sentido trascendente

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La búsqueda constante del sentido trascendente de la vida.

La espiritualidad y la libertad: La logoterapia destaca la dimensión espiritual del ser humano, que se ilumina desde adentro y se manifiesta a través de la libertad y la responsabilidad personal. Esta perspectiva enfatiza la capacidad del individuo para trascender las limitaciones impuestas por sus dimensiones psicofísicas o su entorno y elegir su propio camino en la vida.

Autenticidad y crecimiento personal: La logoterapia enfatiza la importancia de la autenticidad y el crecimiento personal. Al reconocer la libertad fundamental del individuo, se invita a las personas a enfrentar sus propias elecciones y asumir la responsabilidad de su propia existencia, buscando constantemente el desarrollo personal y la realización de su potencial humano.

La existencia

Para la Logoterapia, la existencia es irrefleja, e irreflexionable; es decir, es espiritual, se ilumina desde dentro. Es una compresión que solo está en la persona.

Esta existencia espiritual se manifiesta más como actos espirituales que en algo que ya viene dado, como lo psicofísico; lo espiritual se verifica en una dimensión específicamente humana en el hombre, sin por ello dejar de tener sus capas psicofísicas que trae en su cuerpo y en su sangre, como legado de origen.

La dimensión espiritual tiene una naturaleza más amorosa y emocional que intelectual. En otras palabras, la conexión con el significado y el propósito de la vida se experimenta a un nivel emocional más profundo, del inconsciente espiritual, abarcando también la búsqueda de significado y conexión con dimensiones más profundas de la existencia que no son procesos puramente racionales. No es la ratio, es intuición, fuerza del corazón y obstinación del espíritu para enfrentar las dificultades puramente psíquicas. Es muchas veces cuando fallan nuestros recursos puramente intelectuales que vemos surgir la fuerza del espíritu. Y esta nos da gran capacidad de enfrentar las dificultades y superarlas. La existencia sólo se conoce con el espíritu. Esas nomenclaturas y códigos secretos que están en mi y

“a veces vienen a mi como surgimientos originarios, como esclarecimiento de la existencia, de mi existencia concreta, donde hay presencia, proximidad, claridad y vida.”

El ser se ilumina desde adentro, con mi propio espíritu.

El centro de la persona es libre y espiritual, no condicionado ni determinado por los automatismos corporales o psicológicos, ya que puede elegir manejarse desde lo espiritual apelando a su núcleo espiritual, que es su verdadero ser personal con sus manifestaciones de libertad y responsabilidad.

En este contexto, Frankl sugiere que la búsqueda de significado está relacionada con la capacidad del individuo para amar, tanto a los demás como a sí mismo. La conexión emocional con los demás y la identificación de un propósito significativo son aspectos clave de la dimensión espiritual, según su perspectiva.

En la medida que elige ser libre, consciente y responsable, se aleja de su naturaleza de origen compartida con lo animal y heredado de sus capas fácticas somáticas-corporales y psicofísicas, (el cuerpo que tiene y sus instintos que lo impulsan y los deseos psíquicos conectados al ello). Puede optar por salir de esta fuerza del ello instintivo que desde el inconsciente lo impulsa, y de esta forma sobreponerse a su destino como criatura de la naturaleza, y obstinarse en buscar su libertad.

Soy lo que elijo ser persona existencial libre, más allá de los determinismos que he heredado, mi destino al que estoy fatalmente condicionado y determinado sino me obstino en apelar a mis recursos espirituales para ir más allá de mí mismo.

Esta persona existencial libre no es solo el núcleo más humano, lo que soy, sino el centro donde se producen los actos espirituales, de forma que mi persona crecerá en su dimensión espiritual en la medida que experimente, cree y vivencie los actos libres de una vida significativa y trascendente.

Tengo un cuerpo y soy una existencia espiritual. Este centro es la persona en su núcleo más profundo, y es el agente de los actos espirituales, es lo humano libre en el hombre.

Conclusión: Lo mejor de esto es que soy libre de decidir lo que soy, puedo elegirme a mí mismo y actuar auténticamente, no me deben determinar los condicionamientos sociales del que dirán y ni siquiera mis propios miedos ni mi pasado, ni la culpa, ni los errores cometidos, soy yo como mi propia creación un ser nuevo cada vez que libremente elijo ser, sentir, amar y creer. Esto es traído al mundo, actualizado en mí de forma única y propia, pero compartido con la humanidad en cuanto que es una apología de la vida, una armonía sutil que energiza y crea fuerza para amar la vida.

REFERENCIAS

El hombre en busca del sentido último. Viktor Frankl, Ed. Herder, p.39 ss.

Filosofia de La Existencia.K Jaspers

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