¿Hacia una Armada obsoleta?

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Por Víctor Torres Laca

Todo producto manufacturado tiene una vida útil, un periodo de tiempo durante el cual pueden ser usados con un nivel razonable de fallas y costos de mantenimiento. Pasado este periodo estos crecen rápidamente al punto que se hace más económico reemplazar el producto en cuestión a mantenerlo en servicio. Los buques de guerra no son la excepción a esta regla y esto se ha convertido en un serio problema para la Marina de Guerra del Perú pues en la actualidad se enfrenta al fin de la vida útil de buena parte de su flota de combate. El presente artículo busca explicar esta problemática y las perspectivas a futuro.

La composición actual de la escuadra  es, en gran medida, producto de decisiones tomadas durante el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada (1968-1980). El crucero Almirante Grau fue adquirido de segunda mano en los Países Bajos en 1973, las cuatro fragatas de la clase Carvajal fueron construidas en virtud a un acuerdo firmado con Italia ese mismo año, las seis corbetas de la clase Velarde se mandaron a construir en Francia en 1976 y los seis submarinos Tipo 209 en la República Federal Alemana en 1970, 1976 y 1977. Las únicas adiciones importantes desde entonces han sido cuatro fragatas de la clase Lupo compradas de segunda mano en Italia entre el 2004 y el 2005.

Tal desproporción entre las adquisiciones de los años setenta y las de las décadas sucesivas es tanto más notable si se incluyen las unidades adquiridas en aquel entonces que ya han sido retiradas del servicio activo. Entre estas se encuentran 2 destructores clase Daring comprados en el Reino Unido (1973), el crucero Aguirre (1976), 1 destructor clase Holland (1978) y 7 destructores clase Friesland (1980-1982) de Holanda, así como 2 submarinos clase Guppy (1974) de los Estados Unidos. Todos estos eran buques de segunda mano, con elevados costos de operación y mantenimiento por lo que la mayoría fueron pasados al retiro tras el colapso del presupuesto de defensa de finales de los ochenta. Para cuando se retiró el BAP Ferré, el último de los destructores de la clase Daring, en el 2007 solo quedaban en servicio 17 de las 30 unidades adquiridas en la década de 1970 que sumadas a las 4 Lupo de segunda mano daban un total de 21.

Aunque esta reducción parecería no ser demasiado dramática es necesario incluir en el cálculo la vida útil remanente de las unidades en servicio. Tal como se puede colegir por las fechas arriba citadas, el promedio de antigüedad de la flota gira en torno a las tres décadas, incluso se cuenta con un buque a punto de cumplir sesenta años, el crucero Almirante Grau. A medida que los buques envejecen se hace más costoso mantenerlos en servicio pues se incrementan los periodos de mantenimiento y se hace más difícil conseguir los repuestos necesarios. A ello se agrega la progresiva obsolescencia de sus sistemas de armas y electrónica la cual reduce el valor disuasivo de estas embarcaciones.

Se puede posponer la búsqueda de reemplazos si es que se invierte en un programa de un recorrido integral del casco y el sistema de propulsión para garantizar su funcionamiento. Pero en el competitivo mundo de las marinas de guerra esto no es suficiente pues además se debe modernizar o reemplazar los sistemas de armas y electrónica obsoletos. En el caso del crucero Almirante Grau se trabajaron estos dos frentes en astilleros holandeses entre 1985 y 1988 lo cual ha permitido mantenerlo en servicio hasta el presente. En cambio, no se han realizado proyectos de similar envergadura para el resto de la flota sino solo reparaciones parciales. Como resultado, en la actualidad, los buques de la flota requieren trabajos importantes tanto en términos de recorrido como de modernización. Reparaciones profundas son particularmente necesarias en el caso de las fragatas de la clase Carvajal y de los submarinos, no tanto así en el caso de las fragatas de la clase Lupo por cuanto recibieron tales reparaciones mientras servían en la Marina italiana a mediados de los noventa. En cambio, en lo que se refiere a sistemas de armas y electrónica toda la flota requiere de una buena inversión si es que se quiere mantenerla competitiva con los principales países de la región.

Los problemas se pueden reducir entonces a una cuestión monetaria: ¿Resulta costo efectivo modernizar buques con treinta o más años a cuestas? Si la respuesta es afirmativa faltaría todavía asegurar los fondos necesarios para costearla, si la respuesta es negativa no es seguro que se disponga del presupuesto necesario para reemplazarlos por unidades nuevas. Para fines comparativos se puede analizar el caso de la Armada venezolana que modernizó dos de sus fragatas Lupo en los Estados Unidos entre 1998 y 2002 a un costo de $315 millones. En el caso peruano parece que no existen los fondos necesarios para emprendimientos similares por lo cual la Marina ha optado por adquirir componentes como radares o sistemas de contramedidas para integrarlos por cuenta propia en dos de las fragatas Lupo. Al no disponerse de fondos para un recorrido integral y modernización de las Carvajal parece que en el futuro próximo estas serán retiradas en el futuro próximo o dedicadas a misiones de segunda línea. El Grau seguiría el mismo camino pues dada su edad ya no resultaría racional desde el punto de vista económico actualizarlo una vez más.

