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El Santo Padre Papa Francisco en la ordenación del Cardenal Víctor Manuel Fernández.su nuevo Prefecto Dicasterio para la Doctrina de la Fe
Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe “Dignitas infinita sobre la dignidad humana”, 08.04.2024
Esta declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe titulada “Dignitas infinita sobre la dignidad humana”, emitida el 8 de abril de 2024, es un documento que ha sido elaborado durante un período de cinco años. Su objetivo es destacar la importancia del concepto de dignidad humana dentro de la antropología cristiana, así como ilustrar sus implicaciones en los ámbitos social, político y económico, considerando los últimos desarrollos académicos y las comprensiones contemporáneas ambivalentes.
El proceso de redacción de esta declaración ha pasado por diversas etapas de consulta y revisión, involucrando a expertos y miembros del Dicasterio. Se menciona específicamente la influencia de la encíclica del Papa Francisco, “Fratelli tutti”, en la formulación del documento, así como la instrucción explícita del Santo Padre de prestar atención a las graves violaciones de la dignidad humana en la actualidad.
El texto destaca la idea de la “dignitas infinita” de todos los seres humanos, más allá de cualquier circunstancia, como un principio fundamental en el pensamiento cristiano. Se abordan diversas problemáticas contemporáneas que representan violaciones a esta dignidad, como la pobreza, la migración, la violencia contra las mujeres, la trata de personas y la guerra.
La declaración se presenta como un llamado a la defensa de la dignidad humana en todos los aspectos de la vida, independientemente de cualquier condición física, psicológica, social o moral. Se enfatiza que esta defensa es esencial para construir sociedades justas, pacíficas y auténticamente humanas.
Finalmente, se reconoce que la lista de temas tratados en la declaración no es exhaustiva, pero se considera que son aspectos importantes que contribuyen a una comprensión más completa de la dignidad humana desde la perspectiva cristiana.
El Cardenal Víctor Manuel Fernández, Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, firma la declaración como responsable de su emisión.
Documento completo
https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2024/04/08/080424c.html
Leer Resumen.
Principio de la Declaración
El texto detalla cómo la Iglesia católica entiende y promueve la dignidad humana desde una perspectiva cristiana. Aquí se destaca que la Iglesia proclama la igual dignidad de todos los seres humanos, basada en tres convicciones fundamentales:
- Imagen de Dios indeleble: La dignidad humana proviene del amor de Dios, quien ha creado al ser humano a su imagen y semejanza. Esta dignidad no se limita al alma, sino que también abarca al cuerpo, reflejando así la imagen de Dios en su totalidad.
- Cristo eleva la dignidad del hombre: La plenitud de la dignidad humana se revela en la Encarnación de Cristo, quien asumió completamente la naturaleza humana. Jesucristo confirmó la dignidad inestimable de todo ser humano, especialmente de los más débiles y marginados.
- Vocación a la plenitud de la dignidad: La dignidad humana se relaciona con el destino último del ser humano, que es la comunión con Dios. Todos los seres humanos están llamados a crecer en esta dignidad, participando de la vida eterna.
El texto también aborda el papel de la libertad humana en expresar y manifestar la dignidad, así como la importancia de respetar incondicionalmente la dignidad de cada persona, independientemente de sus capacidades o circunstancias.
Además, se destaca la relación entre la dignidad humana y los derechos humanos, subrayando que la dignidad es intrínseca a la persona y no depende de su capacidad de razonar o de ejercer la libertad. La Iglesia sostiene que esta dignidad es inherente a todos los seres humanos desde el momento de la concepción hasta la muerte natural, lo que garantiza un fundamento inviolable para los derechos humanos.
En resumen, este fragmento enfatiza el compromiso de la Iglesia en proclamar, promover y ser garante de la dignidad humana, basada en su comprensión teológica y antropológica enraizada en la fe cristiana.
aborda varios aspectos relacionados con la libertad humana y su relación con la dignidad. Aquí se destacan algunos puntos clave:
- Abuso del concepto de dignidad para justificar nuevos derechos: Se señala que a veces se abusa del concepto de dignidad humana para justificar la creación de nuevos derechos que pueden estar en conflicto con el derecho fundamental a la vida. Se advierte contra una concepción individualista de la dignidad, que identifica la dignidad con la capacidad de satisfacer deseos subjetivos, ignorando las exigencias objetivas de la naturaleza humana.
