viernes, 2 de diciembre 2011

Investigación Acción Participativa en Canoa - Chincha

Por Giovanna Mejía Cruz
Exalumna de la Maestría de Psicología Comunitaria

Esta es una experiencia realizada en Canoa, localidad de Chincha, como parte del curso de Investigación Acción Participativa (IAP), en el que nos toca poner en “práctica” lo revisado en las clases. Hice grupo con Gonzalo Rivera y una de las cosas que discutimos al inicio fue nuestras experiencias previas y el manejo que podíamos tener de este enfoque; ninguno de los dos “sabía” de antemano cómo podría llevarse a cabo, más allá de lo leído y estudiado en las aulas. Tal realidad nos generó cierta incertidumbre sobre lo que podía pasar, pues esperábamos “saber” de antemano que hacer y sobre todo tener un saber que brindar. Acompañar esta experiencia generaba un reto. Era poner en práctica algo que si bien teníamos claro teóricamente, no poseía la estructura ni la rigidez que otros aprendizajes previos podrían haber tenido. Por ejemplo en la práctica clínica hemos aprendido que existe un encuadre, confidencialidad, abstinencia, etc. En este caso, lo que teníamos claro era la idea que sólo contábamos con presupuesto para visitar la zona en 5 oportunidades, proponer trabajar IAP a la comunidad, y facilitar su proceso. Ello implicaba conversar, dialogar, establecer un vínculo de trabajo, determinar las necesidades de la población con la población; y facilitar un plan de trabajo con la población.

Iniciamos el trabajo con una sesión “cero” que permitió que conociéramos a las señoras lideresas de la comunidad; nos acompañó Miryam Rivera, quien había realizado ya un trabajo previo en conjunto con la Cruz Roja Americana en Canoa: “Murales para ver y soñar”, proyecto que tuvo como objetivo promover la salud mental y favorecer la movilización comunitaria en la reconstrucción post terremoto. Con esa primera visita se iniciaba entonces una posibilidad de continuar trabajando con el apoyo de una institución, esta vez la PUCP, a través de nuestro trabajo para acompañar sus iniciativas, precisando que sólo contábamos con un presupuesto puntual para visitas y sesiones de trabajo compartido con la comunidad (Fondo Concursable de la Dirección Académica de Responsabilidad Social PUCP 2010). La respuesta en esta visita fue contar con la disposición a un trabajo en conjunto más no una idea clara de qué es lo que desearía trabajar. Mencionaron la idea de trabajo con adolescentes, sin señalar nada específico sobre ellos. Se acordó una siguiente reunión y fue hasta luego de un mes que los volvimos a ver. El proceso tuvo ciertos hitos que resumiré brevemente:

1era sesión: “la charla fantasma y los psicólogos del saber”

Nos recibieron con la fantasía de éramos los “psicólogos” que vendrían darían una charla sobre algo en especial, en esta idea de que éramos nosotros los que teníamos el saber y ellos los que debían aprender y recibir. Ante la negativa de colocar nosotros un tema, además de plantearles todo un sistema distinto en donde no había una jerarquía de poder en donde nosotros éramos protagonistas solitarios del proceso, la demanda inicial se trasladó de algo abstracto: charlas, a “algo” concreto (eg. Día de la madre, regalo para las mujeres o siquiera para los niños). Luego de conversar con ellos sobre esto y concertar el trabajo en conjunto, la gran mayoría estaban efectivamente muy dispuestos a trabajar… se logró este primer día mucho más de lo que podríamos haber esperado, empezando por un buen número de participantes, alrededor de 15, y buena disposición a escuchar, dialogar y hacer la dinámica planteada. Ellos pensaron, reflexionaron y concluyeron que había aún mucho por hacer por su comunidad… la sesión fue larga y movilizante… los participantes mencionaron principalmente su deseo por reconstruir sus casas y por reconstruirse ellos mismos como colectivo. Se habló de la desunión de la comunidad y de la presencia de miembros en cada familia que impedían la resolución de las empresas que emprendían para mejorar su calidad de vida.

