“Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.”

El libro de los abrazos, Eduardo Galeano (Uruguay)

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El día más bello. Hoy
La cosa más fácil. Equivocarse
El error mayor. Abandonarse
La raíz de todos los males. El egoísmo
La distracción más bella. El trabajo
La peor derrota. El desaliento
Los mejores profesores. Los niños
La primera necesidad. Comunicarse
Lo que hace más feliz. Ser útil a los demás
El misterio más grande. La muerte
El peor defecto. El malhumor
La persona más peligrosa. La mentirosa
El regalo más bello. El perdón
Lo más imprescindible. El hogar
La ruta más rápida. El camino correcto
La sensación más grata. La paz interior
El resguardo más eficaz. La sonrisa
El mejor remedio. El optimismo
La mayor satisfacción. El deber cumplido
La fuerza más potente. La fe
Las personas más necesarias. Los Padres
La cosa más bella. El Amor .
(Autora: Madre Teresa de Calcuta)

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El 15 de noviembre del 2011 subí mi primer post del blog: “La importancia de los detalles pequeños”. Es increíble cómo el tiempo ha pasado raudamente y estoy feliz porque este medio ha sido útil para compartir con ustedes lo que pienso y/o vivo. Les escribo desde la gratitud a todos aquellos que se dieron el tiempo para darle una mirada o compartirlo, estoy seguro de que alguito les ha quedado y eso para mí es la mayor recompensa al escribir. Les pido que sigan sintonizados con este espacio y agradeceré que compartan sus inquietudes e ideas y así enriquecernos mutuamente. Le doy la bienvenida a este nuevo año para el blog con nuevas esperanzas y con una nueva mirada del mundo. Hoy más que nunca sigo creyendo que la vida se trata de los pequeños detalles, de que tenemos que ser agradecidos por todo lo que nos da la vida y de que en nuestras manos está crear los momentos que nos harán felices.
Les mando un fuerte abrazo!!!
Guillermo

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Y es que un abrazo te puede decir tantas cosas, te puede hablar al oído, te puede llenar el corazón, te puede curar…..Cuando recibes un abrazo sincero y desde el cariño, vibras con lo que la otra persona te quiere transmitir, sientes lo que el otro siente, entonces no hacen faltan las palabras, entonces el tiempo se detiene, la sangre se calienta y te vuelves uno con esa persona.

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Caminaba de prisa para embarcar al vuelo cuando me percaté de dos niños, de aproximadamente 4 años, que venían corriendo, cuando de repente ambos resbalaron y cayeron al suelo. Entonces, se miraron uno al otro y con rostro de sorpresa y complicidad, rieron a carcajadas. Y así como cayeron, cada uno se volvió a parar y siguieron corriendo. Me detuve y reflexioné: y si nosotros “al caernos” en la vida, somos como estos niños, aceptamos la caída, la contemplamos e impulsados por la alegría de “haber caído” (aprendido) volvemos a levantarnos y seguimos corriendo? Creo que la alegría inocente de los niños proviene de saberse vulnerables y entienden que “caerse” es parte de ese ser niños. La forma como “miremos” esos eventos, que entran en la categoría “caída”, determinará qué tan rápido volvamos a la acción: o “volvemos a levantarnos y seguimos corriendo” o simplemente nos quedamos en el suelo sufriendo. Tú eliges!
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Cuando pensamos en un personaje de las tinieblas pensamos en un ser oscuro y hasta malévolo, que podría hacernos daño si tuviera la oportunidad. Puede ser que para ti los personas que alguna vez formaron parte de tu pasado entren en esta categoría y encajen perfectamente con esa descripción o puede suceder todo lo contrario, que hayan sido personajes del mundo de la luz. Y es que nuestro pasado es parte de nuestra historia, forma parte del relato de nuestra identidad y no puede dejarnos indiferentes. Es por ello que hay que agradecerle a la vida por las lecciones que nos deja, porque siempre será la experiencia la mejor escuela. Volviendo al tema de las tinieblas, en algunos casos este podría ser un duro calificativo y es justo reconocer la luz en las personas que pasaron por nuestras vidas, porque algún valioso tesoro nos dejaron. Por otro lado, hay que saber reconocer lo bueno y la valiosa oferta que fuimos nosotros y comprender que las cosas suceden por alguna razón y que si bien ahora no las entendemos, son para nuestro bien, ya que la vida te tiene deparado algo muchísimo mejor. Es cuestión de “abrir los ojos” y no dejar que se te pase la oportunidad por estar atado a un pasado que ya es parte de la historia. Y es importante saber que en la vidas se abren nuevas puertas cuando otras se cierran y será mediante nuestra libertad que decidiremos atravesarla o no antes que la oportunidad pase. Cierro este relato agradeciendo a las personas que pasaron por mi historia  pues dejaron en mi grandes lecciones de vida: son personas maravillosas. Sigue leyendo →

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