Por Alberto Castro Villa

El 2009, salió a la luz el libro “La guerra de nuestra memoria, crónica ilustrada de la Guerra del Pacífico (1879-1884) “, publicada por Renzo Babilonia Fernández Baca. Hijo de Coronel EP y nieto del Gral. De Brig EP Marco Fernández Baca, ilustre militar de los años 60 y 70,  esta obra nos mostraba mediante casi 120 imágenes fotográficas, el desarrollo de una guerra, hasta ese momento para muchos, interpretada solo a través de lecturas y libros de historia. Sin duda que el éxito de la publicación, además del profesionalismo y conjunción de  conocimientos del autor sobre la fotografía  e historia militar, se debió a la realidad de aquella cita que dice: “una imagen dice más que mil palabras”.  Babilonia nos mostró en fotografías de la época, todo aquello que teníamos en el imaginario que nos traían los libros sobre la Guerra del Pacífico. Un logro sin parangón hasta ese momento y que repetiría en una segunda obra titulada “Recuerdos de una guerra”  un año y medio después, el 2010. 

Hace un par de meses, se estrenó en diversas salas de cines, la película “Glorias del Pacífico”, luego de varios años de ardua y paciente labor, según contó el propio director y autor de esta obra, Juan Carlos Oganes, hijo de un General del EP. Para su realización, empeñó todo lo que poseía, y permaneció inalterable pese al poco o nulo apoyo que para el cumplimiento de su sueño, recibía. Al final, luego de caídas y paradas, pero con mucho amor propio, su opera prima vio la luz, y la duración en cartelera por casi dos meses, habla del éxito que fue esta. Y es que Oganes, nos ha escenificado lo inescenificable. Ha podido mostrarnos el verdadero sentido de la heroicidad, sin búsqueda de mitificaciones y leyendas, por el contrario, mostrándonos a los reales seres humanos que entregaron su vida de manera voluntaria en Arica para rescatar imperecederamente el honor nacional.

Decía en 1971 el Gral de Div EP Felipe de la Barra, que “la Historia Militar de una contienda guerrera no debe concretarse a la simple exposición y crítica en los campos estratégicos, táctico o logístico, sino conectar su reconstrucción con los factores de orden civil, entre los cuales tenemos el factor económico, geográfico y social”.

Era de necesidad entender para los historiadores militares,  que para la comprensión integral de los hechos bélicos, no se podía limitar al estudio del planeamiento de Estado Mayor, las cuestiones técnicas militares o el desarrollo estratégico o táctico de la Guerra, sino que había que profundizar más en otras aristas, como el perfil del líder militar, la mentalidad de los soldados o la población y su reacción y afectación ante los hechos. Tal como señala el Gral de La Barra, un abordaje mas social y económico de todo lo que circunda al campo de batalla.

Algunos años antes, ello lo había demostrado magistralmente un periodista estadounidense, llamado Cornelius Ryan, autor de celebres obras, dos de ellas, “The Longest Day” y “A bridge too far”, llevadas a la pantalla grande de manera exitosa. Aquello daría paso a la renovación de la historiografía militar en donde el vinculo sociedad-guerra sería llevada a doctrina (tanto en contenido como metodológicamente) por historiadores británicos más recientes como Geoffrey Best, John Keegan, Paul Moeyes, Richard Overy o Antony Beevor, rompiéndose con la estructura clásica de las historias de la guerra tradicionales-convencionales, o meramente institucionales, que en muchos casos se limitaron a  aportaciones de la cuantificación de unidades, y de contingentes humanos y armamentísticos.

Sin duda, el aporte primero de Babilonia y luego de Oganes, es de muchísima valía para nuestra comunidad. Y un gran aporte e impulso para todos los que nos consideramos entendidos del tema. En estos días, cuando todo gran logro, es motivo de críticas y animadversiones, incluso llegando a ridículos agravios personales, muestra de una tendencia ya hasta clásica del peruano común que intenta bajarse al peruano exitoso. Pese a ello, sus méritos y encumbramientos son innegables e incuestionables. Han hecho lo que muchos, por muchas décadas,  no pudieron o no quisieron hacer. No se puede dejar de ver que ambos, con un denominador común de tener un lazo inherente al ejército, han abierto nuevas puertas al estudio histórico de nuestro pasado militar. Una puerta que quizá, nunca se debió cerrar

Alberto Castro Villa

My EP-Historiador