En el caso de los submarinos, las dos unidades más antiguas, que datan de 1973 y 1974 parecen ya haber pasado el punto en que resultaría costo efectivo modernizarlos. La Marina debería entonces decidir sobre los trabajos a realizarse en las cuatro unidades restantes. Sin embargo, dado el lento avance con las fragatas parece que estos trabajos aún demorarán algunos años. Como consecuencia, no sería descabellado asumir que para el 2020, la flota peruana se haya reducido de nuevo en un tercio, ahora a 14 unidades: 4 fragatas Lupo, 6 corbetas Velarde y 4 submarinos Tipo 209. Es probable que esta reducción no se detenga ahí dado el alto costo de adquirir unidades navales nuevas en comparación con los presupuestos de defensa peruanos y a la limitada oferta de naves usadas en el mercado internacional tras las grandes reducciones en los inventarios de las marinas occidentales durante las décadas de 1990 y 2000.

Una lección importante a partir de estos dilemas es la gran importancia de la planificación a largo plazo. Es claro que los veinte años en que no se adquirieron buques algunos (1984-2004) agravaron los problemas de reemplazo de las unidades de la escuadra. Sin embargo, estos problemas son también consecuencia natural del masivo programa de reequipamiento de la década del setenta pues este allanó el camino a la obsolescencia en bloque de la flota. Se requiere un planeamiento adecuado que evite caer en estos dos extremos.

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4 pensamientos en “¿Hacia una Armada obsoleta?

  1. John

    El problema fundamental: el presupuesto.
    El complemento perfecto o una segunda parte para este buen artículo, sería una evolución del presupuesto de defensa en el periodo que abarca el análisis. Preliminarmente me atrevería a afirmar que el problema se inicia con el primer alanismo, se acentúa con el fujimorato y las reducciones se vuelven crónicas con Toledo y el segundo alanismo. Fue en este último periodo que NADA se hizo para invertir en el sector Defensa y ello fue algo deliberado.

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  2. Joel Rodriguez

    Cuando se analiza un sistema de armas (en este caso, los buques de guerra que componen la Escuadra peruana), se tienen separar la plataforma (el casco, propulsión, sistemas auxiliares, etc.) de los componentes instalados en el mismo, que van desde sensores (radar, sonar, etc.), armamento (misiles, artillería, etc.), electrónica (CMS, MAGE, etc), entre otros; porque para determinar si un sistema de armas es CAPAZ (y ese debe ser el fundamento de la planificación de una fuerza, las capacidades que se le quieren otorgar a la misma), se tiene que conocer las caracteristicas tanto de la plataforma como de los componentes instalados en la misma, y el factor TIEMPO afecta principalmente a los componentes mas que a la plataforma. En sintesis, se puede tener un buque cuya plataforma sea reciente pero sus componentes esten obsoletos (caso las fragatas Lupo), o se puede tener un buque cuya plataforma es antigua pero sus componentes se mantienen vigentes (caso el crucero Almirante Grau), con la diferencia que en el caso del crucero, la plataforma mas "vieja" tiene un mayor potencial de crecimiento y de vida útil remanente que las mas recientes fragatas Lupo. El simple análisis cronológico no basta para concluir, opinar o demostrar NADA. Saludos.

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  3. Víctor Torres Laca

    Hola, gracias por los comentarios. John, en efecto, sería necesario un análisis de la evolución de los presupuestos de defensa para entender mejor estos problemas. Prometo hacerlo para un futuro.

    Joel, en efecto, una plataforma antigua puede modernizarse con sensores y armas modernas para mantenerla operativa. Sin embargo, me parece que en tu apreciación de la viabilidad futura del Grau hay algunos vacíos. Este crucero cuenta con una planta de propulsión a vapor y bastante antigua dicho sea de paso. Ello implica mayores costos de operación y mantenimiento en comparación con las plantas CODOG de las Lupo. Demás está afirmar que el combustible necesario para movilizar al Grau supera largamente al requerido por las fragatas.

    Otro tanto puede decirse de las necesidades de tripulación del Grau, son más de tres veces las de una fragata Lupo. Remediar estos y otros problemas causados por la antigüedad requeriría una inversión de dinero y tiempo que escapa largamente a las posibilidades del presupuesto de defensa del Perú. Más de medio siglo en servicio créeme que afecta la viabilidad de la plataforma.

    Estos altos costos se aplican también a los "componente vigentes" que mencionas. La modernización del Grau a mediados de la década de 1980 costó una barbaridad de dinero. Y mira el resultado, electrónica moderna pero solo ocho misiles Otomat añadidos a su capacidad ofensiva, exactamente la misma cantidad que puede portar una Lupo. Me dirás que los cañones de 152mm constituyen un aporte decisivo para tareas de bombardeo de costa pero ¿tiene acaso la Marina la capacidad de emprender un desembarco en toda regla en costas enemigas? ¿Cuántas escoltas necesitaría el Grau para emprender una misión de ese tipo? ¿Quién lo protegería de aviones y submarinos si no cuenta con misiles antiaéreos ni sonar? Ni siquiera es capaz de operar helicópteros como lo podía hacer su gemelo, el Aguirre.

    En suma, me parece que mantener un crucero como componente central de la Marina escapa largamente a las posibilidades del Perú. Los costos de modernizar la plataforma y sus componentes son astronómicos por no hablar de los costos de operación y mantenimiento. Es momento de sincerar y diseñar una fuerza naval acorde a nuestra realidad.

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  4. Miguel de Althaus

    Ya no estamos en 1879, Ahora la Armada necesita de una buena aviación naval,para que sea más diffil atacarla por el aire. Y u buesistema de cohetes,

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