Ya se va acabando el 2011, exactamente quedan 13 días contando desde hoy. Algunos, cansados por el esfuerzo que hemos puesto durante todo el año, pero a la vez ilusionados por lo que nos espera el siguiente año, con la esperanza de un futuro mejor, de una nueva oportunidad para ser cada vez más felices y la responsabilidad de proponernos nuevos objetivos que sean más desafiantes, tanto en lo personal como en lo profesional.

Recuerdo cuando los medios insistían que el 2012 sería el fin del mundo según el calendario Maya. Hace 12 años, con la excusa de Nostradamus, argumentaban que el año 2000 sería también el inicio del Apocalipsis. Recordar estos acontecimientos es irrisorio y hasta nos parece ridículo. Y es que nadie puede predecir dicho acontecimiento, sólo Dios sabe cuándo será. Lo que nos corresponde a nosotros, es vivir cada día como si fuera el último, dando todo de nosotros en cada instante.

Este año que se va, particularmente, me deja muchas satisfacciones y lecciones aprendidas. Me cambie a un trabajo mejor, más retador y que cambio toda mi logística por completo, pues tuve que salir de mi zona de confort, yéndome a trabajar a provincia permanentemente por primera vez (a 16 horas de la capital en bus). Acabó una larga relación que marcó mi vida por todos los buenos momentos, las lecciones humanas que aprendí y por todas las oportunidades de mejora que descubrí en mí, las que estoy mejorando. Afiancé mejor los vínculos con mis amig@s de siempre, los que incondicionalmente te escuchan, aconsejan y comparten su tiempo. Dos de mis hermanos lograron éxitos académicos muy importantes para sus vidas (ver post “Familia Montón?”). Conocí un grupo de maravillosas personas con las que tenemos una misma pasión, la Impro, y hemos formado una excelente amistad fuera de las paredes de donde llevamos los talleres. Aparecieron personas muy interesantes, con las que comparto ideales, y de las cuales uno puede aprender mucho con tan solo tener un rato de tertulia. Viajé en varias oportunidades para conocer mejor mi hermoso país, Perú. Me animé a crear mi primer blog, un espacio para compartir ideas, lo cual me llena de alegría. Y así puedo seguir enumerando muchas más razones por las cuales agradecer por este gran año.

Antes era común que el 31 de diciembre se quemara un muñeco de trapo de tamaño real, el cual llenábamos con ropa vieja, juegos pirotécnicos y calendarios. Las familias sacaban los muñecos afuera de sus casas desde las 9pm aproximadamente, y cuando llegaba el conteo de medianoche prendían el muñeco, así lograban “quemar” todo lo malo del año que se iba para poder recibir sin ataduras el siguiente. Hoy en día, esa costumbre popular está prohibida, al menos en la capital (además del impacto ambiental que representaba). Sin embargo, los invito a que simbólicamente tomemos aquellos malos momentos, tristezas, rencores, penas, pérdidas y todo lo negativo que nos tocó vivir este 2011 y lo dejemos en ese “muñeco”, dejando atrás todo eso atrás, y comencemos renovados este 2012.

Estemos donde estemos ese día, en la playa, en una disco, en el Cuzco, en casa con la familia, en un Crucero o en una Isla Paradisíaca, celebremos a lo grande lo que hemos alcanzado en el 2011, y mientras entusiasmados hacemos el conteo regresivo final, recibamos este 2012 con un corazón renovado, con la voluntad de ser cada vez mejores personas y la pasión por lograr lo que nos propongamos.