo popular por su efectividad.

Los concursos eran entre comuneros, entre comunidades y entre yachachiqs. En el caso del MARENASS se agregó otro concurso inicial denominado los mapas parlantes que eran un eficaz medio para planifica las acciones en cada comunidad. Sobre el mapa de la comunidad se dibujaban tres versiones, una sobre como recordaban que había sido la comunidad en el pasado, otra sobre el presente y sus falencias, y una tercera sobre como debería ser la comunidad, el futuro deseado. Este trabajo colectivo fue muy importante para animar a los comuneros a participar del proyecto consiguiéndose tasas de participación muy elevadas e impactos duraderos.

MÉXICO LINDO

En el 2002 mi esposa viajó a México a seguir un curso sobre género en el Colegio de México. Al curso asistieron becarios y becarias de diversos puntos de Latinoamérica. Un tema que ocupó muchas horas de atención y que impactó mucho a mi esposa fue el de los feminicidios sistemáticos en el norte de México, en la frontera con los Estados Unidos. En Ciudad Juárez, estado de Chihuahua, se contaron más de 700 muertes en menos de un año, de mujeres jóvenes todas las cuales habían sido violadas y asesinadas por estrangulamiento. Se trató de un gran número de mujeres obreras de las maquilas que operan en ese lugar. Los feminicidios también fueron importantes en otros estados mexicanos como Sonora. Cuando me contó estos terribles hechos me avergoncé de no tener noticia de ellos aun cuando me consideraba una persona muy bien informada. Pocos meses después, leyendo el extraordinario y denso libro de Roberto Bolaños, 2666, me encontré con un muy detallado relato de estos casos que entendí como el mensaje central y más potente de esta novela.

En compañía de mis dos hijos había viajado a México para encontrarnos con mi esposa. Nos alojamos en un pequeño departamento que según nos advirtió estaba muy “cargado”, aunque en los siguientes días todo fue muy normal. El viaje tenía fines turísticos y nos tomamos varios días en ciudad de México viajando en el metro, un formidable medio de transporte en esa megaciudad, y eventualmente taxis Volkswagen escarabajo de color negro con amarillo. Visitamos el zócalo, la inmensa plaza central de esa ciudad, el templo mayor azteca, el museo de arte, el lago de Chapultepec, el castillo de Chapultepec y algo más distantes, los monumentos de Teotihuacán. Visitamos Acapulco, donde nos alojamos en una amplia casa que se encontraba situada en la parte elevada de la ciudad y que disponía de una piscina que era una delicia de noche con la vista de toda la playa. Fue un reparador descanso salvo la primera noche en que nuestro hijo se tomó la licencia de perderse en la ciudad y nos preocupó a todos. En la playa hicimos uso de motos acuáticas y un kayax. Salimos de Acapulco en un bus bastante viejo sin ventanas y en el viaje nos agarró una feroz lluvia. Llegamos sin mayor problema a Taxco. Regresamos a la capital con el plan de continuar nuestro turismo en Oaxaca y Puebla, pero al llegar al departamento nos encontramos con la infortunada noticia de que mi madre había fallecido. Se encontraba bastante mal, pero pensé que todavía no había llegado su hora. Con la ayuda de mi cuñada se arregló un apurado viaje a Lima que hacía escala en Miami para cambiar de avión. En ese aeropuerto me confinaron en una sala atestada de gente que carecía de papeles para ingresar a Estados Unidos como era entonces mi caso. En Lima me dirigí al velatorio en el hospital Rebagiati donde encontré a mi tía y madrina que había sido adoptada por mi madre desde su triste divorcio. Acompañé a mi madre hasta su entierro con el mayor dolor. Mis dos hijos tuvieron que viajar solos a pesar de su corta edad, porque tenían pasajes en Copa mientras mi esposa regreso en Aeroméxico.

Olvidaba señalar que nuestro recorrido en ciudad de México, incluyó la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco donde fue la masacre de estudiantes universitarios ordenada por el presidente Echevarría. Este hecho de sangre sin precedentes es muy bien representado en la película Roma de Alfonso Cuarón.

Años después nos tomamos unas vacaciones llegando al aeropuerto de ciudad de México y allí tomamos una conexión a Cancún. Habíamos contratado un hotel entre los mejores, con el servicio de todo incluido. En el aeropuerto de Cancún se nos hizo una invitación a otro hotel no muy distante, haciendo la oferta de adquirir un derecho para uso de sus instalaciones con tarifas reducidas sustancialmente en cualquier temporada del año. Para terminar de convencernos, nos ofrecieron dos semanas gratis para dos parejas, mi esposa y yo y mis dos hijos. Ese día nos ofrecieron una fina atención con baño a vapor, sauna y masaje. No tardaríamos en asumir que habíamos tomado una mala decisión pues en nuestros planes de vida y de viajes, las playas no eran una prioridad y si bien la semana gratis que disfrutamos en un hotel en Playa del Carmen con nuestros hijos, fue muy bonita, no compensó el pago fraccionado que hicimos por varios años. La cadena hotelera tenía hoteles en Punta Cana en República Dominicana y en la costa Pacífico de México, en el Estado de Nayarit.

Yucatán es una zona turística con lugares tan espectaculares como Cancún, Playa el Carmen, la isla Mujeres o Chichén Itzá. Pero no se sorprenda si le ocurre algo similar a lo que a continuación cuento. Al salir de una tienda de artesanía me intercepta una persona que en voz baja me comparte que tiene cocaína y de la buena. Una vez repuesto de la sorpresa le reprocho que no soy consumidor ni aparento serlo, de ninguna droga. El vendedor insiste sobre la calidad del producto y sin decir más avanzo con paso ligero hasta que por fin me siento liberado del acosador. Ingreso a un café para recuperar el ánimo y me sirvo un dulce. Al salir del café me encuentro cara a cara con el mismo molestoso sujeto que vuelve a hacer su ofrecimiento. Me queda claro que me ha reconocido. Me niego terminantemente. El argumenta que da es que no ha vendido nada y que no tiene qué llevar a su casa e insiste con la calidad de la droga. Meto la mano al bolsillo y saco algunos pesos que se los ofrezco. Los coge, hace el ademan de preparar un alijo de droga para entregarme y antes de que reanude la cháchara camino velozmente con destino a mi hotel. En una banca pública me siento un instante para recuperar el aliento. A continuación, reanudo la caminata con dirección al hotel y oh sorpresa, en la puerta encuentro como si me esperara, al molestoso vendedor de droga. Lo eludo y entro raudo al hotel donde me siento protegido. Me acerco al lobby y converso con el encargado. Le cuento con una mezcla de espanto mi experiencia. Me escucha sin emitir comentario y esbozando una sonrisa. Me sorprendo y escucho sus palabras. Hay de que preocuparse, dice. Estos acosadores son extorsionadores que cuentan con la protección de la policía. Presionan y la mayoría cede. Cuando no lo consiguen, denuncian a la persona ante la policía de que les ha pretendido vender o pedido droga. Ud termina en la comisaría teniendo que explicar que es una mentira, pero solo saldrá ahí arreglando con el policía.

El último viaje a México no se concretó. El destino era Nayarit y el hotel que teníamos contratado y pagado. De ahí teníamos previsto visitar Sinaloa, San Luis de Potosí y cerrar en Ciudad México. Sinaloa es uno de los lugares más peligrosos de México por la guerra de los cárteles de la droga. Los muertos en su gran mayoría hombres, para compensar los feminicidios, son un lastre terrible en México que se arrastra por años y no se ha reducido sino aumentado con López Obrador.