EL ARTICULO ES UN COMENTARIO AL LIBRO DE MI AMIGO TEODORO HAMPE MARTINEZ SOBRE EL ESTUDIO BIBLIOGRAFICO E HISTORICO  DE BEDOYA REYES: UN POLITICO CON EL QUE SE PUEDE DISCREPAR POR SUS IDEALES PERO QUE COMPARANDO CON LA CLASE POLÍTICA DE HOY, EXISTE UNA DISTANCIA SIDERAL. OJALA QUE LAS DERECHAS Y LAS IZQUIERDAS PUEDAN TENER LIDERES DE POLENDAS. ES UNA URGENCIA.

 

COMENTARIOS SOBRE EL LIBRO “LUIS BEDOYA REYES. GRADUALIDAD EN EL CAMBIOS. TEXTOS ESENCIALES.

 

                                                                 Autor: Augusto Medina Otazu[1]

 

Tengo entre mis manos el libro en homenaje a Luis Bedoya Reyes, editado por el Congreso de la Republica. En esta aventura editorial le correspondió a Teodoro Hampe Martínez recopilar los textos y el estudio bibliográfico de Bedoya Reyes, tarea central del libro para logran pincelar al estudiante, actor político y al ser humano y la vinculación en el binomio política – ética.

Siempre es un deleite leer la vida y obra de un hombre, que nos muestra sus recorridos, esperanzas, limitaciones, triunfos, etc. Con este reto, el Congreso de la Republica nuevamente trata de construir, reconstruir y afirmar  la evolución que ha tenido nuestro estado de derecho: Liberal, social y democrático. 

 

La política es el espacio más interesante para lograr entender un país y ello se logra valorando todos los espacios y a pesar de no compartir las posiciones ideológicas de Bedoya Reyes debo decir que guardo un enorme respeto sobre su trayectoria. Creo que en política los adversarios (sean de izquierda, centro o derecha) deben de ser de los más prominentes para que esa grandeza pueda ir en beneficio de la colectividad; y leyendo el libro y releyéndolo encuentro que el reto resulta más urgente para todos los actuales actores políticos. La política siempre será el mejor escenario para debatir los mayores temas de un país no para ver el corto plazo sino para lograr una consolidación de la ciudadanía.

 

Pasare hacer algunos comentarios críticos a pedido de Teodoro Hampe Martínez y lo hago con el mejor entusiasmo; sin que estas palabras quite o agregue al libro lo ya logrado.

 

·        El libro Luis Bedoya Reyes Gradualidad en el Cambio, está bien diseñado y hace un recorrido histórico de todos los acontecimientos en donde participó Bedoya Reyes y muchos de los acontecimientos narrados han refrescado mi memoria porque esas actividades políticas de la Asamblea Constituyente de 1979 (uno de los capítulos más extensos del libro)  era un escenario más recurrible de los jóvenes de aquella época. Me impresiono en la página 295 la carta que Bedoya Reyes dirige a Luis Jaime Cisneros: “Creo que somos árboles difíciles de corroer y, por eso, cuando nos toque, moriremos de pie”. Algunos construyen su vida para lo inmediato pero otros siembran hasta para el mas allá.

 

·        El libro se nota elegante y de un empaste bien hecho, a lo largo de sus 760 páginas bien presentables. Al final del texto se ha incluido fotos del homenajeado Bedoya Reyes desde su niñez hasta sus actuales momentos: Muestran al adolescente Bedoya y al Bedoya recibiendo la Orden del Sol de manos del Presidente Ollanta Humala. Pese a la amplitud aun parece que es una historia inacabada, porque la historia continuará.

 

Sin embargo existe una foto en la página 17  que encabeza la obra, donde se observa a un  Bedoya Reyes sonriente y con un enorme tucán que lleva posado en el dedo índice; denotando  su carácter jovial que es el elemento característico al repasar su historia. 