- Estructura relacional de la persona humana: Se subraya que la dignidad humana se relaciona con la capacidad inherente de la persona para asumir obligaciones hacia los demás. Se argumenta en contra de una concepción individualista y autorreferencial de la libertad, que prescinde de las normas objetivas del bien y de la relación con los demás seres vivos.
- La liberación del ser humano de condicionamientos morales y sociales: Se reconoce que la libertad humana necesita ser liberada de diversos condicionamientos, tanto morales como sociales. Se enfatiza que la libertad real y histórica siempre requiere ser “liberada” y que la historia muestra un progreso en la comprensión de la dignidad y la libertad de las personas, aunque este proceso está lejos de estar completo.
En resumen, el texto aborda la importancia de una comprensión adecuada de la libertad humana, que reconoce tanto sus límites objetivos como su capacidad inherente para asumir responsabilidades hacia los demás. También señala la necesidad de liberar a la libertad humana de los diversos condicionamientos morales, sociales y culturales que pueden limitar su pleno desarrollo.
El fragmento proporcionado destaca varias violaciones graves de la dignidad humana en el mundo contemporáneo y resalta la importancia de abordarlas con responsabilidad y compromiso activo. Aquí se resumen algunos puntos clave:
- Violaciones contra la vida: Se mencionan diversas formas de atentados contra la vida humana, como el homicidio, el genocidio, el aborto, la eutanasia y el suicidio deliberado, todas las cuales constituyen una grave violación de la dignidad humana.
- Violaciones contra la integridad personal: Se señalan acciones que violan la integridad de la persona humana, como las mutilaciones, las torturas físicas o morales, y los intentos sistemáticos de dominar la mente de otros.
- Violaciones que ofenden la dignidad humana: Se mencionan condiciones de vida infrahumanas, detenciones arbitrarias, deportaciones, esclavitud, prostitución, trata de personas, condiciones laborales degradantes y la práctica de la pena de muerte. También se hace hincapié en el rechazo de la pena de muerte como una violación de la dignidad humana, así como en la importancia de reconocer la dignidad de las personas encarceladas y evitar la práctica de la tortura.
- El drama de la pobreza: Se destaca la pobreza extrema como una de las principales violaciones de la dignidad humana, relacionada con la desigual distribución de la riqueza a nivel mundial. Se enfatiza que la pobreza no se limita a los llamados “países pobres”, sino que también existe en los “países ricos”, donde coexisten la riqueza desmedida y la miseria deshumanizadora.
En resumen, el texto llama la atención sobre diversas formas de violaciones de la dignidad humana y subraya la necesidad de abordarlas con seriedad y compromiso, tanto a nivel individual como colectivo.
- Se destaca que la riqueza mundial ha aumentado, pero con una distribución desigual que ha llevado al surgimiento de nuevas formas de pobreza. Se señala que la obsesión por reducir los costos laborales ha llevado al aumento del desempleo, lo que a su vez expande las fronteras de la pobreza. Se subraya que la falta de oportunidades para el desarrollo está en conflicto con la dignidad de las personas, independientemente de su lugar de nacimiento o situación económica.
- La guerra: Se describe la guerra como otra tragedia que niega la dignidad humana, tanto en el presente como en el pasado. Se señala que las guerras, los ataques y las persecuciones por motivos raciales o religiosos están en aumento en diversas regiones del mundo. Se destaca que la guerra conlleva una estela de destrucción y dolor que afecta a las personas a corto y largo plazo. Se reafirma la posición de la Iglesia en contra de la guerra, resaltando que ninguna guerra vale las vidas perdidas ni la destrucción causada. Se enfatiza que la guerra no resolverá los problemas, sino que los aumentará. Se hace un llamado a la humanidad a rechazar la guerra como solución, reconociendo que los riesgos siempre superan cualquier utilidad atribuida a ella. Se subraya la contradicción de fundamentar la guerra en convicciones religiosas y se afirma que la guerra en nombre de la religión es una guerra contra la religión misma.
En resumen, el texto resalta la importancia de abordar estos problemas globales con urgencia y de reafirmar el valor inherente de la dignidad humana en todas las circunstancias.
