miércoles, 5 de mayo 2021

La Biotecnología, un gran debate regulador

Por Luis Popa Casasaya, profesor de la Maestría en Regulación de los Servicios Públicos, PUCP.

Según define las Naciones Unidas, la biotecnología es: “La biotecnología es toda aplicación tecnológica que utilice sistemas biológicos y organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de productos o procesos para usos específicos.”

Es un tema nuevo que de cierta manera nació o más bien tomó importancia en los 80’, sin olvidar que el hombre siempre ha estado experimentado o descubriendo nuevas formas de influenciar o modificar nuestro entorno. Hoy en día, como explica Francis Fukuyama, en su texto “El Fin del Hombre”, Consecuencias de la Revolución Biotecnológica (291-2002); el debate va más allá, del mundo académico, pues sobredimensiona desde lo político, social, legal y religioso.

Como docente en el área de las Ciencias Sociales, me centraré en el enfrentamiento entre libertarios y conservadores. Los libertarios van principalmente en la desregulación total en la más mínima intervención estatal en lo concerniente a las libertades tecnológicas y por ende al mercado. No se debe por tanto restringir, y mucho menos regular, el avance biotecnológico de la comunidad científica. El mercado es quien regula, y de aquí no escapa la biotecnología. Detrás de este planteo hay muchos grupos de interés, que presionan una regulación o control político.

El grupo conservador es diverso, desde la izquierda hasta la derecha. La izquierda plantea que con el avance de la selección embrionaria se puede retroceder nuevamente a la llamada “eugenesia”, que fue un movimiento-político que predicó una doctrina cualitativa de selección de la especie humana; algo que fue practicado por los nazis, al no permitir que los alemanes tuvieran descendientes con judíos, o durante un tiempo los afronorteamericanos con blancos en los Estados Unidos. En la actualidad de forma velada muchas sociedades la practican, como es el caso del racismo; por otro lado, se arguye que parejas con recursos económicos podrían, seleccionar embriones para obtener un tipo de descendiente deseado, ya por el físico, inteligencia, etc. Psicológicamente y sociológicamente, pensemos en los problemas futuros que traerían a las sociedades en el futuro biotipos de personas con características superiores a la media, escogidos en laboratorios por sus padres.

“(…) Sin embargo, la rápida expansión de estas tecnologías no coincide con el marco jurídico internacional existente, muy fragmentado e incompleto. En la Unión Europea (UE), especialmente, el uso de estas tecnologías ha planteado reservas importantes, que se reflejan en el desarrollo de un marco regulatorio particularmente restrictivo.”

 Por su lado, los ecologistas, en contra de la manipulación de los productos naturales por transgénicos. Las personas creyentes, y que practican algún tipo de religión, sobre todo los más ortodoxos, son contrarias por ejemplo a lo concerniente al tema de las cédulas madres, etc. Obviamente, uno de los temas más preocupantes y rechazado es la clonación humana, algo que realmente sería algo atentatorio contra la vida misma. Sin embargo, en este punto la fecundación in vitro, es algo que tendría que ser más que regulado, normado y legalizado con profundidad.

El debate es fuerte, no solamente en la regulación de la biotecnología; para muchos políticos y empresarios hay rechazo bajo la crítica de que existen leyes excesivamente reguladoras, argumentando que los funcionarios reguladores, lejos de buscar el bien público, priorizan el interés personal. Es así, que debemos tener presente que en el caso que nos ocupa, la biotecnología, el enfrentamiento, será más duro en el futuro mediato. El caso de la pandemia de la Covid-19, creo que es un ejemplo palpable, algo que al parecer indica que será endémico, con lo cual tendremos que vivir; por lo cual la batalla no sólo será científica, también es político-social. ¿Cuántas investigaciones y resultados tendrán los científicos?, diría que muchos. La prueba es los numerosos laboratorios que han producido vacunas. Sin embargo, ahí está el grupo anti vacunas a nivel mundial, que nos afecta a todos, por un lado y el reducido grupo de países desarrollados que tienen la posibilidad de producir vacunas, no solamente contra la Covid-19. Hasta donde conozco, Argentina, México y Cuba, en nuestra región.

No obstante, creo que sería necesario repasar los planteos de la regulación biotecnológica, y la Ley 12033 del 12 de julio del 2006, presentado bajo la administración del ex Presidente Toledo, de hace varios años. También examinar algunos señalamientos legales que ha hecho la Unión Europea. Y finalmente observar que se ha logrado a nivel global en lo biotecnológico en beneficio de la humanidad.