 

·        Creo que hubiera sido más elegante si cada texto o remembranza, a partir de la Sección II, se mantenía independiente del siguiente texto porque tal como ha sido diseñada parece un tanto atropellada.

 

·        En la pagina 580 existe un testimonio sobre Felpe Osterling Parodi donde no aparece quién escribe dicho texto y en el llamada (* asterisco) tampoco encontramos referencia alguna, ni en el Índice. Podemos entender que se refiere a las palabras de Bedoya Reyes pero creo que era mejor aclararlo, más aun cuando en otros textos están más explícitos. Igual ausencia de información ocurre en el texto sobre Raúl Porras Barrenechea (pag. 609),  Belaunde Terri (pag. 632). Y en la “entrevista” que inicialmente presumíamos hacía Bedoya Reyes a Fernando Silva Santisteban, luego nos enteramos que dicha entrevista fue insertada para ubicar a Bedoya Reyes  en ese escenario histórico que describe el historiador y antropólogo.

 

·        El Estudio Bibliográfico que dedica Teodoro Hampe (pag. 21 al 74) nos muestras al político, abogado, al  funcionario público y al ser humano y su vinculación con su familia. Leer este resumen nos permite avizorar todo lo que vendrá a lo largo el texto,  los triunfos y vicisitudes de Bedoya Reyes;   seguramente ha merecido muchos tijeretazos, para lograr esa magnífica síntesis.

 

Me causó mucha risa que Bedoya Reyes en el interior de su familia también sea hilarante y punzante en su relación con su esposa: “Yo me siento joven aún, el único problema es que estoy casado con una bisabuela” (pag. 67). 

 

·        Siendo un hombre que defendía la libertad como emblema me agrada su posición de responder “al toro por las astas” en una entrevista que le hacen en el 2006 (pag. 687) refiriéndose a su partido el PPC que siempre la endilgaban de derecha o empresarial: “La gente acomodada sentía que éramos una especie de póliza de seguros gratuita”. Claro que seguramente se refiere a tantos empresarios mercantilistas que solo medran con las decisiones del estado y que no pueden estar a favor de una libertad económica y política a la vez.

 

·        Debo compartir las expresiones de Bedoya Reyes en una entrevista (pag. 544) donde él dice: “Para mí lo que define una posición política en nuestros países es la voluntad de cambio, la insatisfacción y rebeldía frente a una estructura social, en cuanto ella repose en privilegio e injustica, muchas veces formalmente legalizados.” Creo que estas expresiones ahora las suscribirían todos los políticos incluido los de la izquierda que  eran sus naturales contrincantes.

 

Resulta más sorprendente en la página 119, cuando señala en un discurso partidario: “Creemos los demócratas cristianos que una de las fundamentales reformas de estructura que el país reclama es la de evitar que quienes detentan el poder económico tengan el control directo o remoto, del poder político.  (…) Es inadmisible que de mucho tiempo atrás algún sector financiero se haya convertido en el poder tras el trono; y cuando el poder les es negado, destronan.” Análisis pertinente que en la actualidad parece mucho más vigente.

 

·        Me parece que a Bedoya Reyes es necesario situarlo en su tiempo para conocer su espacio y quiénes eran sus aliados y sus contrincantes; y este libro nos permite ese repaso histórico. El libro nos sumerge en conocer la bisagra que ha logrado Bedoya con  hechos históricos que tal vez no se entienda mirando sólo el presente momentáneo. Cuando vemos a Bedoya conviviendo en el escenario científico, académico y político con Jorge Basadre, Luis E. Valcárcel,  Bastamente y Rivero, Max Uhle, Víctor Andrés Belaunde,  nos involucra en un escenario mayor de los grandes políticos. 

Bedoya Reyes hace una distinción entre su experiencia política y su militancia partidaria (pag. 538). Él señala que tuvo experiencias políticas anteriores a su militancia en el Partido de la Democracia Cristiana y resulta interesante mencionar que estas experiencias políticas están referidas a la relación con Jorge Basadre de formar el Partido Social Republicano (pag. 522) que no funcionó e igualmente con José Luis Bastamente en la formación del Partido Popular Democrático que tampoco  prospero (ver pag. 155 y siguientes, además la pagina 519).