2da sesión: “la charla fantasma de parte de los psicólogos del saber: parte II” – quiebre

Este día una de las señoras nos recibió con la misma disposición que la visita cero, ella no había estado presente en la anterior reunión y como luego nos enteramos, no había sido comunicada de lo sucedido. La emoción de la anterior sesión había hecho que ellos mismos prometieran una convocatoria masiva donde se pudiera recoger el deseo de “todos” para empezar este proceso de investigación-acción. Sin embargo, nosotros nos topamos con un tercio de los asistentes, la idea – fantasía aún vigente de una charla, esta vez para adolescentes y un desgano para recordar lo que se había trabajado. Fue realmente para Gonzalo y para mí, una sesión cargada, que requirió que ambos tratemos de responder rápidamente, modificando nuestras ideas iniciales de trabajo para ese día y tramitando el fastidio que sentíamos por la confusión. Gonzalo y yo atendimos a la demanda de trabajar con los adolescentes. Nos dividimos, uno asumió el conversar con los adolescentes y el otro conversar con la Sra. Rosa sobre lo que habíamos quedado y este cambio. Así surgió la posibilidad de trabajar con adolescentes como proceso anexo… también como IAP, es decir enfatizando la participación y construcción de conocimiento conjunto, claro que mucho más corta. Con los adultos se trabajó el tema de la mutua sorpresa y quizás fastidio, entre pobladores y facilitadores. Se habló, y fue un poco denso. Este fue el quiebre que ayudó a visibilizar varias cosas. En principio dificultades de comunicación entre las mismas lideresas y por otro lado entre los facilitadores y la comunidad. Más tarde, también me dí cuenta de la necesidad de una comunicación constante entre nosotros y de nosotros con la comunidad. Además de que la población tiene sus propios tiempos y que estos tiempos como en otros procesos, tienen sus avances y retrocesos y son procesos que debemos acompañar y comprender y por sobre todo respetar. Este evento no representaba entonces algo negativo, sino un hito en el proceso IAP.

La 3era sesión: Reconociendo la historia de la “ayuda”

En esta sesión Gonzalo se tomó un tiempo para conversar con el único hombre del grupo a solas, mientras yo trabajaba con el resto de mujeres en conjunto. Siendo esta comunidad una comunidad donde las mujeres son las que llevan el mando, era importante esta división desde nosotros, era un dato sobre las relaciones de poder intracomunidad de la cual nos habíamos venido percatando. Se les planteó recordar todas aquellas instituciones que habían visitado Canoa desde antes del terremoto. Esta vez el trabajo lo realicé yo, a pedido del grupo… se facilitó el recuerdo de cada institución con cada una de las cosas que pudo haber “aportado” a Canoa. Mientras que facilitaba iba escribiendo lo mencionado. Todos nos pudimos dar cuenta que tanto antes como luego del terremoto, institución que llegaba institución que les “traía o regalaba algo” como es bastante frecuente en nuestro contexto. Y se hizo obvio que concretamente nosotros no llevábamos nada, uno de los lideres fue quien señaló que éramos nosotros quienes traíamos “formas de trabajar, organizar, ayudar” distintas y que ellos no las aprovechaban. Fue curioso ver que esta vez fueron ellos los que nos regalaron algo y dieron algo: paltas y caramelos. La relación de confianza se fue trabajando en esta sesión.

La 4ta sesión: entonces, quiénes somos y con quienes contamos?

La última vez que fuimos trabajamos únicamente con las lideresas y con un líder varón, quienes se convirtieron en nuestros interlocutores. Para esta sesión habíamos aceptado ya que no contaríamos con un número cuantioso de miembros de la comunidad, eran ellos quienes conformaban nuestro grupo y así sería. Nos habíamos percatado ya de la necesidad de contar con un grupo que podrá llevar adelante la experiencia. En esta sesión hicimos un recuentro de todos los integrantes de Canoa, quienes pertenecían, quienes no y quienes participaban en las decisiones perteneciendo o no a la comunidad (relaciones de poder). Preguntas sobre nosotros también se realizaron en esta sesión más íntima, datos sobre nuestras familias y apellidos se compartieron a la par que la información sobre los integrantes de la comunidad. Esto nos dio la sensación de ser parte del grupo formado. Ver una relación de confianza establecida, un grupo conformado con quienes se podría continuar la IAP, los líderes comunitarios que poseían las ganas de trabajar para un bienestar comunal.

La 5ta sesión: encuentro generacional

En esta sesión los asistentes fueron los mismos que en la anterior. Lo que se hizo fue presentar el trabajo del grupo de adolescentes a los abuelos de Canoa. Esta sesión fue muy rica porque visibilizó las ausencias de los padres y madres de la comunidad y el deseo de los hijos de tenerlos más cerca. Visibilizó además que la desunión era además intergeneracional, los abuelos reflexionaron al respecto. Finalmente, la despedida en ambos grupos fue bastante difícil y sentida tanto para ellos como para mí y Gonzalo.

