Aunque el día de mi destino ha pasado
y la estrella de mi hado declinó,
tu blando corazón se ha negado a descubrir
las faltas que tantos pudieron encontrar,
aunque tu alma mi aflicción conocía,
no rehuyó compartirla conmigo,
y el amor que mi espíritu había imaginado
nunca lo había encontrado, sino en ti.

Así cuando la naturaleza sonríe en torno mío,
la última sonrisa que responde a la mía
no creo que sea engañosa
porque me recuerda la tuya;
y cuando los vientos están en guerra con el océano,
si sus olas suscitan una emoción
es que me apartan de ti.

Aunque la roca de mi última esperanza ha temblado
y sus fragmentos se han hundido en la onda,
aunque siento que mi alma está entregada
al dolor…no será su esclava.
Muchos sufrimientos me persiguen;
pueden aplastarme, mas no me despreciarán;
es en ti en quien pienso y no en ellos.

Aunque humana, tú no me engañaste,
aunque mujer, tú no me abandonaste,
aunque amada, tú te abstuviste de afligirme,
aunque calumniada, tú nunca pudiste temblar,
aunque en ti confié, tú nunca me negaste,
aunque separada de mí, no fue para que huyeras,
aunque vigilante, no fue para que me difamaras,
ni muda , para que el mundo pudiera contradecirlo.

Sin embargo no culpo al mundo ni lo desprecio,
ni a la guerra de muchos contra uno;
si mi alma no era capaz de estimarlo,
era necedad no rechazarlo antes;
y si ese error me ha costado caro,
y más de una vez he podido preverlo,
he visto que me quitara lo que me quitara
no podía privarme de ti.

Del naufragio del pasado, que ha perecido,
todo esto al menos puedo recordar,
me enseñó que lo que yo más apreciaba
merecía ser lo más querido de todo;
en el desierto brota un manantial,
en el páramo hay todavía un árbol
y canta en la soledad un pájaro
que le habla a mi espíritu de ti.

Puntuación: 5.00 / Votos: 1