En este espacio de pesos pesados de la política resulta sincero la anécdota contada por el propio Bedoya Reyes con el Arqueólogo Julio C. Tello cuando éste eminente investigador le propuso una beca para seguir estudios de Antropología en EEUU, pero Bedoya Reyes con cierta sorpresa,  rechazó esta propuesta porque mas podía su amor por el derecho y Julio C. Tello contesto: “Sin vocación profunda no se tiene fuerzas para una tarea como ésta”. (pag. 93)

En las paginas 103 al 112 se han incorporado 3 cartas de José Luis Bastamente y Rivero a Bedoya Reyes. Si bien es interesante la cordialidad con que se dirige a Bedoya Reyes y la confianza de tocar temas de importancia nacional, sin embargo creo que resultaba incompleto que no se haya incorporado por lo menos una de las cartas dirigida por Bedoya Reyes a Bustamante y Rivero, más aun cuando todas ellas son correspondencias en respuesta a la dirigida por Bedoya Reyes.

 

·        En el debate entre Bedoya y Cornejo Chávez que siempre es muy delicioso en picotazos y arañones[2] y en dogmatica jurídica constitucional, se aprecia un debate parlamentario durante la Constituyente de 1979 en relación al D. Ley 22339 sobre las modificaciones del Código de Justicia Militar (pag. 424) donde se nota claridades pero algunos claroscuros:

 

Sostiene Bedoya Reyes en relación a los actos del Gobierno Militar de Juan Velasco y Morales Bermúdez: “(…) no solo cabe reclamar la inconstitucionalidad de una ley aplicada al caso concreto, sino que también puede ejercerse por vía de acción judicial.”

 

A reglón seguido dice el Propio Bedoya: “(….) he dicho que solo dentro del proceso judicial y en razón de un interés privado o interés directo lesionado por la aplicación de la ley, cabe precisamente, por vía de acción o por vía de excepción, ante el Poder Judicial peticionar la no aplicabilidad de la norma por contrario imperio de la norma constitucional violada.”

 

Sin embargo más adelante dice pag. 427: “(…) Nosotros hemos sostenido no solamente que ninguna ley puede ser derogada sino por otra ley; además, hemos sostenido que el Poder Judicial, y nadie más en el Perú, tiene la capacidad de declarar la inconstitucionalidad de una ley enervando su acción, esterilizando la ley ante el caso concreto. Nadie en el Perú puede declarar la inconstitucionalidad de una ley; es el propio Congreso el que pude derogar la ley: no declararla inconstitucional sino derogarla la ley. La ley se deroga por otra ley, y el Poder Judicial no declara la inconstitucionalidad de la ley, sino declara su inaplicación al caso concreto que se plantea ante él, la inaplicabilidad (….)” (resaltado nuestro)

 

Seguidamente Cornejo Chávez pg. 427, expresa: “(….) quiere, decir entonces,  que solamente cuando está de por medio un caso concreto es que se puede conseguir que se declare que una ley e inaplicable en virtud de ser inconstitucional, pero que no existe la posibilidad de accionar para que una ley se declare inaplicable por ser inconstitucional en términos generales. Estamos de acuerdo con ello.”

 

Bedoya replica en la página 428: “No solo de acuerdo señor; es lo que he sostenido.”

 

Pero en ese extenso debate parlamentario es cierto que Bedoya Reyes decía lo que Cornejo Chávez resumió magistralmente, pero creo que la explicación de Bedoya Reyes resultaba un poco confusa básicamente cuando se refería a la inconstitucionalidad de la Ley declarada por el Poder Judicial y su inaplicación a casos concretos.