El texto continúa abordando otras violaciones graves de la dignidad humana en el mundo contemporáneo:
- El trabajo de los emigrantes: Se destaca que los emigrantes son víctimas de múltiples formas de pobreza, tanto en sus países de origen como en los países a los que emigran. Se enfatiza que los emigrantes tienen la misma dignidad intrínseca que cualquier otra persona y que su acogida es una forma importante de defender la dignidad humana.
- La trata de personas: Se denuncia la trata de personas como una grave violación de la dignidad humana, destacando sus dimensiones trágicas y el sufrimiento que causa a millones de personas en todo el mundo. Se hace un llamado a luchar contra este flagelo y se insta a que las instituciones sean efectivas en esta lucha.
- Los abusos sexuales: Se reconoce que todo abuso sexual deja profundas cicatrices en la dignidad humana de las víctimas y se destaca el compromiso de la Iglesia en poner fin a cualquier tipo de abuso, incluidos los cometidos dentro de la propia institución.
- Las violencias contra las mujeres: Se denuncia la persistencia de las desigualdades y violencias contra las mujeres en todo el mundo, tanto en países desarrollados como en países en vías de desarrollo. Se destaca la necesidad de alcanzar la efectiva igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres, reconociendo su dignidad y su papel fundamental en la sociedad. Se mencionan específicamente la coacción al aborto y la práctica de la poligamia como formas de violencia contra las mujeres.
En resumen, el texto resalta la importancia de abordar estas violaciones de la dignidad humana con urgencia y de trabajar en la construcción de sociedades más justas e igualitarias para todos sus miembros.
El texto continúa abordando otras violaciones de la dignidad humana en el mundo contemporáneo:
- El aborto: La Iglesia reafirma su posición contra el aborto, basada en el valor intrínseco de la vida humana desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. Se denuncia la percepción cada vez más debilitada de la gravedad del aborto en la conciencia pública y se critica la terminología ambigua que tiende a ocultar su verdadera naturaleza. Se destaca que los niños por nacer son los más indefensos e inocentes, cuya dignidad humana está siendo negada y se promueve la eliminación de la vida a través de legislaciones que permiten el aborto.
- La maternidad subrogada: La Iglesia se opone a la práctica de la maternidad subrogada, que convierte al niño en un mero objeto y explota la situación de necesidad material de la madre. Se enfatiza que un hijo es siempre un don y nunca un objeto de un contrato, y se hace un llamado a la comunidad internacional para que prohíba esta práctica.
- La eutanasia y el suicidio asistido: Se critica el concepto erróneo de la dignidad humana que se utiliza para justificar la eutanasia y el suicidio asistido, denominándolos a veces como “muerte digna”. Se destaca que el sufrimiento no hace perder la dignidad humana y que ayudar al suicida a quitarse la vida es una ofensa contra su dignidad. Se subraya que la vida humana, incluso en condiciones de sufrimiento, sigue siendo portadora de dignidad y debe ser respetada siempre.
- El descarte de las personas con discapacidad: Se critica la tendencia actual de una cultura del descarte, que marginaliza a las personas con discapacidad. Se enfatiza que toda persona humana, independientemente de su condición de vulnerabilidad, recibe su dignidad por el hecho de ser querida y amada por Dios. Se insta a fomentar la inclusión y participación activa en la vida social y eclesial de las personas con discapacidad.
El texto aborda la postura de la Iglesia Católica frente a la teoría de género y otros aspectos relacionados con la dignidad humana en el contexto actual:
- Respeto a todas las personas: La Iglesia enfatiza la importancia de respetar la dignidad de todas las personas, independientemente de su orientación sexual, y denuncia cualquier forma de discriminación, agresión o violencia basada en esta. Se condena enérgicamente la encarcelación, tortura o privación de vida de personas debido únicamente a su orientación sexual.
La teoría de género
- La Iglesia desea, ante todo, «reiterar que toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar «todo signo de discriminación injusta», y particularmente cualquier forma de agresión y violencia».[101]Por ello, hay que denunciar como contrario a la dignidad humana que en algunos lugares se encarcele, torture e incluso prive del bien de la vida, a no pocas personas, únicamente por su orientación sexual.