Cierre

Como cierre puedo afirmar que, aprendimos que para poder trabajar este tipo de intervención se requiere de tiempo, tiempo real y tiempo simbólico para poder establecer la confianza necesaria ante facilitadores y comunidad y fortalecer las relaciones dentro del grupo de trabajo así como la sinceridad. Aprendimos de la comunidad también, que la vida en comunidad no necesariamente forma un sentido de comunidad y que la cohesión se trabaja constantemente. Para mi experiencia personal, el estar totalmente involucrada en todo lo concerniente a la intervención, ha sido completamente novedoso. Así, formar parte activa de las dinámicas, ser parte de y estar pendiente constantemente de la posición en la cual una se coloca al facilitar el “proceso para” en vez de facilitar replicando las dinámicas de poder comunes, cuestionarlas y proponer un estilo distinto en donde todos somos un conjunto con similar participación, donde nosotros no somos los “psicólogos del saber” sino solo facilitadores; ha significado un reto. Ha significado cuestionarme constantemente sobre detalles que podrían estar mandando señales contrarias a las del discurso, tener presente a la comunidad siempre pensando en que podría ser lo mejor para la comunidad por lo planteado por ellos (más no por mí); plantear dinámicas para trabajar con y no para, plantear más de una en caso ellos estén pensando en que sería otra cosa mejor. En suma, requirió estar dispuestos a ser flexibles, escuchar, aprender y cambiar de tema del día en caso sea así determinado por la comunidad… es decir en general, estar presente de manera íntegra como Giovanna, persona facilitadora mujer que también tiene sus temores, sus experiencias e inexperiencias, que proviene de un contexto social distinto e intenta ayudarlos en este proceso, y reconocerme como tal en él, estableciendo y reafirmando que todo se hace con ellos y no para ellos y que igual todos estamos aprendiendo… es bastante difícil… es todo nuevo y difícil de digerir desde nosotros, desde ellos y todos en conjunto; pero rescato que ha sido una experiencia valiosa para mi propio aprendizaje… Como ganancia final para la población, si esto contribuyó o no a la transformación social, no podría afirmarlo ni negarlo. Creo que este trabajo debe continuar, ya no en nuestras manos, pero sí en manos de ellas mismas, el grupo Canoa formado. Creo que lo que se ha iniciado no deja de ser importante pues representa una manera distinta de trabajar, que revalora la participación de ellos mismos. Aún siendo la etapa confusa y desconcertada; es vital para poder luego tomar protagonismo en su proceso de cambio. Pues si bien el grupo está conformado por las líderes de Canoa (mujeres con capacidades desarrolladas antes de que nosotros llegáramos), aún ellas mismas estaban a la expectativa de lo que señalen “los psicólogos”, ahora existe de manera abstracta, la idea de una manera distinta de trabajar.

¿Cómo se tiene que trabajar IAP entonces? No puedo responderles esa pregunta que seguramente se están haciendo. Yo misma me he hecho esta pregunta varias veces en este proceso, y con Gonzalo, nos hemos preguntado juntos, cómo hacer y si realmente lo que estamos haciendo está ayudando y es IAP… no existe una receta, no existen técnicas o herramientas determinadas o una secuencia lógica estructurada rígida que seguir, sin dejar de ser riguroso, lo rico de este enfoque es que todo se termina construyendo en base a lo requerido por la comunidad con ellos. Ahí está lo participativo, lo activo del enfoque, sino, no tendría sentido.

A un año y medio de la experiencia

Mantengo mi perspectiva de la experiencia y añado lo siguiente:
Estamos en una maestría de psicología comunitaria y ello, entre otras cosas, implica que los contextos históricos cuentan en gran medida para el trabajo con los actores implicado en las comunidades. Esto engloba los contextos de la comunidad: reconstrucción post-desastre; como el contexto de “construcción” de nosotros mismos como facilitadores. Ello debe recodarnos que nuestra mirada, no proviene del “poder del saber”… proviene desde nosotros como sujetos con una historia y temas previos, conformando un aprendizaje en conjunto. La incertidumbre puede ser grande, por ello recomiendo compartir perspectivas y experiencias previas entre facilitadores antes de enfrentarse a la comunidad, así como durante de manera abierta y continua.

Puntuación: 3 / Votos: 2

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