 

·        En este espacio quiero hacer una “denuncia” por no haber encontrado rastros de aquella gran polémica televisada entre Bedoya Reyes y Cornejo Chávez (1977), ambos de las canteras de la Democracia Cristiana y que fue un duelo que paralizó el país. Creo que esa ausencia es imperdonable. Alfredo Barrenechea que hizo de moderador incluso reseña ese hecho: “Fue uno de los grandes debates que se han producido en el país, y uno de los momentos estelares de la televisión política. Eran dos polemistas de corte muy distinto, uno de lógica cortante y otro más político, que se conocía de memoria, y que llegaban finalmente a un debate que habían hecho indirectamente durante casi treinta años. Los tuve a metro y medio a cada uno. No sé hasta ahora quién ganó. Si sé que tomará muchos años volver a reunir a dos contendores semejantes.”

·        Quiero además señalar que hubo muchas habladurías sobre el rompimiento de muchos líderes de la Democracia Cristiana que luego terminarían formando el PPC. Sin embargo la explicación sobre este episodio no se pudo encontrar en el libro, por lo menos en amplitud. Bedoya Reyes expresa sobre ese rompimiento: “Estoy a la cabeza de quienes firman el documento de separación y del “Ideario” del PPC. Ahí tienes el documento, la carta con la que nos separamos y los firmantes de la carta”. Sin embargo en el libro no encontramos el referido Ideario que nos podría ilustrar ese episodio que traspaso los escenarios meramente partidarios para convertirse en un asunto de interés general. El aspecto más resaltante lo encontramos en la pag. 536 cuando Bedoya explica las razones más solidas al respecto: “Era evidente que había un movimiento del socialcristianismo hacía el socialismo, que radicalizaba las posiciones socialcristianas (…) Las tendencias academicistas del pensamiento doctrinario socialcristiano en América Latina iban mucho más hacía las radicalizaciones (…) Fue una pugna de tesis y no una pugna de personas.”

·        Siempre pensamos cómo hubiera transcurrido el gobierno de los que no lograron ganar las elecciones presidenciales; así por ejemplo: el posible gobierno de Bedoya Reyes, así como de Vargas Llosa o de Pérez De Cuellar para hablar solo de los últimos 25 años. Siempre es una incógnita y con ella nos quedaremos.

·        Bedoya Reyes fue un líder en su partido y en ello tenemos que diferenciarlo de los caudillos, por cuanto al líder lo siguen por sus ideas y él convence con su autoridad; el caudillo no logra seguidores sino autómatas o sobones. El líder no se aferra a su conducción porque sabe que es necesario fomentar el recambio y para ello no teme los liderazgos que se generan a su alrededor sino más bien lo fomenta, para lograr una solidez en la agrupación.

·        Es cierto que en la década del 70 y 80 del siglo XX  había una interés manifiesto de la ciudadanía por debatir los problemas políticos; y los partidos se convirtieron en escenarios donde se procedía a esos debates y a esos análisis, entonces existía el interés ciudadano y existía el partido político que permitía ese desarrollo, tanto en el ala derecha como en el ala izquierda[3]. Por ello tuvimos una Asamblea Constituyente que bien podría haberse convertido en una Universidad de Altos Estudios Políticos.

Luis Alberto Sánchez resume este espacio de la Constituyente cuando hace el Prologo al Libro de Bedoya en la Constituyente de Ricardo Amiel y Cesar Madrid (pag. 377): “En realidad fue en la Asamblea Constituyente en donde como en un gran concilio nos mostramos permeables quienes habían estado impermeables hasta entonces. Y estoy seguro de que la contribución de Bedoya, que apreció grandemente Haya de la Torre, fue uno de los factores más señalados.