- Al mismo tiempo, la Iglesia destaca los decisivos elementos críticos presentes en la teoría de género. A este respecto, el Papa Francisco recordó: «el camino hacia la paz exige el respeto de los derechos humanos, según la sencilla pero clara formulación contenida en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo 75 aniversario hemos celebrado recientemente. Se trata de principios racionalmente evidentes y comúnmente aceptados. Desgraciadamente, los intentos que se han producido en las últimas décadas de introducir nuevos derechos, no del todo compatibles respecto a los definidos originalmente y no siempre aceptables, han dado lugar a colonizaciones ideológicas, entre las que ocupa un lugar central la teoría de género, que es extremadamente peligrosa porque borra las diferencias en su pretensión de igualar a todos».[102]
- Con respecto a la teoría de género, sobre cuya consistencia científica se debate mucho en la comunidad de expertos, la Iglesia recuerda que la vida humana, en todos sus componentes, físicos y espirituales, es un don de Dios, que debe ser acogido con gratitud y puesto al servicio del bien. Querer disponer de sí mismo, como prescribe la teoría de género, sin tener en cuenta esta verdad fundamental de la vida humana como don, no significa otra cosa que ceder a la vieja tentación de que el ser humano se convierta en Dios y entre en competencia con el verdadero Dios del amor que nos revela el Evangelio.
- Un segundo aspecto sobre la teoría de género es que pretende negar la mayor diferencia posible entre los seres vivos: la diferencia sexual. Esta diferencia constitutiva no sólo es la mayor imaginable, sino también la más bella y la más poderosa: logra, en la pareja varón-mujer, la reciprocidad más admirable y es, por tanto, la fuente de ese milagro que nunca deja de asombrarnos que es la llegada de nuevos seres humanos al mundo.
- En este sentido, el respeto del propio cuerpo y de aquel de los otros es esencial ante la proliferación y reivindicación de nuevos derechos que avanza la teoría de género. Esta ideología «presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia».[103]Por tanto, resulta inaceptable que «algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones a veces comprensibles, procuren imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños. No hay que ignorar que “el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir pero no separar”».[104] Por lo tanto, debe rechazarse todo intento de ocultar la referencia a la evidente diferencia sexual entre hombres y mujeres: «no podemos separar lo que es masculino y femenino de la obra creada por Dios, que es anterior a todas nuestras decisiones y experiencias, donde hay elementos biológicos que es imposible ignorar».[105] Sólo cuando cada persona humana puede reconocer y aceptar esta diferencia en reciprocidad es capaz de descubrirse plenamente a sí misma, su dignidad y su identidad.
- Críticas a la teoría de género: La Iglesia reconoce elementos críticos en la teoría de género, señalando que intentos de introducir nuevos derechos no siempre compatibles con los derechos humanos básicos han llevado a colonizaciones ideológicas, entre las que destaca la teoría de género. Se advierte que esta teoría borra las diferencias naturales entre hombres y mujeres en su intento de igualar a todos.
- Negación de la diferencia sexual: La Iglesia rechaza la negación de la diferencia sexual propuesta por la teoría de género, destacando que esta diferencia es la más significativa y bella entre los seres vivos. Se critica la presentación de una sociedad sin diferencias de sexo, ya que esto vacía el fundamento antropológico de la familia.
- Cambio de sexo: Se subraya la importancia de respetar la dignidad del cuerpo humano y se critica la práctica del cambio de sexo, que generalmente atenta contra la dignidad única que la persona ha recibido desde su concepción. Se hace una distinción entre intervenciones médicas para corregir anomalías genitales y el cambio de sexo en el sentido que se entiende aquí.
- Violencia digital: Se señala el lado oscuro del progreso digital, donde las tecnologías digitales pueden promover la explotación, la exclusión y la violencia que atentan contra la dignidad humana. Se critica el aislamiento y la manipulación que pueden surgir en el mundo digital, así como la difusión de violencia y explotación a través de internet y las redes sociales.
- Conclusión y llamado a la acción: La Iglesia exhorta a que el respeto de la dignidad humana se sitúe en el centro del compromiso por el bien común y de todo ordenamiento jurídico. Se insta a que cada persona y comunidad promueva la dignidad humana en la vida cotidiana, mientras que los Estados deben protegerla y garantizar condiciones para su florecimiento. Se destaca la esperanza en Cristo resucitado como fuente de fortaleza para promover la dignidad de todas las personas.
REFERENCIAS
DOCUMENTO COMPLETO DECLARACION
https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2024/04/08/080424c.html
https://elpais.com/sociedad/2024-04-08/el-vaticano-dicta-que-el-cambio-de-sexo-y-la-maternidad-subrogada-atentan-contra-la-dignidad-humana.html