Inteligencia y contraterrorismo: sinónimos claves en la victoria

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Por Alberto Castro Villa

El terrorismo no es un fenómeno nuevo. Es una amenaza existencial. La violencia de quienes lo realizaron  adquirió niveles importantes durante el último cuarto de siglo XIX y en el periodo de entreguerras. Ya en los últimos 20 años adquirió ribetes insospechados e inesperados. En todas sus etapas el terrorismo, nacional e internacional constituyó un síntoma más que una causa. En nuestro país, todos conocemos el trágico desenlace que trajeron veinticinco años de flagelo terrorista, por parte de organizaciones sanguinarias como Sendero Luminoso y el MRTA. Pero si hablamos de mediatización mundial, es después del 11 de Septiembre del 2001, con el atentado del World Trade Center por parte de la organización terrorista Al-Qaeda, que comenzamos a escuchar, conocer, investigar y estudiar el llamado Terrorismo Globalizado. Y es que ciertamente Al-Qaeda, como dijo el internacionalista argentino Horacio Calderón, se volvió una “franquicia del terror”, de la cual sacan provecho muchas Organizaciones Terroristas, algunas de ellas, sin comprobado vinculo con la Organización del saudí Osama Bin Laden.

La transnacionalización terrorista organizada es una realidad y un fenómeno que no tocó a nuestras puertas pero sí entró a nuestras casas. Un ejemplo es el caso del secuestro de Cecilia Cubas en Paraguay, hija de un ex – presidente de ese país, que como parte de un macabro trabajo conjunto recibió de las FARC una colaboración plenamente confirmada. Es más, en el juicio que ahora se celebra en el Paraguay, las evidencias demuestran que no solo se trata del tema de Cecilia Cubas, sino que va mucho más allá y que las relaciones de la delincuencia de ese país con las FARC son aún más complejas.

Frente a ello no hay otro camino que tomarse el tiempo de especializarse para generar los mecanismos de aprendizaje que nos ayuden a desarticular estas organizaciones. Es a partir de ahí, que en muchas naciones del mundo, se da un lugar predominante a los Servicios de Inteligencia en la Lucha Contraterrorista. El primer objetivo de estos es descubrir a los terroristas, impedirles que actúen, y seguirlos después de que cometan un atentado.

Veamos un caso práctico. Los servicios de seguridad de Europa trabajan en estrecha asociación en el Grupo Antiterrorista, y se ha restablecido el Equipo Operativo Antiterrorista de Europol. Funciona un grupo de alto nivel, especializado en seguridad de fronteras y de transporte, y los vínculos entre los jefes policiales de los países miembros se están reforzando. Pero el compartir información de manera generalizada no siempre es necesario o apropiado. Los países miembros también necesitan obtener información reservada, derivada de un estudio continuado de antecedentes, no para orientar la política sino para desestabilizar y desmantelar redes y evitar atentados. Esta información es en algunos aspectos más delicada, y los servicios sólo la comparten en caso de que “sea necesario conocerla”, y no con el fin de fomentar la cooperación.

La inteligencia juega un papel fundamental en la capacidad de desarticular organizaciones pero esa lucha implica unos retos inmensos y unos aprendizajes que quisiera mencionar. Perú enfrenta una delincuencia organizada como es SL junto al narcotráfico. El Salvador, un país con 20 mil kilómetros cuadrados tenía en el momento más álgido del conflicto, alrededor de 600 helicópteros. Perú tiene más de un millón de kilómetros cuadrados, y nuestras FFAA tienen unidades con jurisdicción en áreas de más de 40 mil kilómetros cuadrados, y algunas no tienen ni un solo helicóptero.

Nuestros cuerpos de inteligencia y combate enfrentan organizaciones criminales eficaces y la única manera de suplir las necesidades de movilidad es a través de inteligencia. Esta es la única herramienta que nos va a permitir compensar la insuficiencia en medios de transporte y ser mucho más efectivos en los resultados.

Hemos mejorado todo nuestro sistema de inteligencia pero hemos tenido problemas. Primero, tenemos medios y recursos insuficientes. Todavía estamos lejos de tener lo que se necesitamos para hacer una verdadera inteligencia estratégica y operacional. Segundo, tenemos problemas de estabilidad en la gente dedicada a esta labor. Hay problemas institucionales en una entidad tan importante como es la DINI (ex – SIN) dedicada a la inteligencia, que ha tenido en su historia muchas presiones políticas. Antes la gente especializada en temas de inteligencia terminaba desempeñando funciones que no les correspondían. Muchos de los que están especializados, que demandaron del gobierno tiempo y recursos en su entrenamiento acababan dedicados a tareas distintas de su especialización.

Tenemos también un problema de valoración de la inteligencia, y es que a veces la subestimamos, la desaprovechamos porque la convertimos en algo operacional demasiado rápido. Lo que pudo ser inteligencia estratégica podría lograr resultados más adelante. Tenemos que fomentar aún más la especialización, cosa que recién se está realizando, pues en inteligencia los “todistas” no sirven de nada. De igual manera debemos fomentar el uso de tecnología de punta y en eso nos hace falta un largo camino.

Un aspecto sumamente sensible es el de los civiles en la inteligencia, sobre todo cuando de inteligencia militar se trata. Existe un poco el sentimiento de veto y resulta que la gente especializada que puede prestar un gran servicio muchas veces viene de afuera. Hay que ver cómo integrar esos civiles en una cultura difícil de romper sobre todo en los ejércitos de nuestro continente en donde existe una aversión a permitir que una persona ajena entre y nos aporte en terrenos que no conocemos.

Hay infinidad de avances y creo que vale la pena resaltarlos. Estamos especializando la gente, eso es un trabajo de años que no da resultados inmediatos pero los pasos que se dieron en un principio van en la dirección correcta. Hemos logrado hacer inteligencia en zonas remotas, hasta en el último rincón del VRAE, y antes no podíamos. La inteligencia debe cubrir todo el panorama de acción, es una necesidad prioritaria. Muchos de los trabajos que hacemos no se ven, y gracias a Dios es así porque cuando se ven es porque fallamos. La inteligencia es sinónimo de prevención también, nunca debemos olvidar eso. Esto se aplica incluso en países como Gran Bretaña, donde las dos políticas prioritarias de su Inteligencia son Prevención y Persecución.

El gran reto ahora es pensar cómo se puede construir un lazo mucho más efectivo de inteligencia con la ciudadanía, cómo nos ganamos su corazón para la inteligencia; este es un tema grande en la doctrina de la inteligencia que tiene que convertirse en realidad. Los logros internacionales en la lucha contraterrorista, como la Operación Jaque en Colombia y la reciente Operación Gerónimo en Pakistán, donde jugó un papel gravitante y fundamental la Inteligencia, son muestras que se deben realzar a la población, para crear en ella conciencia de que la Inteligencia es sinónimo de victoria contra el Terrorismo. Porque Finalmente no hay que olvidar que la astucia siempre puede más que la fuerza y la inteligencia siempre hace parte de ese enlace.

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