·        También se hizo referencia a un tema muy actual y que siempre ha sido de gran conflicto como son los derechos fundamentales y las funciones de  control en sistemas positivistas y especialmente de gobiernos de facto. En una intervención en plena Asamblea Constituyente donde se venía decidiendo cual es el objetivo de la Constituyentes Bedoya recurrió a un hecho histórico europeo (pag. 391 y 392):

“(…) cabria preguntarse si a un gobierno de facto, que por su origen y naturaleza constituye una ruptura del orden jurídico vigente, cabe o no exigirle el cumplimiento de disposiciones que amparan los derechos a la libertad y dignidad de la persona humana. En 1967 y en el curso de 1968 se ventilo ante la Comisión Europea de Derechos Humanos la demanda interpuesta por Suecia, Dinamarca, los Países Bajos y Noruega contra la Republica de Grecia poco después del golpe de sus coroneles; y esa demanda denunciaba la violación y exigía el respeto, vigencia y pleno cumplimiento de las normas que garantizan y ampara la libertad y dignidad del hombre en Grecia, convulsionada y bajo el gobierno de una dictadura.  (…) la parte dogmatica de su Constitución, aquella que garantiza los derechos fundamentales de las personas de esa colectividad nacional, esa parte dogmatica  mantiene vigencia también frente a las dictaduras cualquiera que ella sean, porque los derechos fundamentales de  la persona humana no deben ser vulnerados. Y en la resolución final que puso término a la controversia de cuatro países europeos contra Grecia, quedo claramente establecido que la vigencia de los derechos que se refieren a la persona es exigible también a las colectividades políticas convulsionadas con gobiernos de facto que se hayan instalado en el ejercicio de poder.  (…) tiene sustento en el derecho internacional público con ejecutoria que ha consagrado el principio de que los gobiernos de facto, y las dictaduras, pueden también ser requeridos y emplazados por violación de los derechos fundamentales de la persona.”

·        En las páginas 398 y 399 también tenemos una rica definición sobre la democracia y su práctica, realizada en otra intervención en la Asamblea  Constituyente:

“En razón de nuestras respectivas concepciones ideo políticas es explicable que no coincidamos todas las colectividades políticas en el contenido y forma de las soluciones que el Perú reclama ante sus problemas. Pero eso está dentro de la hipótesis lógica de todo pluralismo político; y nosotros hemos venido a batallar legalmente por el imperio de un sistema en que tenga vigencia el pluralismo ideológico, el económico, el político, el religioso. Sin pluralismo no hay opción; y sin opción a elegir no hay democracia. Si existiera coincidencia, no habría necesidad de colectividades políticas diferenciadas. Queremos un pluralismo político realmente vigente en el que cada colectividad partidaria pueda reclamar ante el país el derecho a gobernarlo conforme a su propia concepción y donde se respete el derecho de cada uno reclamando para él el beneficio de la honestidad de su idea, en cuya virtud piensa que su planteamiento es el autentico, el más conveniente, el necesario en el camino de las soluciones nacionales. “

·        Bedoya Reyes nos  proporciona un diagnostico sobre la era republicana y los retos de los partidos políticos y el espacio en el que se desarrollan.  En la página 308, se incorpora un discurso en el CADE de 1984 y nos dice: “Nadie desconoce que los partidos políticos han sido ocupantes precarios del poder a lo largo de nuestra historia republicana. El mayor tiempo y el mayor número de veces han ocupado el poder los gobiernos de facto a cargo de la Fuerza Armada. El desafío que enfrentamos los partidos es evidenciar que hoy expresamos al pluralismo democrático que hoy concurrimos realmente a la formación y manifestación de la voluntad popular, que hoy si somos instrumento fundamental para la participación política de la ciudadanía”.

·        En la pagina 308 y 309 Bedoya Reyes nos expresa que “El error présbita de no confrontar la esperanza ofertada con la realidad existente y, por lo tanto, el error de no advertir, como decía Hegel, que lo que es falso en la práctica no puede ser verdad en la teoría.” Es el gran problema de los políticos que han gobernado últimamente, que plantean un programa político en campaña electoral, solo para congraciarse con las mayorías,  pero en cuando llegan al gobierno desarrollan el plan del contrincante.

Los movimientos sociales que en ese momento protagonizaban los mayores escenarios reivindicativos, se convirtieron en la representación política de ese entonces y de esa manera el conflicto social se trasladaba a los interio

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