La Ley 12033, aprobada sin ningún debate, en donde se encarga a INDECOPI de dicha responsabilidad, a lo que denominan Biotecnología Moderna, es muy diversa y no es específica. Se centra en la bioseguridad, en los temas transgénicos y en otras áreas. Sin embargo, es un tema que es parte de nuestro futuro mediato, y tal parece que no está insertada dentro de la agenda nacional. Es por eso que debemos avanzar hacia el tema de verdad, ya que amerita una discusión sobre un control político que defina su regulación. Tenemos que analizar en cuanto podríamos vernos beneficiados en la salud pública, un tema tan deficitario en Perú y América Latina en general.

En el caso de la Unión Europea, nos llevan una ventaja inmensa, y, sin embargo, presentan problemas, como nos describe María del Mar Campins, en la Revista Aragonesa de Administración Pública N° 53 (273-305), cuando escribe: “La evolución de la biotecnología moderna en los últimos decenios ha comportado avances sorprendentes que van más allá de la ingeniería genética y se abren actualmente a nuevos desarrollos en el campo de la biología sintética. Sin embargo, la rápida expansión de estas tecnologías no coincide con el marco jurídico internacional existente, muy fragmentado e incompleto. En la Unión Europea (UE), especialmente, el uso de estas tecnologías ha planteado reservas importantes, que se reflejan en el desarrollo de un marco regulatorio particularmente restrictivo.” (El subrayado es mío).

A continuación, expongo algunos de los avances obtenidos en lo genético sobre lo cual hay que legislar y a su vez regular:

Ejemplos de proteínas obtenidas a partir de genes clonados. Tal es el caso de la ingeniería tisular, que son la piel y los cartílagos artificiales, por ejemplos, tejidos fabricados por ingeniería que han sido aprobados por la FDA; sin embargo, actualmente tienen un uso limitado en pacientes humanos. También se usa para el tratamiento de ataques al corazón de plasminógeno y derrame cerebral. Están los anticuerpos de diagnóstico y tratamiento de varias monoclonales enfermedades, entre ellas el cáncer. El Factor de crecimiento estimulador del factor de crecimiento epidérmico, la producción de anticuerpos en pacientes con alteraciones del sistema inmunitario, como el factor sanguíneo VIII en el tratamiento de la hemofilia (factor de coagulación). La hormona de corrección de deficiencias de la crecimiento pituitaria y baja estatura en humanos, otras formas se usan en vacas para incrementar la producción de leche insulina.

El Tratamiento de la diabetes mellitus (tipo 2) con interferones. Tratamiento del cáncer y otras enfermedades virales. Tratamiento del cáncer y estimulación de la producción de anticuerpos.

Como podrán leer, hay un sin número de nuevas tecnologías que ayudarán a algo tan humano y fundamental como es la salud. La pandemia que vivimos de la Covid-19 es un aldabonazo para la especie humana. Claro, la ciencia avanza aun paso tan acelerado y novísimo, que al igual que la Internet, en la biotecnología hay para lo bueno y lo malo; el control político debe ponerse al día con su avance, pues decir a la par, sería muy pretencioso. Ella, la biotecnología, se desarrollas más aceleradamente que la sociología, la psicología, la ciencia política y el derecho, entre otras disciplinas.

La respuesta sería, hay que ir de inmediato a un mejorado y efectivo control político, al igual que la energía nuclear que el hombre hace un gran esfuerzo para su control, y no sea utilizado por mentes y manos malignas, la biotecnología necesita de una efectiva regulación. Sabemos que a veces la regulación de los servicios públicos es ineficaz, y en el caso que nos ocupa, el Estado, debe tratar de tomar las riendas del control ante las necesidades para que una biotecnología positiva sea parte de la vida misma; es decir, para brindar servicios a todos sin distinción y no que caiga su utilización para los que más tienen o para crear “monstruos” y se convierta su uso, en boomerang contra la Humanidad.

Bibliografía fundamental

Introducción a la biotecnología. William Thieman y Michael Palladino. Editorial Pearson, Madrid, 2010.

El fin del hombre. Consecuencias de la Revolución Biotecnológica. Francis Fukuyama. Ediciones B. Barcelona, 2002.

Sobre el Autor: Luis F. Popa Casasaya

Doctorando en Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Magíster en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), México. Profesor de la maestría en Derecho Internacional en el (CAEN) y en la Escuela de Pos-Grado de Ciencias Sociales en la Universidad Mayor de San Marcos. Ha sido Consultor principal de la firma FeraConsult, Profesor visitante de la Universidad de Puerto Rico y profesor de la Escuela Profesional de Ciencia Política de la Universidad Mayor de San Marcos. Integrante del equipo de trabajo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) con investigadores de Estados Unidos, Francia, España, Chile, Brasil, Argentina, México y Uruguay.

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